Formación secundaria con opción laboral: revisión de experiencias nacionales e internacionales
El avance y la masificación de las nuevas tecnologías están modificando el mercado laboral. Vuelven obsoletos muchos oficios y profesiones tradicionales y exigen nuevas habilidades y capacidades. En esta transición, el sistema educativo es clave para garantizar que los futuros trabajadores puedan adaptarse lo mejor y más rápido posible a estos cambios, y tengan una inserción más fácil en el futuro.
En esta transición, la escuela tiene un rol preponderante y es el de vincular a los adolescentes con experiencias formales de trabajo. Esto no significa subordinar la escuela secundaria a las demandas del mercado laboral, sino por el contrario, el desafío es interpretar que los caminos educativos y formativos de los jóvenes son cada vez más diversos y que nos encontramos frente a un mercado de trabajo en constante mutación y dinamismo.
Por ejemplo, el concepto de “puesto de trabajo” está siendo desplazado por uno más abarcativo, “la ocupación”, que no pide una especialización en una función productiva específica, sino poseer un conjunto de conocimientos básicos de un área determinada y la capacidad de aplicarlos y adaptarlos a diferentes empleos y contextos laborales.
La educación y formación técnico profesional abarca aquellas experiencias educativas que trascienden la formación puramente generalista o académica, e incluye tanto el aprendizaje diseñado para el desarrollo de una ocupación particular, como la preparación para ingresar al mundo laboral en general.
En este proyecto analizamos, por un lado, las experiencias en el mundo, sus éxitos y sus limitaciones; y los programas implementados en Argentina en todas sus modalidades y destacando el rol activo que tienen los actores relevantes en el vínculo educación-trabajo: sector público, sector empresarial, sindicatos y organizaciones de la sociedad civil.
Se elaboró una taxonomía de un conjunto de experiencias internacionales de educación y formación técnico profesional en el nivel secundario, a partir de los casos de seis países: Alemania, Brasil, Chile, Colombia, Corea del Sur y España, y se analizaron las alianzas estratégicas entre la academia y las instituciones de desarrollo profesional, privadas y públicas, y las diferencias y similitudes entre ellas.
Una de las conclusiones es que la opción de la vinculación de educación y formación técnico profesional que predomina en el mundo es la de la orientación de formación técnico profesional exclusiva, en vez del formato adicional u optativo al sistema educativo general. Además, muy rara vez esta formación excede los cuatro años y suele iniciarse en los últimos años del secundario.
Asimismo, existe un consenso sobre que los sistemas educativos actuales deben poder preparar al estudiante para responder a las necesidades de la sociedad y la economía. Sin embargo, la educación debe garantizar también que el individuo sea capaz de aprender, desarrollar su talento y descubrir su potencial. Por eso, el diseño o la modificación de cualquier currícula que busque acercar la escuela a la producción debe poder considerar esas cuestiones básicas e incorporar una visión más amplia del concepto de adecuación para el trabajo, en la que se contemple la calidad de vida de los estudiantes.
En Argentina, en tanto, mientras a nivel nacional la oferta es limitada, en la Ciudad de Buenos Aires, funcionan varios tipos de programas.
Existen prácticas educativo-laborales y proyectos productivos que buscan tanto disminuir las tasas de abandono como generar la oportunidad de tener un primer contacto con el mundo laboral; escuelas de reingreso que ofrecen como opción formaciones profesionales con clases de apoyo y espacios de tutorías; programas optativos de programación, programas téorico-prácticos que incluyen tanto actividades en aulas como en lugares de trabajo, y redes de escuelas por orientaciones que reúnen a estudiantes de diferentes instituciones con profesionales del sector productivo correspondiente, entre otras propuestas.
Otro elemento central a la hora de pensar la vinculación entre la educación secundaria y el mercado laboral es la llamada Formación Profesional y en este punto los sindicatos son uno de los que tienen un rol clave en los centros conveniados, en los que el Estado no es el único financiador.
Ante la creciente demanda de este tipo de formación, aportan fondos para salarios docentes, de administración, maestranza, seguridad y otros no cubiertos por el sistema educativo o no contemplados en la estructura de la jurisdicción. Pero lo que es aún más importante, contribuyen con su experiencia y trayectoria en la comprensión del mundo del trabajo y su valoración sobre esta modalidad educativa. Por eso, existe varios programas articulados directamente con sindicatos.
También hay experiencias de formación articuladas con empresas que se enfocan en cuatro marcos: cursos y carreras de formación profesional, pasantías y prácticas profesionalizantes, generación y promoción de micro emprendimientos, y otras prácticas de Responsabilidad Social Empresaria (RSE), como voluntariados corporativos para dar apoyo a jóvenes.
Los especialistas consultados concluyeron que no parece haber evidencia certera de que una opción sea mejor que la otra. Sin embargo, la mayoría destacó que las prácticas fuera de la escuela deben tener un estipendio que estimule. Además, recomiendan que las escuelas tengan cierta libertad para proponer sus proyectos según el perfil de sus alumnos y, si las experiencias formativas se incluyen en la currícula, se adecúen a la orientación de la escuela donde asiste el alumno. No obstante, se sugiere hacerlo con flexibilidad.
En paralelo, los empresarios sugieren que, independientemente de la actividad que los estudiantes realicen, no debería ser menor a dos días por semana ni a tres horas por jornada.
Los programas que predominan hoy en Argentina son los cursos de Formación Profesional que promueven prácticas educativas en ámbitos laborales. Un dato importante para pensar una restructuración del nivel secundario es que las experiencias cambian de provincia en provincia y esto dificulta construir generalidades sobre la modalidad de los trayectos de vinculación con el mundo del trabajo, como la obligatoriedad, las horas, los espacios curriculares y las prácticas rentadas.
Es tiempo de seguir avanzando en la construcción de consensos que involucren a toda la comunidad educativa (docentes, estudiantes, familias) así como a los actores del mundo del trabajo (sindicatos y empresas) en pos de la institucionalización de políticas públicas que consoliden la vinculación entre educación y trabajo.