Mujeres en el mercado de trabajo: una deuda y una oportunidad | Alianza con CIPPEC (2018-2019)
Una iniciativa de CIPPEC, un consorcio de empresas, UPWARD, Alabadas, el Consejo Publicitario Argentino, la R.E.D. Di Tella, el PNUD, la OIT y ONU Mujeres, que busca instalar en la agenda las brechas de género en el mercado laboral y promover acciones para cerrarlas.
¿Cuáles son las brechas de género en el mercado laboral?
Las mujeres enfrentan más obstáculos que los varones para insertarse plenamente en el mercado de trabajo. En particular, existen brechas en el acceso al mundo laboral, en su trayectoria y en sus posibilidades de alcanzar puestos de decisión.
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Acceso
Si bien la tasa de actividad femenina creció marcadamente desde la década de 1970, el aumento se estancó a partir de los 2000 y hoy persiste una brecha de género en la participación laboral: un 58% de las mujeres trabaja o busca trabajo, mientras un 80% de los varones lo hace (EPH, 1t 2018).
Las mujeres tienen más probabilidades de ser excluidas del mercado de trabajo, particularmente cuando pertenecen a los quintiles de ingreso más bajos, tienen hijos de menos de 6 años, alcanzan niveles educativos menores y son más jóvenes. La contracara de esta situación es el tiempo que ellas dedican al trabajo no remunerado y al cuidado de otras personas en el hogar. Casi el doble de mujeres que de varones cuidan, y ellas dedican 2 horas más por día que ellos a esta tarea (6 contra 4) (EAHU, 2013).
Tiempo diario promedio (en horas) dedicado al cuidado de niños y personas mayores, por género. Aglomerados urbanos (3º trimestre 2013)
Fuente: INDEC, EAHU 3º trimestre 2013.
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Trayectoria
Incluso cuando logran insertarse en el mercado laboral, las mujeres enfrentan peores condiciones de trabajo. Ellas están más expuestas al desempleo (11%), la subocupación demandante (13%) y la informalidad laboral (36%) que los varones (8%, 9% y 31%, respectivamente) (EPH, 1t 2018).
Indicadores laborales seleccionados, por género. Aglomerados urbanos (1º trimestre, 2018)
Fuente: CIPPEC en base a EPH (1t 2018).
Las mujeres se enfrentan con “paredes de cristal”: participan más en los sectores menos dinámicos y peor remunerados de la economía. 6 de cada 10 mujeres trabajan en el servicio doméstico, comercio, educación y salud, mientras 6 de cada 10 de ellos lo hace en el comercio, la construcción, la industria y en actividades empresariales, inmobiliarias y de alquiler (EPH, 1t 2018). Esta segregación tiene implicancias para la brecha salarial: en los 4 sectores más masculinizados, el salario promedio es 58% mayor que en el caso de los 4 feminizados ($21.084 contra $13.384) (EPH, 1t 2018).
La tenencia de un hijo/a afecta diferencialmente el derrotero laboral de varones y mujeres: se asocia con una reducción o incluso con la interrupción de la dedicación de ellas a sus carreras laborales. Este fenómeno se pronuncia en el pico de la edad reproductiva y, especialmente, en los hogares de menores ingresos. La proporción de mujeres de 25 a 44 años con hijos en el hogar que transitan desde la ocupación a la inactividad es 18 veces la de sus pares varones, y asciende a 20 veces para el caso de las mujeres de 18 a 24 años con hijos en el hogar (EPH-I, 2017).
Los contextos de crisis económica ponen en jaque la estabilidad y calidad de las trayectorias en el empleo tanto de varones como de mujeres. Ya sea si ellas aumentan su participación en el mercado de trabajo (para suplir una caída de ingresos en el hogar) o la disminuyen (dada una tensión, por ejemplo, en los esquemas de provisión de cuidados), las situaciones de incertidumbre e inestabilidad económica exacerban los obstáculos que ya de por sí enfrentan en mayor medida las mujeres, especialmente aquellas que se encuentran en los primeros quintiles de ingreso.
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Puestos de decisión
Aquellas mujeres que logran sostener sus trayectorias laborales pese a los obstáculos experimentan una última brecha de género en el acceso a puestos de decisión, lo que se conoce como “techos de cristal”.
En el sector privado, el 72% de los puestos de decisión son ocupados por varones, incluso cuando, en el resto de los puestos del sector, ellas representan el 42% de la dotación (EPH, 1t 2018).
Empleo en el sector privado, por tipo de puesto y género. Aglomerados urbanos (1º trimestre, 2018)
Fuente: CIPPEC en base a EPH (1t 2018).
En el sector público también existen techos de cristal claros. 6 de cada 10 funcionarios del Poder Ejecutivo, Legislativo o Judicial de todos los niveles de gobierno son varones (EPH, 1t 2018). Además, la segmentación se profundiza a medida que se escala en la jerarquía de cada uno de los tres poderes a nivel nacional.
¿Por qué es necesario cerrar las brechas?
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Para garantizar la autonomía de las mujeres para el ejercicio de sus derechos
Que las mujeres puedan participar del mercado de trabajo en igualdad de condiciones que los varones es esencial para garantizar su autonomía plena. La interrelación entre las distintas esferas de autonomía requiere un abordaje integral para avanzar en la equidad entre los géneros y garantizar los derechos de las mujeres.
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Porque nuestra sociedad está envejeciendo
Debido a las tendencias demográficas actuales de caída de la fecundidad y aumento de la longevidad, hacia 2040 nuestra población va a estar compuesta por más adultos mayores y niños que población en edad de trabajar y la demanda sobre los recursos del sistema previsional será mayor. Para enfrentar el envejecimiento demográfico, es esencial aprovechar los próximos 20 años a través de políticas que aumenten la cantidad y productividad de las personas en el mercado de trabajo. La inserción laboral de más mujeres contribuye a los dos objetivos, porque aumenta la cantidad de personas activas y también fortalece los ingresos de los hogares, con una consecuente mejora en el desarrollo de los niños y adolescentes (Filgueira y Rossel, 2018).
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Para que nuestra economía crezca más y mejor
Las inequidades de género en el mundo del trabajo limitan el crecimiento de la economía y ponen en jaque las condiciones básicas para emprender un camino de desarrollo económico inclusivo.
Reducir las brechas de género se traduce en impactos positivos al nivel macroeconómico (aumento en el PBI agregado y per cápita) y microeconómico (mejoras en los rendimientos de cada empresa).
¿Cuáles son los compromisos internacionales que adoptó Argentina?
“25 by 25”: El compromiso de los países miembros del G20 de achicar la brecha de participación laboral en un 25% para el 2025.
En 2014, cuando Argentina adoptó este compromiso en la Cumbre del G20 de Brisbane (Australia), la participación laboral masculina era de 74% mientras que la femenina era de 52%: había una brecha de 22 puntos porcentuales (p.p.). Para 2025, por lo tanto, la brecha debía reducirse en un 25% y alcanzar los 16 p.p. Sin embargo, estimaciones de CIPPEC sugieren que la brecha de participación laboral entre varones y mujeres no lograría alcanzar ese nivel: si se mantienen las tendencias actuales, la brecha en 2025 sería de 20 p.p.
Además, debido a que la participación laboral masculina crece a un ritmo mayor que la femenina, la brecha de participación laboral por género dejaría de reducirse en los próximos treinta años para pasar a ampliarse.
Brecha de participación laboral entre varones y mujeres. Total país.
Objetivos de Desarrollo Sostenible. Objetivo 5: Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas
Este objetivo plantea diversas metas para alcanzar la igualdad de género en 2030, algunas de las cuales tienen un efecto directo sobre la participación laboral femenina:
- Poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres y las niñas en todo el mundo
Según el reporte Women, Business and the Law 2018, Argentina aún presenta obstáculos legales para la participación económica de las mujeres. En particular, ellas enfrentan barreras para acceder a un empleo, participar de procesos judiciales, acceder a un crédito y verse protegidas frente a casos de violencia. Es necesario que la Argentina derogue una serie de normas discriminatorias.
- Reconocer y valorar los cuidados y el trabajo doméstico no remunerados mediante servicios públicos, infraestructuras y políticas de protección social, y promoviendo la responsabilidad compartida en el hogar y la familia, según proceda en cada país
Argentina aún presenta grandes deuda en términos de garantizar el tiempo y el dinero para cuidar, y servicios de cuidado, lo cual tiene fuertes implicancias en la distribución por género del trabajo de cuidado y no remunerado.
- Asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles decisorios en la vida política, económica y pública
En 2017, se logró un fuerte avance en el acceso de las mujeres a puestos de liderazgo en el sector público: a partir de las próximas elecciones, deberá haber paridad en las listas de candidatos al Congreso de la Nación. Sin embargo, las mujeres continúan siendo minoría en el poder ejecutivo, el poder judicial e incluso en los directorios de las empresas públicas.
En el sector privado, el panorama es similar: casi 3 de cada 4 puestos de toma de decisiones están ocupados por varones y solo el 10 % de los puestos de directorio en compañías bajo el Régimen de Oferta Pública están ocupados por mujeres.
- Emprender reformas que otorguen a las mujeres igualdad de derechos a los recursos económicos, así como acceso a la propiedad y al control de la tierra y otros tipos de bienes, los servicios financieros, la herencia y los recursos naturales, de conformidad con las leyes nacionales
En el país, mujeres y varones ya tienen garantizados por ley los mismos derechos en relación a la propiedad de tierras e inmuebles, derechos de herencia y acceso a servicios financieros.