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La Gaceta Digital
22/12/24

Juan Pablo Nicolini: “La disciplina fiscal es clave para generar prosperidad”

Juan Pablo Nicolini, exrector UTDT y profesor del Departamento de Economía, fue entrevistado por La Gaceta.

Por Marcelo Aguaysol

EN TUCUMÁN. Nicolini fue uno de los expositores de la Conferencia Anual de Egresados de Inveco.EN TUCUMÁN. Nicolini fue uno de los expositores de la Conferencia Anual de Egresados de Inveco.


En los últimos días, el presidente Javier Milei citó a varios economistas con los que dialogó respecto del rumbo macroeconómico. En su paso por Tucumán, el jueves pasado, cuando recibió el premio Juan Bautista Alberdi, otorgado por la Fundación Federalismo y Libertad, el jefe de Estado aludió a dos expertos: Juan Carlos de Pablo y Juan Pablo Nicolini, este último graduado como economista en la Universidad Nacional de Tucumán. Hoy es investigador senior del Federal Reserve Bank de Minneapolis, aunque en la charla con LA GACETA aclaró varias veces que sus opiniones son estrictamente personales y no de la Reserva Federal. Nicolini llegó a esta ciudad unas horas después de que Milei regresara a Buenos Aires para participar de la VI Conferencia Anual de Egresados del Instituto de Investigaciones Económicas (Inveco) de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNT. Antes de exponer sobre “La Argentina, en una encrucijada”, el especialista en macroeconomía y teoría monetaria concedió la siguiente entrevista a nuestro diario.

-El presidente Milei tuvo palabras elogiosas hacia su persona, pero, además, recordó una charla reciente acerca de los efectos de contar con superávit fiscal de forma permanente...

-Las opiniones son personales y no reflejan la opinión del Banco de la Reserva Federal de Minneapolis ni de su sistema; corren por mi cuenta. Básicamente, aquella conversación apareció a partir de la publicación de un trabajo que hice, algo que expondré en esta conferencia y que tiene dos partes. El primer paso es el resumen de muchos años que está en un libro donde conectamos los déficit fiscales crónicos. No me refiero al hecho de un año en particular en el que puede darse, por ejemplo, un shock de Covid, y cuando en ese período gastas más de lo que recaudaste. Me refiero a un período sostenido a lo largo de varios años en lo que el Estado siempre gasta más de lo que recauda. Es la parte crónica de los déficit en la que nos concentramos, y lo que relacionamos es esos déficit crónicos con crisis macroeconómicas recurrentes. Eso es lo que suena familiar cuando pensamos en la Argentina, cuando tenemos esa sensación de que siempre vivimos en crisis o pensamos cuándo llega la próxima. Durante varios años el Estado gastó más de la cuenta. Y lo documentamos tanto para la Argentina como para otros países de América latina desde 1960 hasta 2018 en el libro que te mencionaba. La segunda parte pasa por conectar estas crisis macroeconómicas recurrentes, como la de 2018 con Mauricio Macri o la devaluación que promovió Axel Kicillof; también nos fuimos hasta la de 2001-2002 y después más atrás. Estas crisis son disruptivas para el funcionamiento económico normal, para las empresas que deben tomar decisiones todos los días y tratando de bajar costos, que es lo que aumenta la productividad y entonces es donde viene la conexión entre estas crisis que surgen de los déficit y el estancamiento económico. La evidencia puede ser menos contundente, con un error de cálculo más alto. Uso el trabajo del profesor Robert Lucas de 2009, en el que relaciona economías abiertas bien gobernadas con crecimiento económico, con economías deprimidas como la Argentina. Y aplico la misma fórmula de Lucas para saber qué sucedería en la Argentina si consiguiéramos hilvanar 10 años seguidos de superávit fiscales. Aplicándola, me da un 50% de crecimiento en 10 años, lo que te da un 4 y medio por ciento anual.

-¿Cómo analiza este año de gestión de Milei con correcciones macroeconómicas, ancla fiscal y desaceleración inflacionaria?

-Uno lo observa con mucho entusiasmo. Creo que es una parte de lo sucedido este año, que la comparto plenamente. Lo vengo diciendo desde hace tiempo, que la disciplina fiscal es una condición clave y necesaria para poder generar prosperidad y reducir paulatinamente la pobreza. Lo que me gustó en ese momento de la reunión es la convicción completa que tiene Milei de que ese es el camino que la Argentina debe seguir. Mientras él esté allí creo que tenemos una garantía de disciplina fiscal que espero que la sociedad argentina aprenda, abrace y sostenga, mucho más allá de estos cuatro años de presidencia.

-¿La Argentina está en la senda correcta?

-Veo señales que son optimistas desde este punto de vista. La gracia de lo que está pasando con la disciplina fiscal es que no fue así durante la Convertibilidad, ni siquiera cuando ganó Néstor Kirchner, que es que aquí la sociedad lo votó con esa condición. Milei anunció lo que iba a hacer. La sociedad votó un ajuste fiscal, entre otras acciones. Votó un paquete y ese ajuste fiscal estaba explícito. Creo que eso, en la medida que se pueda sostener y que no tengamos vientos de cola internacionales y a la economía le vaya mejor, creo que hay buenas chances de que la sociedad adopte la disciplina fiscal como un mecanismo mucho más permanente de lo que sucedió en la década de 1990, que en algún momento pensamos que era permanente. En 1997 y 1998 pensamos que había un pequeño déficit y que se podía corregir rápidamente con la velocidad con la que la economía venía creciendo, pero después hubo varios shock internacionales, con mala suerte, que se hizo difícil gestionar. Pero espero que eso se pueda conseguir ahora, porque si no nos irá muy mal, nos seguirá yendo mal.

-¿Cómo se ve a la Argentina desde afuera cuando el propio presidente pregona que hizo el mayor ajuste fiscal de la humanidad y que es el mejor gobierno de la historia nacional?

-Es una opinión del Presidente. Una primera mirada sobre el ajuste; hubo países de la región que hicieron ajustes fiscales importantes también. Nuestros socios como Uruguay, Chile, Brasil o Perú, que son países que les ha ido muchísimo mejor que a nosotros en los últimos 30 años, son países que tuvieron la misma dicción nuestra; todos tuvieron altos déficit fiscales, todos los corrigieron y las mantuvieron; Venezuela que no había tenido esta dicción, comenzó a tenerla. Países que se recuperaron y después volvieron a caer, son los menos. En ese sentido, la Argentina es especial. Un segundo punto es que el ajuste fiscal en el país ha sido inmediato, al mes del gobierno hubo superávit y eso muestra una convicción, lo que lo hace único. Además, como dije antes, es una condición indispensable para que la inflación bajara como lo hizo hasta ahora. Una cosa trae aparejada la otra. No podría haberse hecho el ajuste inflacionario tan importante para los más pobres, sin ese ajuste fiscal. Creo que la perversión que habíamos entrado a partir de 2010 era ese discurso de que el ajuste era malo para los pobres. Es exactamente lo contrario. El ajuste puede ser complicado para los pobres al principio, pero en el mediano plazo, y, particularmente, en el largo plazo son los pobres los que terminan pagando más la decadencia y la inflación. Eso está documentado, de manera contundente, por experiencias en todo el mundo. Aquella perversión de que el ajuste era algo que afectaba a los más pobres era la peor mentira que hemos vivido en los últimos 10 años.

-La Argentina dañó su reputación internacional con tantos incumplimientos y al ser considerada como un país defaulteador serial. ¿Estas correcciones macro contribuyen a mejorar la confianza en el país?

-Bueno, por un lado sí, pero por el otro lado hace que no la necesites. Cuando tenés superávit fiscal no necesitas pedir prestado. Entonces, no importa qué reputación tenés. En la medida que mantengamos el superávit fiscal, el único problema que tenemos es renovar la deuda. Además de un déficit importante, había una deuda que se había generado en los últimos cuatro a cinco años. Esa deuda hay que seguir renovándola, pero en la medida que el país genere superávit fiscal, si no necesito pedir prestado, no debe importarme lo que el banco piense, porque no le voy a ir a pedir plata. Si mantenemos ese superávit fiscal, eventualmente dentro de 15 a 20 años podremos darnos vuelta y ver que la reputación ha cambiado, al demostrar capacidad de ajuste fiscal. Esta es una rehabilitación que después un país puede volver a caer si no hace las correcciones. La ventaja del ajuste fiscal es que, si el mercado no nos cree, no nos debería importar porque no le pediría plata prestada.

Juan Pablo Nicolini: “La disciplina fiscal es clave para generar prosperidad”

-¿Cuál es la proyección del país? Los empresarios piden rebajas de impuestos, pero también que la Argentina abandone el cepo. ¿Es posible avanzar en ambas acciones?

-Creo que hay dos cosas que no van a pasar: no van a bajar impuestos hasta que el Gobierno no tenga una sensación clara de que el superávit fiscal puede mantenerse. Y apoyo esa decisión porque, insisto, si volvemos al déficit fiscal, nada nos irá bien. Lo primero es sostener el superávit fiscal. Las reducciones de impuestos llegarán cuando la economía crezca de manera independiente de la recaudación; entonces podrá comenzar a eliminar impuestos; algunos de ellos son muy distorsivos. Pero no se puede hacer hasta que la economía crezca. Hubo momentos en la administración de Cambiemos que hicieron reformas fiscales y dijeron, bueno, la economía va a crecer y cuando eso suceda aumentará la recaudación y disminuirá el déficit. No funciona así. Lo primero es garantizar el superávit y, después de que la economía creció y te subió la recaudación, entonces empezás a bajar el resto de los impuestos. Con el cepo, debo decir que, dado los desajustes de stock iniciales que había, la decisión de ir soltándolo de a poco, fue una decisión sabia. Lo harán después, una vez que el dólar se mueva libre, tienen instrumentos para maniobras en las consecuencias que podrían surgir en el corto plazo o generar la capacidad para interferir en el mercado para acotar los movimientos que pueda llegar a tener. Y me parece que están yendo hacia esa decisión, que me parece que es lo más razonable.


Lo que dijo Milei

La charla sobre el superávit

Durante su visita a Tucumán, para asistir a la entrega del premio Juan Bautista Alberdi, otorgado por la Fundación Federalismo y Libertad, el presidente Javier Milei recordó una conversación que mantuvo con el ex rector de la Universidad Torcuato Di Tella, Juan Pablo Nicolini, acerca del impacto del superávit fiscal. “Él publicó un artículo que me resultaba muy interesante, donde mostraba que, utilizando una serie de estructuras matemáticas, diseñada por Robert Lucas

Junior, que en paz descanse, él mostraba que Argentina alcanzando el equilibrio fiscal, podía crecer de manera sistemática al cuatro y medio por ciento anual. Por ejemplo, en básicamente, 10 años podemos subir nuestro PBI per cápita en un 50%”, describió el jefe de Estado durante su prolongado discurso en el salón del Hotel Sheraton Tucumán. “Esto quiere decir que no había una distinción si esto era en base a ajustar el gasto o subir los impuestos. Y nosotros, como liberales, sabemos que esa diferencia, es fundamental. Digo, porque la Unión Soviética también podía tener equilibrio, ¿no?, pero no había libertad”, continuó Milei. Precisamente Nicolini llegó al día siguiente de la visita presidencial a esta ciudad para participar de la VI Conferencia Anual de Egresados del Instituto de Investigaciones Económicas (Inveco) en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Tucumán. Durante ese ciclo, el economista expuso sobre “La Argentina, en una encrucijada”.