Di Tella en los medios
Clarín
28/01/25

Trump y la reconstrucción de la presidencia imperial

Por Carlos Pérez Llana

El profesor de los posgrados en Estudios Internacionales escribió sobre el nuevo mandato de Donald Trump.

Los mensajes que emanan del núcleo gobernante instalado en la Casa Blanca confluyen en dos puntos: sortear y anular las restricciones internas al poder, los pesos y contrapesos, y construir un nuevo orden mundial donde los Estados Unidos ocuparían la centralidad.

En una campaña electoral ideologizada y condicionada por las pasiones, el proyecto global del trumpismo no fue definido con precisión, recién ahora están aflorando sus contenidos externos.
Lo más cercano a las definiciones fue el Discurso de confirmación en el Senado del nuevo Secretario de Estado, Marco Rubio: allí el Senador aludió a la "misión de construir un nuevo orden mundial".
Concretamente el objetivo sería la consagración de la supremacía americana, la "America First".

Ahora bien, ¿cuáles son los nuevos datos que se deben evaluar? En primer lugar hay que observar los equipos y en segundo lugar las primeras decisiones. No existe un liderazgo unido. La histórica participación de equipos intelectualmente dotados en algunas áreas como el Consejo de Seguridad no se advierte.

Existen individualidades y se observa una difícil convivencia en el sistema de decisiones. Trump ha nombrado a muchos amigos como "delegados" para temas y áreas que no necesariamente comparten las mismas ideas que los Secretarios. Dos ejemplos: en el Consejo de Asesores Económicos aterrizaría S. Miran, un economista que propone la necesidad de arribar a un Acuerdo Monetario con las principales potencias económicas, inspirado en los Acuerdos del Plaza de 1986.

El segundo ejemplo del rol destacado de los "delegados presidenciales" se desarrolló en torno al conflicto Israel vs. Hamas. Trump reclamó un alto el fuego y la resolución de la crisis de los rehenes para antes de asumir. Su "enviado especial" logró lo que Biden no pudo. S. Witkoff, un promotor inmobiliario, logró que Israel aceptara la supervivencia de Hamas y la no recuperación de todos los rehenes.

Conclusión: como en toda guerra asimétrica el fuerte pierde si no aniquila a su enemigo, en cambio el débil gana si sobrevive. En paralelo otro interrogante aparece en torno a la distribución del poder: con Musk en el gabinete, ¿cuál es el papel del vicepresidente J. D. Vance?

También aporta a la confusión, en los sistemas de decisión, la aparición de una agenda internacional inesperada: Panamá y Groenlandia. El tema del Canal en verdad está asociado al núcleo de pensamiento de Trump. China, luego de la inauguración en el Perú del Puerto de Chancay, fue percibida como una amenaza estratégica que incluiría al Caribe en su conjunto.

Así un viejo litigio, "cerrado" con la devolución del Canal bajo la gestión Carter, ha quedado al descubierto. Para Trump, ese paso marítimo está en manos del enemigo porque una empresa, radicada en Hong Kong, lo gestiona. Cabe recordar que eso mismo ocurre con el manejo de otros puertos también claves, como el de Atenas.

En esa lógica también se explica la propuesta de cambio de nombre: el Golfo de México fue, el Golfo se llamará "de América". El caso de Groenlandia también está cargado de contenidos geopolíticos. El tema viene de lejos, ya en 1946 los EE.UU hicieron una oferta.

El recuerdo de la compra de Alaska a Rusia-1867- está presente y en el año 2019 un Informe del Pentágono aludió al tema. Con el deshielo del Ártico esta gran Isla se potencia geoeconómicamente, allí existen todo tipo de minerales. Rusia también inspira, porque su empresa, Gazprom, explota petróleo en el Mar de Pechora. Como se sabe, Dinamarca, que ejerce la soberanía, no acepta esta mutilación y está prevista para este año una consulta a los habitantes. Todo conduce a pensar que el independentismo será el ganador. Cabe señalar que también en el tema Groenlandia aparece China, que se ha declarado "Potencia Ártica".

Esta nueva diplomacia requiere, por último, el abordaje de dos temas. El primero está asociado al hombre mas rico del mundo, Elon Musk. Oficialmente es responsable del diseño del Estado en un cargo que no requiere la aprobación del Senado, cuestión no menor porque existen incompatibilidades de intereses ya que muchos de sus emprendimientos empresariales están asociados al gasto público.

Este personaje es quien conecta el poder político y el poder económico encarnado en el "expansionismo tecnológico". En paralelo está dedicado a reformular las alianzas en Europa y gestiona las nuevas redes políticas que explican, por ejemplo, el rol de Giorgia Meloni y de algunas derechas europeas en la nueva constelación de poder. Ucrania pareciera ser un dominio reservado para Trump: la Casa Blanca le reclama al Rey Saudita que suba la producción para que baje el petróleo y afecte a Moscú. Esta amenaza explica el apuro de Putin de negociar Ucrania con Trump. ¿Y Europa y Ucrania?

Finalmente, tal vez uno de los temas más interesantes son las coincidencias de Trump, Xi y Putin. Los tres adhieren a una idea: las grandes potencias tendrían el derecho a poseer una zona de influencia. Pekín y Moscú lo expusieron en la Declaración de febrero del 2022, donde su alianza de "amistad ilimitada" habilitó la invasión a Ucrania. En Washington, desde 1823, muchos comparten el diseño de zona de influencia exclusiva en América expresada por el presidente James Monroe.
 
 



Publicado en: Opinión
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