Di Tella en los medios
La Nación
25/01/25

Los que vuelven. Cuando las expectativas pueden chocar con la argentinidad

Por Nicolás José Isola y Andrés Hatum

Andrés Hatum, profesor del MBA y Executive MBA, escribió sobre el dilema de los argentinos expatriados entre el regreso al país o la permanencia en el exterior.

La inflación bajando de peso. El dólar liliputiense. Un clima de negocios distinto. No son pocos los argentinos que están trabajando en empresas en el exterior que piensan que podría ser una opción regresar.

Hay que irse para entender cómo la tierra tira: que los hijos estén con sus tíos y abuelos, que los asados con amigos, que la cultura argenta de relaciones cercanas y abrazos generosos.

En los últimos años, la Argentina no hizo más que expulsar ciudadanos hartos de la incertidumbre y el vaivén errático de un país en el que lo peor siempre sucedía. A diferencia de otros países de la región, la Argentina expulsa a gente con formación terciaria y universitaria que buscan lejos de estas tierras un mejor porvenir. El INE (Instituto Nacional de Estadísticas de España) señala que en ese país hay415.987 compatriotas. En 2021, eran 302.594, en 2022 eran 327.475, en 2023 eran 373.064 y en 2024 alcanzaron a ser 415.987. Esto significa que, en cuatro años, la cantidad de argentinos que residen en España aumentó un 37,4%. A nivel global, entre 2013 y 2023 emigraron 1.803.00o argentinos. Años desesperantes para la fuga de gente talentosa.

Esos datos muestran demográficamente un recorrido de dolor social muy grande: la sensación de no poder progresar, de trabas constantes para emprender, de dificultades ciclópeas para sobrevivir. Cuerpos que se desplazan, almas y familias que se despedazan.

El último año parece mostrar un escenario distinto en que la economía puede comenzar a abrirse con variables económicas diferentes que auguran nuevos vientos, tanto para los negocios y la expansión económica como para la posibilidad de acceder a posiciones más sexys en un mercado que, aún frío, se prevé más caliente. Pero "esto es Argentina, mami", reza el reggeaton del management. Todo puede pasar y puede pasar tan rápido como un ómnibus que quiere cruzar el semáforo antes del rojo.

Es hilarante pensar que "estable" sea el adjetivo de este territorio hermoso y caótico. La foto de hoy puede evaporarse si ocurre todo lo que no deseamos que ocurra. Y las chances son ignotas pero pueden ser altas. Argentina, no lo entenderías.

El tema es el adentro, el interior de nuestras almas. Somos seres humanos llenos de ilusiones y nuestras decisiones suelen no ser tan racionales como decimos. Las emociones, complejas ellas, toquetean nuestros cambios de frente profesionales y el partir o regresar tiene una altísima influencia emocional. La familia sin ir más lejos, no es un componente tan racional que digamos. Y la familia tira.

Ver a la Argentina retomar una senda virtuosa en términos del cuidado de las cuentas públicas y sin déficit fiscal no deja de ser prometedor. Pero prometer tiene que ver con el futuro y ese tiempo es una incógnita absoluta. Y ya todos, absolutamente todos, nos hemos embelesado con un oasis económico que no fue más que una ilusión óptica en el desierto argentino.

Hay actores sociales y políticos agazapados, como niños traviesos, esperando derrumbar este Jenga
siempre momentáneo. Adoran destruir y saben cómo hacerlo. Durante el 2024 estuvieron en su habitación sin hacer mucho ruido, pero este es un año electoral y eso suele inquietarlos. Saldrán en algún momento.

Hay decenas de consultoras que hacen minuciosos forecast, pero nadie puede decir a ciencia cierta adónde estaremos en diciembre de 2025. Eso aún es tierra de nadie. Es que la Argentina de la estabilidad requiere tiempo y los argentinos, acostumbrados al fútbol, queremos un 3 a 0 en el corto plazo. La inmediatez es parte de nuestra ansiedad sistémica.

¿Qué deben hacer los nostálgicos expatriados a quienes no los llevó ninguna empresa al exterior sino la desesperación interna por encontrar un mejor rumbo para sus vidas en medio del caos? A continuación algunas reflexiones sobre el tema, de manera de evitar el suicidio profesional.

Primero, hay que ser conscientes de la fugacidad de cualquier escenario local. Lo que hoy ve, mañana puede no ser tal. El dólar en estas latitudes sabe jugar a la mancha venenosa. Esto no es para amateurs.

Luego, hay que tener en cuenta que la macro para los inversores depende de muchos factores externos (Trump, Brasil y su inestabilidad actual, la invasión rusa en Ucrania, la situación en Medio Oriente, etc.) e internos (el Senado, las relaciones entre el presidente y su vice, Lijo y la Corte, la calle, etc.). Cuanto más factores, más complejo el tablero del TEG argentino.

En cuanto al mercado laboral, está dando algunos síntomas de recuperación, en particular en el segmento profesional y directivo. La visión de los headhunters para 2024 fue de que hubo búsquedas y en la mayoría de los casos tuvieron un activo, aunque fueron búsquedas de reemplazo. Las perspectivas para 2025 dependen del impulso del RIGI y de algunos sectores que se visualizan muy dinámicos como la energía y minería.

Hay que tener en cuenta que desde 2008 los puestos regionales que sobraban desde Buenos Aires se fueron relocalizando en la región producto de las políticas económicas y poco amistosas hacia las empresas de los gobiernos kirchneristas. Esto generó que los puestos interesantes para directivos que podían seguir en el país con una posición regional, mermaron. Eso puede cambiar dadas las condiciones macroeconómicas y regionales actuales. Hay que sentarse a esperar cómo se mueve ese ajedrez organizacional.

Así que, estimado lector que vive en el exterior, si se extrañan los mates y asados con los amigos, la visita de los padres, si se anhela hablar en las esquinas o tomarse un café de especialidad en Palermo, también hay que tener en cuenta los vaivenes de un país siempre adolescente que está queriendo madurar. Ah, sobre todo, hay que asegurarse de volver con un trabajo del que se esté convencido, no agarrar cualquier cosa simplemente por volver. Caso contrario, volver pero con la frente marchita será el destino. La Argentina, un tango permanente.

 

Publicado en: Negocios
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