En los medios
16/08/23
Vouchers malos, porquería, caca: por qué algunas reacciones benefician a Milei
Mariano Narodowski, profesor de las Maestrías y las Especializaciones en Educación, y exministro de Educación de la CABA, escribió sobre la propuesta para implementar vouchers en educación.
Aclaración 1: no estoy de acuerdo con aplicar vouchers en la Argentina. Mi propuesta estratégica para salir del colapso de la educación la pueden encontrar acá y sin vouchers.
Aclaración 2: la primera parte del artículo responde a la pregunta. La segunda, profundiza en las controversias y malentendidos acerca del tema.
Primera parte
- Privatización. La Argentina ha sufrido un brutal proceso de privatización de la educación que arranca en 1947 y continúa. Desde 2004 se ha profundizado pero no por políticas explícitas, sino que ninguno de los gobiernos nacionales hizo nada para revertirlo. Se llama privatización por default.
Hoy, un 32% de los alumnos de la educación obligatoria van a escuelas privadas: 50% en CABA, 40% en el conurbano, Córdoba y Santa Fe y arriba del 50% en Cipolletti, San Isidro o Yerba Buena.
En Catamarca, la matrícula privada subió un 170% desde 2003. Familias de todos los niveles de ingresos salen de la escuela pública y pagan (en diferente medida) por escuela privada porque piensan que la educación de sus hijos va a ser mejor (se entienda como se entienda “mejor”).
- La propuesta de vouchers. Milei les dice a esas familias que ya no deberán pagar por lo que tienen gratis (o que pagarán un copago si quieren algo “mejor”) y que además las escuelas van a competir para atraerlos y ellos van a elegir a la carta entre un menú variado. Y les dice a las otras familias: ustedes también podrán mandar a sus hijos a la escuela privada. El paquete es atractivo para los sectores medios y bajos que, además de pagar IVA y que a sus salarios les recorten el 30% por ganancias, encima pagan una escuela, recortando otros gastos. También es atractivo para los sectores más empobrecidos que quisieran educación privada pero no pueden.
- Las reacciones frente a la propuesta de Milei. Algunos planteamos que las restricciones de una Constitución alberdiana (que Milei reivindica) no permiten a un Presidente implementar vouchers sin modificarla, como expliqué en este artículo de Cenital. Otros, se centraron en los efectos de los vouchers, denunciando que no mejoran la calidad, segregan, desigualan y algunos otros argumentos.
- Los vouchers son malísimos. Este segundo posicionamiento (que en algunos casos es errado y en otros muy controversial, como veremos) coagula la propuesta de Milei para ponerla disponible y sopesarla. A diferencia de la primera -que es una especie del messiano “andá pa’ allá”- le sube el precio, convierte en probable lo que es imposible y le otorga una seriedad que no tiene: se come el amague y cae en la “Ley de Brandolini”, que afirma que la cantidad de energía necesaria para refutar tonterías es de un orden de magnitud mayor que la necesaria para producirlas.
Pero hay algo peor. En este contexto electoral de deterioro social, inflación anual de tres dígitos y acelerando y privatización de la educación, denuncias de segregación o desigualdad no parecen hacer mella en familias que hacen un esfuerzo económico para auto-segregarse y escapar del colapso educativo pagando lo que no tienen. Hay mucha gente a la que no le parece mal ser considerada como cliente y hasta lo ven como una señal de respeto: verían con buenos ojos que las escuelas se esfuercen para seducirlos y atraerlos. - Impotencia reflexiva. La segunda posición no viene acompañada de las respuestas que hasta ahora los partidos en el gobierno nacional no han brindado. ¿Qué le proponen a las familias de los barrios populares y de clase media que abandonan las escuelas públicas para zafar de la espiral de declive? ¿Qué proponen para parar la privatización y hacer que esas familias vuelvan a la escuela pública? ¿Realmente tienen ideas superadoras o solo la cantinela impotente de las últimas décadas? Somos todo oídos.
Segunda parte
- Chile contra todos los que se vengan. Para determinar si los vouchers no mejoran la calidad, segregan y desigualan debemos comparar países con vouchers de países sin vouchers y con un nivel de desarrollo semejante. Hay pocos países en el mundo con sistemas de vouchers pero tenemos la suerte (?) de tener un vecino latinoamericano que tiene vouchers desde 1981: Chile, que además lo ha mantenido, con algunas correcciones, desde Pinochet hasta Boric pasando por Lagos, Bachelet y Piñera. Así que miremos la estadística del partido educativo Chile versus resto de América Latina.
- Calidad. Se mida como se mida, Chile tiene resultados de calidad educativa superiores al resto, encabezando el lote en las pruebas PISA y en las pruebas de la UNESCO. Sobre esto los datos son contundentes, no hay tutía. ¿Esta calidad más alta es a causa de los vouchers? No lo sabemos: correlación no es causalidad como veremos en otros puntos, pero la denuncia, en este caso, es completamente errada.
- Segregación socioeconómica. Es muy alta en toda América Latina y Chile no es la excepción aunque varía según el instrumento utilizado: el índice de disimilitud; el Square Root Index, el índice de aislamiento y el índice de Gorard. En un estudio en el que se aplicaron los cuatro se observa que la segregación en Chile es tan alta como en el resto de Latinoamérica, subiendo o bajando de acuerdo al método. Evidencia controversial.
Pero en una región con tanta segregación, lo que habría que saber es si el sistema educativo genera aún más segregación que la existente fuera de la escuela y ahí la evidencia es más controversial. Algunos autores marcan que en Chile esto se da así (aunque en una medida baja) mientras que otros estudios muestran que Argentina, sin vouchers, tiene más segregación estatal-privada que el resto de América Latina. - Desigualdad. Las pruebas internacionales muestran que la diferencia de rendimiento entre clases sociales es mayor en Chile que en la mayoría, no todos, de los países de la región. Peroooo… los estudiantes chilenos más pobres obtienen mejores resultados que los pobres argentinos. De nuevo, no sabemos si todo esto es o no por los vouchers.
- Triste y final. Al menos en educación, la ignorancia y la impotencia reflexiva del establishment educativo son directamente proporcionales a la audacia disruptiva de Milei.