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¿Esto es un cisne negro? NO. Es un rinoceronte gris: todos eligieron ignorarlo y ahora ya es demasiado tarde
Eduardo Levy Yeyati, director académico del Cepe, realizó un informe sobre el impacto de la política arancelaria de Donald Trump en los mercados financieros globales.

Donald Trump pateó el tablero. Grok
Informe de Eduardo Levy Yeyati para Adcap
- Trump lanza su "muro de aranceles" y los mercados se derriten.
- Wall Street entra en caída libre, China responde fuerte y Europa busca su propio escudo.
- Ya se sienten los costos políticos en los EE.UU., pero Trump está aún lejos de recular.
- El comercio global se redibuja mientras se encienden las alarmas de recesión y repunte inflacionario.
- En América Latina, el 10% tiene doble filo: un golpe en la línea de flotación de una región con costo financiero creciente, y un beneficio relativo transitorio.
- La guerra ya no es comercial: es financiera, estratégica y global.
LIBERATION DAY: EL RINOCERONTE GRIS FINALMENTE EMBISTE
Un grey rhino es una amenaza altamente probable, visible y de gran impacto...que todos eligen ignorar hasta que es demasiado tarde.
El pasado miércoles, rebautizado irónicamente como "Día de la Liberación", marcó el inicio de la nueva ofensiva comercial de Trump: un paquete de aranceles generalizados que sacudió a Wall Street, a CEOs globales, y a sus propios aliados.
Lejos de ser un episodio más en la guerra contra el libre comercio, el Liberation Day es la marca estructural de la estrategia económica de Trump 2.0.
Muro de aranceles: cómo romper lo que funciona
Trump impuso un arancel mínimo del 10% a todos los países que exportan a EE.UU., y tarifas recíprocas adicionales a unos 60 países con mayores superávits comerciales. La medida eleva la tarifa efectiva promedio de EE.UU. desde el 5% actual a un estimado de 25%, el nivel más alto en más de un siglo.
China ya anunció represalias: un arancel del 34% a todas las importaciones estadounidenses a partir del 10 de abril. México y Canadá quedaron, por ahora, fuera del nuevo paquete.
Según JP Morgan, estas medidas podrían recortar el PBI estadounidense entre 1,5% y 2,5% este año, con impacto inmediato en inflación y expectativas de crecimiento.
El objetivo declarado de Trump: construir un "muro arancelario" duradero en torno a la economía estadounidense, con tarifas promedio del 22% a fin de año, el nivel más alto desde la Primera Guerra Mundial. Esto reduce la probabilidad de una reversión negociada, y sugiere que el gobierno busca recaudación fiscal y protección industrial, no sólo apalancamiento geopolítico.
Las exclusiones estratégicas (autos, metales clave, semiconductores, medicamentos, energía) apuntan a blindar sectores críticos frente al exceso de capacidad chino y a garantizar seguridad nacional.
El cálculo de tarifas "recíprocas"—una fórmula rudimentaria con errores de confección—se basó en el déficit bilateral en el comercio de bienes y no en aranceles realmente aplicados, lo que infló las tasas efectivas desde el inicio—y habilita futuras subas bajo el argumento de ajuste, inhibiendo la relocalización de la producción para eludir el arancel (tariff jumping).
Mercados en estampida, commodities en fuga
La comparación con la crisis financiera global ilustra los contrastes entre un mundo con liderazgos—fundamentalmente, de los EE.UU.—y acciones colectivas, y este sálvese quien pueda que aún no encuentra piso.
Los bonos basura fueron los primeros en prender la luz de alarma: los spreads de deuda high yield saltaron 100pbs, la mayor suba desde 2020.
Sectores como consumo, autos y retail, especialmente expuestos a cadenas globales, lideraron la caída. La deuda triple-C ya rinde más del 10%, y nombres como Wayfair, Michaels y Saks vieron desplomes violentos. Para muchos, es el canario en la mina de esta desaceleración inminente.
El impacto también llegó al mundo menos líquido. Fondos de pensión y endowments buscan ahora liquidar participaciones en fondos de private equity, en un retorno al 'denominator effect' de 2008. Sin IPOs ni exits a la vista, y con amenazas fiscales del propio Trump, grandes nombres como Blackstone o KKR perdieron hasta 20% en dos días.
La incertidumbre macro empujó una huida hacia los bonos del Tesoro americano. El rendimiento a 2 años cayó a mínimos desde 2022 y los futuros descuentan hasta 4 recortes de tasas en 2025. Pero el riesgo es claro: si los aranceles elevan la inflación, la Fed quedará atrapada entre crecimiento débil y precios al alza. Powell advirtió que el impacto inflacionario de los aranceles "puede ser más persistente de lo anticipado".
El dólar se debilitó frente a todas las monedas relevantes (EUR; CAD; MXN) y el petróleo cayó, empujado por la sorpresiva decisión de la OPEP+ de aumentar la oferta en mayo, empujada por Washington para contener precios y compensar las sanciones a Irán.
Desorden estratégico
Más que una política comercial, la jugada parece un mecanismo de presión: usar la incertidumbre como herramienta de negociación. Pero esa volatilidad tiene costos. El índice de incertidumbre económica global alcanzó máximos históricos. En palabras del Financial Times: "Trump se alimenta de la incertidumbre, pero las economías la aborrecen".
No hay un marco claro. Las exclusiones por producto (semiconductores, energía, metales clave, fármacos) parecen improvisadas. Las reglas para calcular las tarifas recíprocas son opacas y varían por país. La consecuencia: las empresas no pueden anticipar si sus sectores estarán protegidos o penalizados.
CEOs en pánico, IPOs en pausa
La reacción corporativa fue de alarma: múltiples empresas pospusieron salidas a bolsa, se congelaron fusiones y adquisiciones, y se multiplicaron los llamados de pánico a Washington. Los fondos de cobertura enfrentaron los mayores margin calls desde el Covid, y las grandes tecnológicas temen ser blanco de nuevas represalias.
Además, Trump ya advirtió que no 'mira con buenos ojos' los aumentos de precios... lo que muchos leyeron como una amenaza disfrazada de consejo. En este contexto, los bancos corrigieron su visión sobre activos de riesgo en EE.UU. y recomiendan la diversificación vía oro, bonos y estructuras defensivas.
El costo doméstico del populismo americano
El rechazo oficial a los temores de recesión no se hizo esperar. El Secretario del Tesoro, Scott Bessent, salió al cruce asegurando que "no hay razón para anticipar una recesión", minimizando el desplome bursátil como una "reacción de animales orgánicos" y no un reflejo estructural.
Su colega en Comercio, Howard Lutnick, fue aún más tajante: "Los aranceles vienen, no era un chiste". Ambos funcionarios reiteraron que más de 50 países ya pidieron negociaciones, pero dejaron claro que cualquier conversación llevará tiempo y no implicará una reversión inminente.
Peter Navarro fue más lejos: "Esto no es una negociación, es una emergencia nacional basada en un déficit fuera de control".
La contra reacción no tardó en llegar. El 63% de los estadounidenses rechaza la política económica de Trump, un récord histórico. Solo el 25% cree que sus finanzas mejorarán en cinco años —menos que durante el pico de la Gran Recesión. Y lo más notable: un tercio de los votantes republicanos ya desaprueba su gestión económica.
La coalición que lo llevó de nuevo a la Casa Blanca empieza a resquebrajarse. Mientras los republicanos MAGA lo siguen apoyando incondicionalmente, el votante conservador más tradicional ya empieza a mirar con recelo este viraje autoritario y económico errático. "Tal vez tengo puesta una venda en los ojos", confesó el jefe del partido republicano en Wisconsin, tras la reciente derrota electoral—una frase que muchos leyeron como el epitafio político de la estrategia arancelaria. El experimento probablemente sea temporario, pero el costo será—como le gusta decir a Trump—"tremendo".
El mundo: desconcierto, represalias y realineamientos
En China, el índice MSCI China cayó 8,9% el viernes, anticipando un 'lunes feo' en Shanghái. Pekín impuso aranceles espejo del 34% y amenazó con restricciones a exportaciones clave como tierras raras. La reacción oficial fue directa: 'lucharemos hasta el final'. Goldman recortó sus proyecciones para los índices CSI300 y MSCI China, mientras el yuan se devaluó al menor nivel desde febrero.
Pero el golpe más profundo puede venir por el lado de los flujos de capital. El creciente uso de tarifas y del dólar como armas políticas está forzando a muchos inversores internacionales a repensar su exposición a EE.UU. La participación extranjera en deuda soberana cayó del 33% al 24% desde 2015, y podría caer aún más. En paralelo, crece la idea de un fondo soberano estadounidense para compensar la pérdida de acceso a ahorro global.
Una guerra de capitales, no solo de bienes.
Mientras los mercados aún procesaban la magnitud del shock arancelario, los principales socios comerciales de EE.UU. ya comenzaron a moverse. La respuesta global combina retorsión directa, incertidumbre legal y maniobras geoestratégicas.
OMC y aliados: parálisis jurídica
La Organización Mundial del Comercio enfrenta una nueva crisis de legitimidad. Las tarifas no responden a mecanismos multilaterales, sino a cálculos unilaterales y opacos. El uso del argumento de "reciprocidad" como excusa para imponer tarifas generalizadas vuelve casi imposible cualquier litigio exitoso en el corto plazo.
China: réplica inmediata
Pekín anunció un arancel del 34% sobre todas las importaciones desde EE.UU. a partir del 10 de abril. Es una respuesta espejo, aunque calibrada para no dañar sectores clave para su recuperación pos-imobiliaria. Los analistas ven margen para más medidas si el conflicto escala. No obstante, China evalúa múltiples herramientas: aranceles, controles a exportaciones, listas negras, investigaciones. A la vez, reforzará inversiones en el exterior para sortear barreras y proteger empleo exportador. El límite simbólico del 60% marcará el tono: si las tarifas totales superan ese umbral (actualmente en 54% incluyendo lo de fentanilo), la respuesta sería más agresiva—incluyendo la respuesta nuclear que desataría una nueva espiral descendiente: una devaluación del yuan.
Europa: entre el reproche y la acomodación
Bruselas expresó su "profunda preocupación" y dejó entrever posibles represalias coordinadas si no se excluye a la UE. Sin embargo, algunos en Alemania interpretan la jugada como una oportunidad: Berlín ya habría prometido más gasto en defensa e infraestructura, en lo que podría leerse como un intento de comprar indulgencia arancelaria.
Así, Bruselas adoptará una estrategia por etapas, con represalias iniciales contra el acero y aluminio (~¤26.000 millones desde el 13 de abril), y una segunda ola de aranceles sobre ¤100.000 millones de exportaciones estadounidenses si no hay avances. Además, ofrecerá "deals" que incluyen reducción bilateral de aranceles, compras de energía y acción conjunta contra el exceso de capacidad chino.
Asia emergente: ¿los nuevos ganadores?
Tras recibir un 27% de arancel plano, no prevé retaliar. Su prioridad es cerrar un acuerdo comercial bilateral antes de noviembre, y Washington mantuvo exentas a sus principales sectores (farmacéutico, servicios IT). Pese a sufrir tarifas de hasta 46% (Vietnam), en parte por ser parte de la estrategia de elusión de China (que relocaliza su producción en países satélite para evitar las barreras americanas), no responderán: carecen de poder negociador y temen agravar la desaceleración. Buscarán compensar vía estímulo interno y mayor apertura a EE.UU.
Más en general, Vietnam, Tailandia, India y Malasia ven en el caos una ventana de oportunidad para capturar desvíos de comercio. Pero el entusiasmo es moderado: muchos temen ser los siguientes en la lista de "grandes desequilibrios comerciales" que Trump dice querer castigar.
México y Canadá: al margen (por ahora)
Ambos países fueron excluidos de los nuevos aranceles, pero mantienen 25% sobre ciertos productos desde la era Trump 1. La omisión fue celebrada en Ciudad de México y Ottawa como una victoria táctica. Empresas globales comienzan a redirigir cadenas hacia México, buscando refugio de la tormenta comercial. Mientras México juega a las ventajas comparadas (el menor arancel relativo, que lo posiciones como alternativa barata para el tariff jumping: relocalizar empresas en países de bajo costo y aranceles relativamente menores), Ottawa advierte que responderá si EE.UU. aplica nuevas tarifas al sector automotor.
La paradoja del juego dinámico (la parálisis que obtura el reacomodamiento)
Si tomamos en serio el objetivo de balancear el comercio de bienes, un punto que parece subestimarse es el carácter dinámico de esta guerra comercial. Si el reacomodamiento para evitar aranceles termina generando desequilibrios comerciales en los países beneficiados (por ejemplo, Canadá y México), esto puede redundar en nuevos aranceles para estos países—lo que sugiere que tales reacomodamientos tardarán en manifestarse, en la medida en que las empresas permanezcan paralizadas por la incertidumbre ante posibles cambios. Todo lo cual alimenta los temores de recesión en lo que podría terminar siendo un shock de oferta global de naturaleza similar a la pandemia.
Lo que viene
- 10 de abril: entra en vigor la represalia arancelaria china del 34%.
- 13 de abril: inicia el primer paquete de represalias europeas (acero y aluminio).
- Esta semana: datos clave en EE.UU.: inflación (CPI), confianza del consumidor y minutas de la Fed. (Valor informativo escaso, ya que, como sucedió con los datos del mercado laboral, son fotos del pasado.)
- ¿Qué mirar? Gestos de descompresión en Washington, negociaciones bilaterales, movimientos del yuan, signos de aceleración de la inflación.