Escuela de Gobierno
En los medios
Eduardo Levy Yeyati: “Para que la Argentina sea un polo de IA, tiene que haber una política que vaya más allá de bajar impuestos o de facilitar la regulación”
Eduardo Levy Yeyati, profesor de la Escuela de Gobierno y director académico del Cepe, conversó con Luciana Vázquez en La Repregunta.
“El planteo del Gobierno es: vengan a la Argentina que acá no los regulamos. Se trata de un arbitraje regulatorio: vengan que pueden hacer lo que quieran”, dice. “Ese escenario es irreal porque a la larga va a haber mínimos estándares globales como con los paraísos fiscales”, plantea y agrega: “La posibilidad de que una empresa multinacional venga e invierta grandes sumas de dinero en un país que está en una lista gris o una lista negra es muy baja”. “La estabilidad macroeconómica es una condición necesaria, pero pensar que sólo con la macro se ordenan las inversiones, me parece exagerado”, señala. “Me parece improbable que una empresa haga una gran inversión pura y exclusivamente por el hecho de que dispone de energía, sobre todo en un contexto como el argentino”, dice. “En 2024, el FMI concluyó en que somos de los países con menor proporción de empleos vulnerables a la automatización”, comenta. “La economía del conocimiento tiene derrame porque utiliza mano de obra calificada local”, precisa, pero aclara. “Si no se cambia el sistema educativo, esa demanda va a quedar insatisfecha”. “Hay que enseñar a explotar el conocimiento experiencial, que es algo que la IA no puede capturar”, propone. “Los recursos humanos argentinos son buenos en términos regionales pero cada vez menos buenos”, advierte. “El sistema productivo todavía usa la IA de manera marginal. No está aumentando la productividad”, asegura. “Elon Musk y Sam Altman hablan del ingreso universal como el medio para mantener la rueda del capitalismo”, explica. “La demanda por lo humano va a ser más que un nicho porque la automatización va a empezar a hacer ruido”, afirma. “Atraer inversiones de IA es mucho más complejo que simplemente bajar impuestos o decir que hagan lo que quieran o llévense el gas barato. Pero se puede hacer. Si lo hacemos de la manera facilista, no va a pasar”, concluye.
El respetado economista Eduardo Levy Yeyati estuvo en La Repregunta. Levy Yeyati se enfoca en macroeconomía y desarrollo. Fue decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Di Tella, donde es profesor plenario. Es doctor en Economía por la Universidad de Pennsylvania e ingeniero civil por la UBA. Su último libro es Automatizado. Vida y trabajo en tiempos de inteligencia artificial.
De Vaca Muerta a la Argentina de Milei y la inteligencia artificial (IA), ¿otra tabla de salvación? Desregulación total, ¿el camino para un Silicon Valley argentino… o no tanto? Matriz energética, ¿ventaja competitiva para atraer inversión en IA? ¿O tampoco alcanza? Macro ordenada y polo de IA: ¿suficiente? IA, ¿oportunidad para trabajadores pobres o para los más formados? La otra restricción: ¿escasez de recursos humanos formados? IA y el cambio educativo necesario. ¿Por qué el sistema productivo no acelera la adopción de IA? La huella humana y la creatividad, ¿riesgo de extinción? Levy Yeyati hizo su análisis.
Aquí, la entrevista completa.
La Argentina de Milei y la utopía de la IA. ¿Una nueva tabla de salvación o riesgos de una oportunidad perdida?
-La Argentina busca siempre tablas de salvación: en los últimos años, Vaca Muerta y el litio se han instalado como esa posibilidad de futuro, de reingreso de la Argentina al camino del desarrollo y del progreso global a partir de las transformaciones de la matriz energética. Ahora, el gobierno de Javier Milei, y Milei mismo, insisten con que la Argentina tiene otra tabla de salvación posible, que es la economía de la inteligencia artificial. ¿Cuánto de esa visión de una Argentina orientada a la revolución industrial de la inteligencia artificial es posible con la situación económica actual?
-Antes que nada, ninguna de esas tablas de salvación que mencionabas son, efectivamente, tablas de salvación. Ya lo sabemos. Generalmente llegamos tarde. Son insuficientes, tienen escaso derrame. En el caso de Vaca Muerta, tenemos que llegar antes de que las políticas climáticas reduzcan la demanda de eso que producimos. Tendríamos que terminar las obras de infraestructura para el litio. El litio está bajando de precio y se estima que seguirá bajando. Todo suma, pero no te salva. Con la inteligencia artificial, también puede sumar al desarrollo de muchas formas, pero el planteo que insinúa el Gobierno, porque tampoco está muy claro, es un planteo distinto al que uno esperaría desde un punto de vista productivista. El planteo del Gobierno es: en China, habrá un exceso de regulación; en Europa, por la naturaleza del regulador, del burócrata europeo, posiblemente sucederá lo mismo; y en Estados Unidos, el tema se está discutiendo; vengan a la Argentina, que acá no los regulamos. La comparación más evidente es con los paraísos fiscales que, en ese caso, se llama “arbitraje tributario”: vengan que no te cobro impuestos. En el caso de la inteligencia artificial, se trata de un arbitraje regulatorio: vengan, que pueden hacer lo que quieran. Ese escenario es irreal porque a la larga va a haber mínimos estándares globales, como los hubo con los paraísos fiscales. Los países que no respetan esos estándares son de alguna forma radiados. Entonces, las perspectivas de que una empresa grande, multinacional, venga e invierta grandes sumas de dinero en un país que está en una lista gris o una lista negra es muy baja. Pero la IA no nos salva, pero nos puede ayudar: nos puede ayudar a mejorar nuestra educación, a potenciar nuestro capital humano. Nos puede ayudar de la misma manera en que puede ayudar a todos los países latinoamericanos. No estamos en una situación excepcional.
-Usted habló del poco efecto de derrame en relación a Vaca Muerta y lo comparó con el poco efecto derrame que tendría una economía basada en IAl instalada en la Argentina. ¿A qué se refiere?
-Aclaro. La economía del conocimiento tiene derrame porque utiliza fundamentalmente mano de obra calificada local. En cambio, las economías extractivas basadas en el gas y el petróleo o la minería suman valor y sobre todo, suman dólares. Y eso es súper valioso porque a la Argentina siempre le están faltando dólares. Además, reducen la necesidad de importar energía y revierten el balance comercial energético: eso también es súper importante. Pero no generan un salto al desarrollo en el sentido de un crecimiento sostenido e inclusivo.
-De hecho, la provincia de Neuquén es la provincia más pobre del sur de la Argentina.
-También tiene que ver con cómo se han implementado las políticas provinciales. Son sectores importantes para el crecimiento y para las divisas, pero no van a generar ese crecimiento inclusivo con empleo, distribución ni van a generar servicios y productos que alimentan la cadena productiva del gas, la energía, de la minería, tanto como otras actividades. Es necesario complementar esa matriz productiva: eso solo no te salva en el sentido del desarrollo.
-En relación a la IA, usted plantea que efectivamente hay un efecto de incorporación de mano de obra calificada.
-Sí, totalmente. La economía de la IA implica inversiones físicas, pero es fundamentalmente conocimiento humano que genera instrumentos del conocimiento. Tiene una inserción muy distinta a la de las economías extractivas.
Economía de la IA. ¿Es posible un Silicon Valley local en una Argentina con crisis educativa?
-En una Argentina con altos niveles de pobreza en la infancia y la adolescencia y problemas de calidad educativa en todo el sistema educativo, desde nivel inicial hasta el último año de la universidad, asumiendo que ese polo de IA puede empezar a desarrollarse en la Argentina, ¿cuánto de esa posibilidad de desarrollo repercute en la vasta mayoría de la población?
-Un país tiene que estar preparado para recibir esa oportunidad. Si llegan empresas que vienen a buscar capital humano, se van a necesitar especialistas en tecnología o en informática, matemáticos y físicos para desarrollar esos modelos. Pero si no se están produciendo, vas a tener un problema de oferta: no tenés suficientes ingenieros, físicos, matemáticos, programadores. El efecto de esa escasez será que las empresas no van a venir o van a venir de manera más parcial porque no tienen la mano de obra, el conocimiento, el talento que necesitan. Es necesario formarlos. Ahora, se pueden generar polos de desarrollo de empresas que no necesariamente hagan inteligencia artificial sino que hagan los productos que se montan a la inteligencia artificial.
-¿Qué sería eso?
-Todas las aplicaciones que son inteligencia artificial entre usuarios de productores y aplicaciones basadas en inteligencia artificial.
-Productores de aplicaciones basados en IA.
-La IA es lo que se denomina “tecnología de uso extendido”: sirve para generar otras cosas, sirve para montar otras operaciones. Entonces, en todos los sectores puede darse ese esquema: salud basada en IA; en educación y aplicaciones que te ayuden a educar basado en IA. Y así en todos los sectores. Se podrían generar todas estas actividades alrededor de la IA, que son complementarias y necesitan de mano de obra educada para suplir esas demandas. Si no se cambia el sistema educativo y no se orienta hacia lo que van a ser las demandas del futuro, esa demanda va a quedar insatisfecha: las empresas van a venir, van a buscar el material para montar un centro o un polo de inteligencia artificial, y si no lo hay o es escaso, lo van a hacer más pequeño o no lo van a hacer.
Macro ordenada y desregulación total. ¿Alcanza para convertir a la Argentina en un polo global de IA?
-Si efectivamente se diera esa restricción de recursos humanos en la Argentina para formar esa empresas que eventualmente vengan incentivadas por un plan del gobierno, ¿podría darse otra alternativa para una economía de IA en la Argentina? Pienso en la demanda energética que requiere el desarrollo de IA, que es altísima: hay gran debate en el mundo sobre este tema. El freno al desarrollo de la IAl tiene que ver con esa restricción energética. Ya se está hablando de la necesidad de virar hacia la energía atómica para alimentar a los productores de IA. En ese contexto, ¿podría darse el caso de que la Argentina dijera: vengan, aprovechen la matriz energética argentina de gas y petróleo que puede producirse durante x años? En ese caso, no están necesariamente obligados a tomar recursos humanos de la Argentina pero al menos, en la cuenta energética y en las reservas del Banco Central, habrá dólares a partir de esa matriz conceptual que el Gobierno le plantee a los inversores.
-Primero, tendría que tratarse de energía que no se va a exportar porque si no, lo único que estás haciendo es reemplazar un ingreso de divisas por otro. Debe haber en el sur energía que todavía, por más que hagamos los gasoductos, todavía no tenemos capacidad de exportar. Me parece improbable que una empresa haga una gran inversión pura y exclusivamente por el hecho de que dispone de energía, sobre todo en un contexto como el argentino, donde todavía tenemos restricciones al giro de divisas al exterior. O sea, hay una serie de cuestiones históricas y contextuales que hacen difícil una gran inversión, pero eso no implica que no podamos hacerlo. Para eso, tiene que haber una política que vaya más allá de bajar impuestos o de facilitar la regulación. Se tiene que enfocar también en formar recursos humanos y generar economías de aglomeración, por ejemplo, polos tecnológicos donde haya bienes públicos que ayuden a esas empresas a producir de manera más eficiente. Si se dan esas condiciones, se puede hacer. Pero está claro que es mucho más complejo que simplemente bajar impuestos o decir que hagan lo que quieran o llévense el gas barato. Pero seguro que se puede hacer. De hecho, éste es el momento para empezar a pensar esas políticas. Hay mucho upside, muchas cosas positivas como para construir. Si lo hacemos de la manera facilista, no va a pasar.
-¿El punto de partida es ordenar la macro argentina?
-Ése es uno de los puntos de partida. Sin eso, pensar en lo otro es bastante difícil porque la tasa de rentabilidad que pide el capital internacional en un país con mucha incertidumbre y mucho riesgo es más alta, es demasiado alta. Implica una competencia en desigualdad de condiciones con países vecinos que van a atraer a ese mismo capital a una tasa de retorno menor.
-Usted aclara que la macro es uno de los puntos de partida. ¿Cuáles son los otros puntos de partida?
-Se necesitan instituciones. Argentina tiene un problema institucional. Se necesita previsibilidad jurídica que blinde al inversor ante potenciales cambios tributarios o regulatorios en el futuro, cosa que pasa en Argentina cada dos por tres. Por más que se establezcan regímenes especiales, hay cambios que pueden introducirse a futuro: a pesar de esa protección del régimen especial, se cambian las coordenadas y los parámetros del negocio. La previsibilidad de las reglas de juego también es importante. Vuelvo al tema de recursos rumanos, que es otro tema: nuestros recursos humanos son buenos en términos regionales, pero comparativamente son cada vez “menos mejores”. En términos de producción de universitarios en ciertas áreas o de terciarios, veníamos por arriba y nos están alcanzando y dentro de cinco o diez años, nos van a pasar.
-¿A qué áreas de la producción de universitarios se refiere?
-En todo lo que sea cobertura universitaria y terciaria, estamos produciendo menos en términos relativos que Chile o Brasil, o que incluso países que venían muy de atrás, como Perú. Y en la composición de nuestros estudiantes universitarios, tenemos relativamente pocos estudiantes técnicos en relación a humanidades y ciencias sociales. No es una crítica pero es un problema si el plan es invitar a empresas que demandan un cierto tipo de capital humano. Si la Argentina no tiene ese capital humano, las empresas van a optar por otro lugar. Hay que preparar también a nuestros estudiantes, futuros trabajadores de estas empresas hay. Por eso digo: la estabilidad macroeconómica es una condición necesaria, pero pensar que sólo con la macro se ordenan las inversiones, me parece exagerado.
-No alcanza ni la estabilidad macroeconómica ni un reordenamiento de la estructura impositiva.
-Es así porque las inversiones miran a tres, cinco, diez, a veces veinte años. Se necesita un mínimo de previsibilidad. Si no, el inversor te lo va a cobrar con una tasa de rentabilidad más alta.
La Argentina de la informalidad laboral. ¿La IA puede generar más brecha entre pobres y ricos… o todo lo contrario?
-En la Argentina, hay un estancamiento del empleo formal desde el año 2011: ha dejado de crecer. Hay un nivel de informalidad instalada en torno al 45 o 50 por ciento.
-Y está creciendo.
-Y dentro de la formalidad, hay trabajadores pobres, un nuevo espécimen de la sociología argentina. ¿Cómo impacta la IA en los distintos segmentos del mercado de trabajo? Por supuesto, también están los pobres, los marginados completamente, que no están dentro del mercado formal.
-Hay una cuestión curiosa que ilustra, además, lo efímero que son las proyecciones en este campo. Hace ocho años, en 2016, el Banco Mundial hizo un estudio de vulnerabilidad frente a la IA: concluyó que Latinoamérica como región, y en particular Argentina, era de las regiones con una mayor proporción de empleos vulnerables a la automatización. Estábamos arriba en la lista de los perdedores ante la IA y de los que iban a ser sustituidos. ¿Por qué? Porque teníamos muchos trabajadores de calificación media y baja, que en esa época se pensaban que serían los más sustituibles. Fast forward al año 2024, el Fondo Monetario hizo un estudio similar, con una metodología parecida: el resultado concluye que somos, al contrario, los menos vulnerables ante la IA. ¿Por qué? Porque la IAl generativa, en particular, sustituye conocimiento en todos los niveles y le pega más al tipo que más conocimientos tiene. Esa persona invirtió en un conocimiento que compite directamente en inferioridad de condiciones con la IA. Volviendo a tu pregunta, si la Argentina usa bien la IA y logramos modificar cómo pensamos la educación ya no marginalmente sino estructuralmente alrededor de lo que va a ser la IA generativa en el futuro, la IA ayuda a achicar la brecha de formación con los países más desarrollados. Ayuda a los trabajadores que hoy no consiguen buenos trabajos y que muchas veces se desalientan porque le tocan los malos trabajos, porque no tienen la calificación suficiente. La IA puede complementarlos para hacerlos más calificados.
-Entiendo el razonamiento: contrario a la idea de que la IA iba a potenciar la brecha en favor de los sectores más calificados y de nivel socioeconómico más alto, ahora se plantea que funciona más como una especie de Robin Hood que le da oportunidad a los que menos tienen. Operaciones algorítmicas, matemáticas, respuestas complejas que eran difíciles de elaborar por esa masa de trabajo de trabajadores con menos calificación, ahora podrán resolverlas haciendo las preguntas correctas a la IA o usando las aplicaciones de IA. En ese punto, surge una cuestión: para lograr un uso interesante de la IA, hay que hacer prompts muy relevantes, precisos, específicos y significativos.
-Eso es fácil porque le podés pedir a la IA que te dé el prompt.
-Pero para pedir el perdón hay que plantearle un buen prompt.
-Entonces hay que enseñar al usuario a hacer prompts, y no es ciencia muy compleja. Hay que enseñarle al usuario a explotar las virtudes de los grandes modelos de lenguaje. Estamos hablando de un subconjunto, porque la IA es mucho más. La formulación del prompt no es el problema.
-Para ponerlo en términos antiguos, a los trabajadores ya no hay que enseñarles a usar el Excel sino otro tipo de entrenamiento para que aprendan a usar la IA de manera interesante.
-Te cuento de manera muy simplificada qué es la IA generativa o, en general, los grandes modelos de lenguaje. Es un gran modelo de predicción: hay un algoritmo y una base enorme de datos, y se calibran el algoritmo con los datos. La IA conoce los datos, los manipula, los regurgita y te supera en eso. Para las personas, es difícil competir con todo lo que está documentado: es conocimiento instrumental de cómo hacer ecuaciones y también, conocimientos fáctico, fechas, lugares. Después, hay toda una serie de conocimientos que son tácitos, que son experienciales. Por ejemplo, si te pido a vos que tenés una amplia experiencia en periodismo, y sobre todo en periodismo educativo, que produzcas un documento que contenga todos tus conocimientos, vas a poner un 30, 40, 50 por ciento de tu conocimiento. Y eso, porque gran parte de lo que conocés es algo que sabés hacer pero no sabés cómo explicar cómo lo hacés. Como el sistema 1 y el sistema 2 de Kahneman, cómo enseñar a andar en bicicleta. No se puede competir con el conocimiento documentado, porque en ese caso el gran modelo de lenguaje te va a superar. Entonces, usalo. No enseñes lo que el modelo de lenguaje hace mejor que vos. Hay que enseñar a explotar el conocimiento experiencial, que es algo que el modelo de predicción no puede capturar porque no está documentado en ningún lado.
-Ahora, ese modelo de conocimiento experiencial es un modelo complejo de conocimiento. ¿Por qué pensar que los sectores más vulnerables que se han quedado fuera del sistema educativo o lograron atravesarlo muy esforzadamente con bajos resultados de calidad porque el sistema no funciona, van a lograr ponerse al día en ese tipo de uso de la IAl?
-La gente tiene conocimiento experiencial independientemente de si se educa o no, porque tiene sus propias experiencias. Simplificando, lo que le falta al actual trabajador o ex estudiante que pasó por un sistema de educación pública o privada deficitario es aprender a aprender: le falta aprender a utilizar conocimientos que hoy tiene a mano. Parte de ese aprender a aprender debería estar en el centro de la educación, en todos los sentidos, fundamentalmente en el secundario y posiblemente también en el terciario. Básicamente, pensando cómo hacer para optimizar de manera útil toda esa base de datos, ese bagaje que antes teníamos en enciclopedias y ahora tenemos de manera mucho más profunda en los modelos de lenguaje. El enfoque de la educación debe ser distinto. Los que ya salieron del esquema educativo, deberían reaprender a aprender. Yo no soy un pedagogo, vos sabés más que yo de esto, pero la IA da la posibilidad de hacer un salto de rana, es decir, de hacer una una convergencia relativamente rápida en relación a todos esos conocimientos que debieron haberse impartido en su momento pero no se hizo.
-Es decir que la IA ofrece un atajo.
-Sí, un atajo para repensar la educación para optimizar ese cambio de contexto y de horizonte, transforme completamente lo que se espera del hacer educativo, del hacer hacia el aprendizaje. Cierto. GPT y similares no son Google, no son un buscador.
-Hay que aprender a utilizarlas de otra manera.
-En el sector productivo, en general, pasa lo mismo. Hoy la IA se está usando de manera marginal. No está aumentando mucho la productividad porque nadie está pensando de cero cómo reorganizar el aparato productivo alrededor de la potencialidad de la IA. Básicamente por eso todavía se está moviendo. Cuando se amesete y sepamos qué es la IA generativa, las empresas y los educadores deberán repensar cómo interactuar con la IA.
-Hay una encuesta global de Gallup que encontró que apenas el 33 por ciento de la fuerza de trabajo que está empleada en empresas dice que su empresa está aprovechando la IA para aumentar la productividad o la eficiencia a partir del uso de distintos tipos de herramientas. El uso es bajo. No es tan veloz tampoco como se pensaba.
-La adopción es baja y su uso no es necesariamente el óptimo. Había que repensar el proceso productivo desde cero. Imaginate que no tenés el layout de una fábrica y ahora surgen estos insumos de IA, ¿cómo hacer para pensar de cero alrededor de esos insumos? Es muy difícil hacerlo porque hay muchas cosas invertidas.
-Es muy difícil pensar lo nuevo.
-Es muy difícil pensar de cero, pensar fuera de la caja del presente y además, tirar por la borda inversiones previas. Obviamente algunas cosas se van a rescatar. Pero es muy difícil empezar a pensar de cero como si no hubiéramos hecho nada en los últimos 20 años.
La revolución de la IA. ¿Oportunidad o los dilemas de un ocio sin sentido? ¿Por qué Sam Altman piensa en el ingreso universal?
-Dos cuestiones muy interesantes en torno a la IA. La primera tiene que ver con el trabajo y el ocio. Quienes tenemos la suerte de tener un trabajo, todas las mañanas nos levantamos y encontramos un pequeño sentido a nuestra vida. ¿Cómo se transforma esa expectativa con la IA y su impacto en los modos de trabajar y de los trabajadores? ¿Va a generar ocio o se generará desempleo sin sentido?
-No sabemos porque mucho más difícil que predecir un cambio tecnológico es predecir un cambio cultural. Vos estás planteando los dilemas de un cambio cultural. Estamos tan formateados en esta cultura que nos cuesta pensar en otra caja cultural. Pero si mirás a los filósofos griegos de la escuela de Atenas, el cuadro de Rafael que está en el Vaticano, donde aparecen Sócrates, Platón, Aristóteles y muchos otros, ninguno de ellos trabajó por dinero un solo día de su vida y no se los ve…
-Muy estresados.
-No se los ve insatisfechos. Un poco por la filosofía o la moral judeocristiana del ganarás el pan con el sudor de tu frente, otro poco por la ética protestante de ganarás el cielo con el trabajo, nuestra cultura aprendió a unir el trabajo remunerado con nuestro propósito de vida, pero no todo trabajo remunerado. Vos podrías hacer todas las cosas que te calientan, que te gusta hacer sin dinero si estuviera resuelto el problema de distribución mediante algún otro esquema.
-Ahí viene el debate en torno al ingreso universal.
-Vienen cosas que se están pensando desde hace bastante, y no del lado de la izquierda colectivista, de Palo Alto. ¿Sabés quién es el promotor más activo del ingreso universal? No es Elon Musk, que lo promueve en sus presentaciones? Es Sam Altman, el creador y CEO de OpenAI. Ha hecho diez experimentos pilotos de ingreso universal en Estados Unidos con su propio dinero. Y la razón por la cual lo promueven tanto Elon como Sam Altman y otros es porque advierten que si este avance tecnológico concentra la mayor parte de la riqueza en una población rica y saturada de consumo mientras retira ingresos de la masa salarial, se va a dar una depresión económica, una caída de la demanda agregada que genera depresión económica. Tanto Elon como Altman y mucha gente en Palo Alto lo dicen con esas palabras: van a Davos a hablar de ingreso universal o del piso mínimo de ingreso para mantener la rueda del capitalismo.
-Claro, para la supervivencia del capitalismo.
-Más allá de cuestiones morales. Es una posibilidad. Acá hay que ser creativos. También puede ser que el Estado provea más bienes y servicios gratuitos. Hay que pensarlo bien. Estamos en la transición, pero sin duda que es un tema central a esta transición: ¿cómo reemplazamos el trabajo remunerado como mecanismo de redistribución del ingreso?
La IA y el riesgo de extinción de la huella humana. ¿Se viene un mercado orgánico de certificación humana?
-Y la segunda cuestión que quería plantearle: ¿por qué la deriva y el progreso de la tecnología con este punto culminante de la IA tiene que llegar a los empleos creativos? Ese proceso, ahora impacta en esa huella humana, en el aura de la presencia del alma humana como en el caso de un guión de Hollywood, una obra de arte, una composición musical, o la escritura de una novela. ¿Por qué el capitalismo tecnológico fue hacia ese lado y no fue, por ejemplo, hacia otro tipo de tareas? Si la mujer se independizó en el siglo XX fue a partir de la píldora y pero también a partir del lavarropas, últimamente, la aspiradora robótica. ¿Por qué no intensificar ese camino de reemplazo de la tarea de fuerza física bruta, poco interesante, por IA en lugar de enfocarse en las tareas que son sofisticadas y creativamente estimulantes para los seres humanos?
-La evolución de la tecnología no es planificada, tal como vos te la estás imaginando. Aparece y hay diferente gente haciendo diferentes cosas y va avanzando casi de manera natural, no planificado.
-Fantaseo con llegar a casa, apretar un botón y que quede todo limpio.
-Te entiendo. Hace poco circuló una cita de una que decía: no tengo ningún problema en que la IA lave los platos así yo me pongo a escribir o escuchar música; lo que no quiero es que pase lo contrario.
-Exactamente ése es mi punto.
-Primero, y esto es conjetural porque estamos hablando del futuro, pero más allá de que exista la posibilidad tecnológica, no creo que vayamos a escuchar masivamente canciones hechas por la IA en un recital de un robot.
-¿Porque no nos va a conmover?
-Te pongo un ejemplo. Hace unos años fui a ver a Kraftwerk, un conjunto alemán de música electrónica. Son cuatro miembros y en el recital están los cuatro con sus laptops tocando música que está preprogramada. Los tipos no hacen nada. No hablan. Son como robots. Está hecho deliberadamente. Pero si en algún momento, dan media vuelta y los cuatro se retiran del escenario, yo también me voy. La música es la misma… ¿pero entonces por qué me voy? ¿Por qué necesito ver a los tipos? ¿Por qué si descubro que alguien grabó un disco pero no fue el que cantó, sino un doble, siento como rechazo.? Hay algo de la demanda que va a priorizar lo hecho por humanos. Y lo va a priorizar cada vez más a medida que se automatizan más bienes y servicios. Artistas y escritores e incluso periodistas como vos va a haber, quizás menos, pero va a haber. El área creativa no te va a salvar, no va a crear tantos empleos como para reemplazar los otros. Pero el aura de Benjamin a la que te referías es inmune a esta automatización.
-¿Esa demanda de huella humana podría quedar reducida a un nicho? Le planteo esta comparación con el mercado de alimentos. Por un lado, está la producción masiva de alimentos que usa agroquímicos y por otro lado, un mercado de personas que está dispuesto a pagar un extra por el control de la huella orgánica de esos alimentos. ¿El mercado de la creatividad con huella humana va a quedar convertido en una especie de mercado orgánico para una cierta élite global que está dispuesta a pagar más?
-Creo que ese mercado va a ser más que una élite y creo que va a ser más que la creatividad. Por ejemplo, voy a querer ir a comer a un restaurant donde me cocine un chef, voy a querer verlo cocinar, no quiero que me cocina un robot.
-Hoy esa oposición se da entre comida rápida versus un restorán de autor.
-Es cierto. Hay de los dos y hay muchos de los otros. Quiero decir, no es una cosa elitista para el 1 por ciento más rico; lo mismo con lo orgánico. Y lo mismo sucederá con la demanda por lo humano y por la certificación del “hecho por humanos”. Va a ser más que un nicho porque en algún punto, la automatización le va a empezar a hacer ruido a la gente, sobre todo si la gente puede pagar un poco más, no mucho más, para algo en donde haya una participación humana. No quiere decir que no haya máquinas, sino que esté bajo supervisión, que el liderazgo sea humano. Aunque sea simbólicamente, eso va a representar una diferencia. Como te hace una diferencia mirar La Gioconda real comparado con mirar una copia perfecta de La Gioconda que no es La Gioconda. Uno hace una distinción a pesar de que, a la vista, las dos cosas son idénticas.