En los medios

Clarín
17/06/24

Cuando falten los trabajos remunerados, ¿qué nos mantendrá con la frente en alto?

Darío Judzik, decano ejecutivo de la Escuela de Gobierno UTDT, fue entrevistado sobre Automatizados, el libro que escribió junto a Eduardo Levy Yeyati, profesor de la Escuela de Gobierno y director académico del Cepe.

Por Florencia Borrilli


Eduardo Levy Yeyati y Darío Judzik son doctores en Economía y docentes en la UTDT. Foto: gentileza Planeta.

El avance de la inteligencia artificial (IA) está revolucionando el mercado laboral, y con él, nuestras vidas y trabajos. En su nuevo libro Automatizados, Vida y trabajo en tiempos de inteligencia artificial, editado por Planeta, los economistas Eduardo Levy Yeyati y Darío Judzik invitan a reflexionar sobre estas transformaciones y sus implicancias para el futuro. “Este proceso tiene el potencial de una irrupción, un clivaje mucho más fuerte y más profundo respecto de los que hemos visto en el pasado”, anticipa Judzik.

Levy Yeyati es doctor en Economía por la Universidad de Pennsylvania y fundador del Centro de Políticas Basadas en la Evidencia (CEPE-Di Tella), además de investigador Principal del Conicet. Por su parte, Judzik también es doctor en Economía Aplicada por la Universidad Autónoma de Barcelona, decano Ejecutivo de la Escuela de Gobierno de la UTDT, dirige proyectos de investigación para organismos internacionales como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

¿Estamos preparados para un mercado laboral dominado por la IA? ¿Qué pasará con la remuneración y los empleos tal como los conocemos? En una entrevista con Clarín Cultura, Darío Judzik recorrió los temores extendidos sobre la cuestión para entender cómo será lo que viene y como estar preparado.

–¿En qué contexto surge la decisión de escribir este libro y por qué?

–Tanto Eduardo como yo trabajamos en temas de economía laboral y el mundo del trabajo. Si uno observa la coyuntura, uno de los principales desafíos es el avance de las tecnologías de inteligencia artificial (IA). Esta vez creemos que no se trata del típico avance tecnológico que aparece despacio y progresivamente va metiéndose en los procesos productivos, sino que tiene el potencial de una irrupción, un clivaje mucho más fuerte y más profundo respecto de los que hemos visto en el pasado (con la aparición de internet, por ejemplo). Y si bien hay una literatura internacional, una pieza de divulgación actualizada a 2024, sobre el mundo del trabajo con la aparición de IA, en castellano, de una longitud razonable, dinámica y entretenida, centrada en una región de economías emergentes y de ingreso medio como la nuestra, era un faltante. De ahí la idea.



"Automatizados, vida y trabajo en tiempos de inteligencia artificial", el nuevo libro de Eduardo Levy Yeyati y Darío Judzik.


–En un pasaje del libro aclaran que la revolución tecnológica va más allá de la IA, ¿puede explayarse en este punto?

–El título del libro es Automatizados porque si bien la IA es la principal amenaza para el trabajo remunerado como lo conocemos hasta ahora, la aplicación en algunas tareas productivas se enmarca en un proceso de automatización mucho más grande que comenzó en los 80. Los robots industriales y otros procesos de automatización vienen amenazando la masa salarial y la desigualdad en la distribución del ingreso laboral hace un par de décadas. Esta nueva irrupción de una tecnología fuertemente sustitutiva de tareas realizadas por personas se monta sobre ese proceso, lo acelera y lo agrava.

–Si bien el futuro siempre es incierto, ¿cómo imaginan que será el panorama tecnológico – laboral en la próxima década?

–La historia no se repite en el sentido que esta vez el reemplazo en tareas antes realizadas por personas no es en virtud de un salto de productividad que hace perder empleos en un lugar pero genera un impacto tan positivo en otros lados que macroeconómicamente el resultado en positivo. En muchos casos la mejora de productividad es limitada (pensemos los bots que reemplazan el call center en muchas empresas). En este sentido el futuro es dual. Hay dos caminos posibles. Tenemos un camino de una distopía social, de desempleo y falta de ingresos y necesidades insatisfechas. Y tenemos una utopía posible donde estas nuevas tecnologías se canalizan hacia aplicaciones que conduzcan a un bienestar social promedio razonable. Una de las principales fronteras al avance de las aplicaciones de IA es lo humano. Los consumidores siguen pidiendo artesanía, bienes producidos por humanos. Una película clase B de Estados Unidos de 2023 recientemente fue defenestrada online por los cinéfilos por contener algunas imágenes, solo cuadros de transición, realizados mediante herramientas de inteligencia artificial. Aún añoramos y valoramos lo humano. Esa es la principal frontera.



Darío Judzik es doctor en Economía y docente en la UTDT. Foto: gentileza Planeta.


–Esto del trabajo asociado al sacrificio parece haber quedado atrás, ¿es el ocio el que viene a reemplazarlo?

–Estamos constituidos de un edificio cultural que tiene al trabajo remunerado como viga central. Fuimos criados y educados bajo una ética protestante del trabajo remunerado, donde el trabajo dignifica, el trabajo te identifica, te hace falta para ser un ciudadano respetable. Cuando falten los trabajos remunerados, ¿qué nos mantendrá orgullosos y con la frente en alto? Tenemos que repensar el ocio como un espacio de trabajo no remunerado, creativo, artístico, por el bien común, por los espacios urbanos, por el bienestar social. Un ocio activo que nos permita conservar el espíritu de la dignidad cuando escaseen los trabajos (al menos como los conocemos hoy).

–¿Qué pasaría en el contexto de una tecnologización creciente con los países más desfavorecidos?

–En nuestra región todo se exacerba por una base de precariedad laboral. Tenemos alta incidencia de la informalidad y de las malas condiciones de trabajo. Si a eso le sumamos el complejo fenómeno que estamos describiendo, llueve sobre mojado. La buena noticia: como somos economías menos industrializadas, y por ende menos tecnológicas, el tsunami va a tardar más en llegar a la costa. El peligro es que eso nos lleve a procastinar en vez de aprovechar el tiempo para prepararnos.



Eduardo Levy Yeyati es doctor en Economía y docente en la UTDT. Foto: gentileza Planeta. 


–¿Lo que hace a las personas puede ser completamente abarcado por las máquinas, o siempre quedará un terreno que solo podrán ocupar los humanos?

–La idea de una persona trabajadora que ocupa un puesto de trabajo está volviéndose gradualmente anacrónica. Hoy ya tenemos que plantear que hay un set de habilidades y capacidades para realizar un set de tareas. La tecnología de inteligencia artificial reemplaza algunas de nuestras tareas haciendo que ciertas habilidades puedan volverse obsoletas, pero esto no nos reemplaza completamente de la noche a la mañana. Hay espacio para adquirir habilidades –tradicionalmente llamadas habilidades blandas– como creatividad, artes, inteligencia emocional, o empatía, porque con estas habilidades se realizan tareas que difícilmente serán sustituidas por tecnología en el mediano plazo.

–¿Qué opinan del chatGPT y cómo irrumpe en nuestro mundo?

–El chatGPT nos ofrece una serie de amenazas y una serie de posibilidades y oportunidades. Por un lado, creemos como educadores que es complejo su uso en el contexto de las tradicionales evaluaciones, o la entrega de trabajos, porque es una herramienta que puede facilitar el plagio. Sin embargo, quizás es una oportunidad para replantear el modelo educativo y que los alumnos en vez de acumular conocimiento enciclopédico puedan tener un acercamiento más dialéctico al aprendizaje, en el cual puedan conversar con esta herramienta y aprender a hacer las preguntas adecuadas, a tener la curiosidad que requiere un aprendizaje moderno y actualizado. En otras palabras, podemos intentar lograr estudiantes creativos, curiosos y sagaces, en vez de sabelotodos.

–En otro pasaje del libro indican que el futuro es femenino, ¿podés profundizar en este punto?

–Los trabajos que serán más demandados en el corto plazo, y las tareas donde seguirán predominando las personas durante mucho tiempo, tienen que ver con trabajos que hasta ahora tienen una alta tasa de feminización, como por ejemplo enfermería, cuidados personales, educación, gastronomía, artesanía y otros servicios. En este sentido el futuro es femenino: cuando empiecen a escasear los trabajos remunerados creemos que –en promedio– las mujeres están más entrenadas con un set de habilidades que van a ser muy demandadas y eso les puede dar una ventaja comparativa.