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Levy Yeyati: "Si el desarrollo de Vaca Muerta no es equilibrado, volverá el populismo extraccionista"
Eduardo Levy Yeyati, profesor de la Escuela de Gobierno y director académico del Cepe, fue entrevistado sobre la coyuntura económica.
Eduardo Levy Yeyati, ingeniero civil y doctor en Economía por la Universidad de Pensilvania, será uno de los expositores en la próxima edición del ciclo Más Debate, un ciclo de charlas organizado por LMNeuquén que propone desmenuzar el escenario político y económico de Argentina en el marco de un año electoral. En diálogo con este medio, adelantó algunas de sus lecturas sobre la coyuntura económica y aclaró que hace falta realizar "cuatro cambios profundos e inmediatos" para estabilizar la economía y comenzar a transitar un sendero de crecimiento.
El actual decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) también habló sobre la política energética y aseguró que Vaca Muerta ofrece oportunidades de crecimiento y generación de divisas, pero que supone el riesgo de caer en un "populismo extraccionista" si no se apunta al desarrollo equilibrado en esa materia. A su vez, defendió la gestión mixta de YPF, que hoy cumple con altos estándares de gestión y transparencia, y que no debería ser liquidada sólo por razones ideológicas.
Levy Yeyati visitará la ciudad de Neuquén para la segunda edición del ciclo Más Debate, que se realizará este jueves 7 de septiembre a las 10 de la mañana en el salón Rainbow del Casino Magic. La sigue en su disertación la politóloga y directora de Zuban-Córdoba, Paola Zuban. Las entradas se consiguen en el siguiente enlace.
¿Cuáles son los principales desafíos que afrontará el próximo presidente o presidenta en materia de coyuntura económica?
En lo económico, lo más urgente es ordenar la economía para bajar la inflación y estabilizar el ingreso. Más allá de las recetas mágicas que circulan en tiempos de campaña, hacer esto requiere una batería de al menos cuatro cambios profundos e inmediatos: un realineamiento de precios, un presupuesto fiscal balanceado, un programa monetario y cambiario anti inflacionario gestionado por un banco central independiente, y la recuperación del acceso al mercado financiero para evitar un nuevo default en 2025. Aunque suene familiar, vale aclarar que hace veinte años que la Argentina no cumple con estos cuatro requisitos a la vez, y hacerlo en 2024 no será fácil sin una fuerte convicción política. En un país fuera de norma, lo normal es disruptivo.
¿Qué opinión tiene con respecto a las medidas tomadas por Sergio Massa a partir de las últimas discusiones con el FMI, en relación a la devaluación del peso y los últimos anuncios de refuerzo a la producción y el consumo?
La devaluación de Massa, modesta, sin apoyo político ni acompañamiento de un programa que repare los desequilibrios detrás de la crisis, sólo sirvió para justificar el desembolso del Fondo que el gobierno necesitaba para llegar a octubre. Pero se trasladó rápidamente a precios sin mucho impacto en la presión cambiaria que se refleja en las brechas. En cuanto a las medidas paliativas que anunciaron recientemente, equivale a sacarte 10 pesos y devolverte 5: creo que a nadie se le escapa que el gobierno se queda con una fracción del ingreso cuando la inflación acelera y con las medidas reembolsa solo una parte, con un cheque que se financia con la aceleración inflacionaria de mañana, o con subsidios de tasa que pagará el próximo gobierno. En síntesis, el previsible cortoplacismo electoral de los años pares.
¿Cuánto cree que influyen la inflación o el valor del dólar en la decisión de los votantes?
Difícil saberlo. Seguramente le resta al gobierno, sobre todo porque el candidato enfrenta el absurdo de comunicar lo que hará cuando esté en el gobierno mientras está en el gobierno y hace lo contrario, con resultados a la vista. En los grandes centros urbanos también incide el tema de la inseguridad, del que poco puedo opinar. Pero el voto también representa las emociones, en particular el enojo y el hartazgo de gente agotada por una crisis que ya lleva 5 años, incluyendo dos de pandemia y reclusión, y el rechazo a una clase dirigente que dio por descontada su hegemonía y se distanció de sus votantes y de la realidad. Este rechazo afecta también a la oposición de Juntos, que a veces responde con propuestas válidas e innovadoras a un votante que está más atento a los gestos y actitudes que a la letra del programa, y que tiene que renovar los canales de comunicación con sus electores.
La inflación se plantea como una de las principales preocupaciones para el electorado, ¿cuáles son las estrategias de cada candidato para mitigarla? ¿Considera que son adecuadas?
Ya mencioné la dificultad de Massa para hilar propuestas mientras su propia gestión empuja la inflación hacia arriba. Del lado de los libertarios, la campaña pre PASO se limitó a invocar la dolarización como respuesta a todo. Ahora que la posibilidad de una victoria no es menor, Milei y sus asesores advierten que la dolarización no será inmediata y no queda claro entonces cuál sería la propuesta de ese espacio para estabilizar en 2024; mi impresión es que la están pensando. La estrategia de Juntos, por su parte, que incluye los cuatro cambios que mencioné más arriba, creo que es la adecuada no solo para bajar drásticamente la inflación, sino también para recuperar el salario real y eliminar las trabas cambiarias antes de fin de año.
Levy Yeyati y Zuban serán parte de la segunda edición de Más Debate.
Usted se sumó al equipo de asesores de la candidata Patricia Bullrich, ¿cuáles son las políticas a mediano y largo plazo que recomienda para estabilizar la macroeconomía e ingresar en un sendero de crecimiento?
Además de las que ya señalé para ordenar la economía, creo que es esencial avanzar con un programa de reformas que aseguren la sostenibilidad de la estabilización, algo que otros programas, por ejemplo, el austral de 1985 o el de 2002, no se propusieron ni lograron. Pensemos que, nos gusten o no, las últimas reformas fueron las de Menem y Cavallo en los primeros 90. Entre otras cosas, hay que simplificar y aligerar el sistema tributario, formar y facilitar la inclusión de los dos tercios de nuestra fuerza laboral que hoy trabaja en negro o por cuenta propia, terminar de resolver la reforma previsional aprobada por mayoría en 2016. Sumemos a esto el esfuerzo de desburocratización iniciado en 2016 y frenado por el kirchnerismo, o la promoción de inversiones en infraestructura y logística para ser más productivos y exportar más, o la conectividad digital universal, crucial para la integración federal. La lista es larga.
En muchos discursos de campaña se menciona a Vaca Muerta como un recurso estratégico y hasta un salvoconducto para la balanza comercial del país. Usted ha mencionado que esa afirmación es, por lo menos, exagerada. ¿Por qué? ¿Cuál considera que son las oportunidades y limitaciones de Vaca Muerta?
Vaca Muerta, como la minería del litio y el cobre, son oportunidades de crecimiento y generación de divisas, dos cosas que nos faltan de manera urgente. Pero no son suficientes para motorizar el desarrollo de un país mediano de ingresos medios altos como la Argentina. Pensemos cuánto hace que tenemos Vaca Muerta y minerales sin explotar. Si el desarrollo no es equilibrado, volverá el populismo extraccionista y nuevamente perderemos la oportunidad de explotar esa riqueza de manera eficiente.
El candidato más votado en las PASO, Javier Milei, planteó la posibilidad de privatizar YPF. ¿Qué opina de esa postura?
Pareciera que la Argentina compra y vende YPF de modo de perder dinero. La vendió en los 90 cuando el precio del petróleo, y el valor de la empresa era bajo, la nacionalizó cuando la acción había duplicado su valor (y todavía no terminó de pagar ese costo, que sigue creciendo por los juicios), y ahora que sus prospectos son positivos hay quien propone liquidarla por razones ideológicas o comerciales no muy precisas. YPF es hoy una empresa mixta que explora en sociedad con empresas mundiales de primer nivel y que, por cotizar en la bolsa de los EEUU, mantiene estándares alto de transparencia y gestión que la preservan de la intervención del gobierno. No sería allí donde apuntaría mis energías reformistas.