12/08/12
Moverse en las turbulencias, condición para directivos
Management
La formación empresarial se va adaptando a la demanda corporativa de cada contexto.
La marea revoltosa de la economía mundial requiere timoneles versátiles, capaces de atravesar tormentas y aprovechar los buenos vientos. Esa demanda del sector corporativo modificó el entrenamiento de los pilotos, especialmente en América latina, cuyo rol de mercado emergente empujó a aguas internacionales a numerosas empresas que hasta hace poco navegaban en cauces internos.
La formación ejecutiva se ha vuelto, como efecto, el ámbito donde líderes (y potenciales líderes) se exponen a distintas situaciones, para entrenarse en maniobras que les permitan manejar el barco en aguas lejanas y bajo condiciones cambiantes.
"La formación del ejecutivo ha cambiado conforme a la demanda de las compañías. La multiplicación de firmas multinacionales en América latina y su exposición simultánea a realidades de distintos países y sus mercados, requirió habilidades diferentes a las que se demandaban antes en un ejecutivo", explica Ariel Casarin, director del Area Académica Empresa, Sociedad y Economía del IAE, la escuela de negocios de la Universidad Austral. Entre las aptitudes del nuevo perfil ejecutivo, menciona la importancia de desarrollar habilidades para vincularse y entender a la perfección mercados ajenos. Así se incrementan las posibilidades de hacer negocios exitosos en ellos.
Marcelo Celani, director de las carreras de grado de Administración de Empresas y Economía Empresarial de la Escuela de Negocios de la Torcuato Di Tella, también subraya la necesidad de un pensamiento que trascienda las fronteras: "Los profesionales de negocios no pueden tener sólo una visión local; se requiere una visión amplia, de economías integradas, donde la región tiene un peso relevante". En ese marco, afirma el académico, es clave el desarrollo de un pensamiento crítico, una capacidad analítica que pueda amoldarse a escenarios cambiantes y desarrollar estrategias y soluciones en cada uno de ellos. "Para eso también se necesita una base de pensamiento estructurado", concluye Celani.
La reconfiguración del mapa de negocios internacional es un motor de cambios, tanto como la incertidumbre macroeconómica. El director del Centro de Educación Empresaria de la Universidad de San Andrés, Gabriel Aramouni, acentúa la relevancia de que los ejecutivos en carrera se entrenen en situaciones concretas y con énfasis en el contexto. "La formación ejecutiva debe tener un impacto directo en el negocio y servir como un insumo en un proceso de cambio y mejora", afirma Aramouni, quien destaca, además, la visión integral o "desespecialización" de los altos ejecutivos. Por último, inscribe al liderazgo como parte vital del ejercicio empresarial.
La formación de empresarios no está exenta de innovación: hay clases de cocina, arte, juegos de rol y hasta invitados especiales, como orquestas que escenifiquen el trabajo en equipo. "La formación es cada vez más integral, en distintos planos: emocional, intelectual y experiencial", sintetiza Alejandro Bernhardt, director de la Esade Business School.
Por Luján Scarpinelli | LA NACION