La profesión no fue hecha a medida
Por Daniel Brailovsky. Doctor en Educación. Maestro Inicial. Profesor Univ. Torcuato Di Tella y el IES Sara Eccleston
La participación de varones en la educación infantil tiene un valor pedagógico, histórico y político innegable. Trae al nivel inicial pluralidad y diversidad, amplía y enriquece las oportunidades de aprender de los alumnos y permite que, también en este ámbito, pueda impulsarse la progresiva caída del imaginario patriarcal y sexista que ha guiado a la educación por demasiado tiempo. Los vientos de cambio que los jardineros traen alientan una reflexión sobre la tarea docente. Al enfrentarse a una profesión que "no les queda" (porque no les queda el delantal, ni los modos de moverse y hablar, ni las estéticas asociadas a la docencia en este nivel de enseñanza) los maestros jardineros están obligados a reinventarse dentro de las salas. Les urge. No tienen más remedio que resignificar cada decisión, por insignificante que parezca. Desde una mirada pedagógica, esta energía reflexiva es importantísima porque pone en evidencia que la profesión docente no fue hecha a la medida de nadie, y que así como los varones deben revisarla, todos y todas debemos hacerlo para procurar una mejor educación para los chicos.