Di Tella en los medios
Perfil.com
31/10/10

A partir del día siguiente

Un escenario impensable. Por Manuel Mora y Araujo, Rector de la Universidad Di Tella.

En medio de la conmoción generalizada, las expresiones de afecto multitudinarias y los respetuosos mensajes de sus adversarios, el adiós a Néstor Kirchner ha dejado poco lugar en los medios de prensa para el análisis político destinado al consumo del público masivo.
La sociedad argentina ha mostrado siempre una tendencia a dar el último adiós a sus líderes políticos con masivas demostraciones de congoja, simpatía y, a veces, veneración. La memoria histórica retiene las imágenes del entierro de Hipólito Irigoyen, el de Eva Perón, el de Juan Perón, más recientemente, el de Raúl Alfonsín. Aunque con un despliegue menos masivo, no pasaron inadvertidos el entierro de Marcelo T. de Alvear, el de Arturo Frondizi, el de Ricardo Balbín, entre otros. El velatorio público y el último adiós a Néstor Kirchner no ha sido una excepción. Tal vez, la frase que mejor expresa un sentir muy generalizado en esas circunstancias fue la memorable despedida de Ricardo Balbín a Juan Perón: "Este viejo adversario despide a un amigo". Algo así sienten hoy muchos argentinos ante el adiós a Néstor Kirchner, aun quienes estaban más cerca de definirse como enemigos antes que como adversarios.
En esas circunstancias, no hay demasiado lugar para el análisis. Pero los análisis se hacen; hay quienes los demandan e inclusive hay quienes necesitan elaborar o proporcionar información para reducir incertidumbre o para tomar decisiones.
En ese plano, las preguntas más frecuentes estos días están referidas a dos principales asuntos: la gobernabilidad bajo la presidencia de Cristina Fernández a partir de ahora y el proceso electoral en 2011. Ambas reciben las másdisímiles respuestas, dependiendo de la información que cada uno maneja y de las hipótesis iniciales que se toman. La información es prácticamente nula, ya que nadie es vidente o adivino; toda comparación con situaciones comparables es -en este caso- antojadiza; y la información de opinión pública que podría ser útil, al menos para anticipar en alguna medida las tendencias electorales, es tan inconmensurable entre las distintas fuentes disponibles que prácticamente no informa nada.
Las hipótesis de partida que condicionan las conclusiones de esos análisis se relacionan con la debilidad o fortaleza que se atribuye a la Presidenta, y por tanto su capacidad de sobrellevar la desaparición de Néstor Kirchner, y a las tendencias electorales previas aeste cambio de escenario. Se dan básicamente cuatro escenarios: a) el gobierno de Cristina Fernández es débil, o queda esencialmente debilitado sin Néstor, y las tendencias electorales eran ya desfavorables al oficialismo; b) el Gobierno queda débil, pero las tendencias electorales pueden favorecer a Cristina; c) el gobierno de Cristina Fernández era fuerte, seguirá fuerte, pero las tendencias electorales no le son favorables; d) el gobierno de Cris-tina seguirá fuerte y las tendencias electorales no le son necesariamente desfavorables.
Casi todos parecen admitir que la súbita desaparición de Néstor Kirchner, aun cuando dejará un vacío que no será fácil llenar, electoralmente podría ser neutra o -en todo caso-favorecer a Cristina, precisamente por ese efecto de puesta en valor de los atributos positivos. Pero hay des-acuerdos acerca de cómo venían las tendencias hasta ahora. Las encuestas que produce Ipsos, por ejemplo, estaban estimando dos efectos: uno, el oficialismo llevaba ligera ventaja en cualquiera de las posibles situaciones de ballottage medidas; dos, Cristina Fernández sostenía, o hasta mejoraba ligeramente, el caudal de Néstor Kirchner en esa segunda vuelta. Nada de esto tiene por qué cambiar ahora, a menos que cambien las acciones de los jugadores que están en la cancha política.
La Presidenta se verá exigida, a partir de este momento, a jugar algunas piezas de una manera distinta de como lo venía haciendo, porque el gran operador y administrador de los equilibrios políticos, que era Néstor, ya no estará. Las otras fuerzas políticas podrán o no modificar sus enfoques, pero sí es el caso que hasta ahora ninguna viene perfilándose como ganadora, o los modifican o sus chances arriesgan ser menores de aquí en adelante.
En un país de luto, en una sociedad que demanda a gritos un apacigua-miento de los espíritus políticos, o la política deja de cultivar rencillas y encuentra cauces para despertar ilusiones o todo seguirá como ahora: energía renovada entre los kirchneristas para superar la adversidad, y desorden, pocas señales claras en las filas opositoras. Si algunos se deciden a construir propuestas capaces de entusiasmar y confiar en el futuro, tal vez el eje del proceso electoral se desplace a carriles más interesantes y entremos en un escenario hoy impredecible, pero ciertamente distinto.


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