Di Tella en los medios
La Nación
20/02/25

Cisnes negros y la fatalidad argentina

Por Andrés Hatum

El profesor del MBA y Executive MBA identificó dos claves para reducir el impacto de los "cisnes negros".

En 2007, Nassim Taleb acuñó el término “Cisne negro”, un hecho atípico que tiene un impacto extremo y ocurre cuando nadie lo preveía ya que era improbable que sucediera. El escándalo de $LIBRA, que involucró al presidente Javier Milei, es un cisne negro para un gobierno que venía siendo prolijo desde lo económico y esa era la carta para avanzar en otros frentes como el legislativo, donde las fuerzas del cielo no están consolidadas aún.

En un país vulnerable a las crisis como la Argentina, los cisnes negros adquieren el tamaño de un cóndor con capacidad de destrucción mayor que en un país donde las instituciones funcionan como amortiguador de esas crisis. Tiene que existir algún análisis para el gobierno y para el país a partir de la crisis disparada por el mensaje del presidente en la red social X donde difundió una criptomoneda que, como consecuencia, aumentó de valor rápidamente y luego se desplomó. Dos aprendizajes pueden ser tomados para el futuro: la humildad y el valor de las instituciones.

Por el lado de la humildad, un gobierno que tiene poco apoyo legislativo aún para imponer una agenda propia tiene que entender que apoyarse solamente en el éxito económico no es suficiente para blindar al presidente de otras crisis. Los actores políticos tradicionales (la famosa “casta” para el Presidente) están acechando cual cuervos frente al animal enfermo para poder picotear del cadáver cuando sea el momento. Ante esta circunstancia, un equipo más consolidado y amplio que rodee al líder es mejor que un círculo cerrado muy chico donde es muy difícil atajar las bombas del contexto. Una revisión del equipo, cambios de perfiles y asesores seguramente va a colaborar a que el primer mandatario pueda superar otras crisis de mejor manera.

Por el lado de las instituciones, la consolidación de las instituciones del país permitiría amortiguar mejor las crisis, cualquier crisis. Es una mirada de largo plazo que, para un país con problemas constantes de corto plazo, es difícil de pensar y proyectar. Desde el año 2016 al 2024, el Reino Unido tuvo 4 primeros ministros, uno de ellos, Liz Truss, duró apenas 50 días. La crisis post Brexit del Reino Unido generó un terremoto político en el partido conservador que terminó con la pérdida de poder en 2024 en manos del laborismo. Son las mismas instituciones británicas sólidas y consolidadas a través del tiempo, las que absorben el impacto de las crisis. Pero el país sigue funcionando más allá de las personas que detentan el poder. Argentina tiene instituciones endebles que colapsan ante el primer problema. La historia reciente nos muestra que “los que mandan” (tomando prestado el título del libro de José Luis Imaz), los que ejercen el poder, configuran las instituciones a su gusto y necesidad. Y esto hace que cuando un gobierno trastabilla, se lleva puesto a esas instituciones armadas para su propia conveniencia. Construir instituciones sólidas es una tarea pendiente de los políticos vernáculos.

Cuando la humildad no abunda y las instituciones no son sólidas, los cisnes negros tienen más resonancia, los líderes quedan más expuestos y los ciudadanos más desprovistos. Es cierto que los argentinos estamos acostumbrados a las crisis y a superarlas, pero también es cierto que estamos hartos de las crisis permanentes. Cualquier persona necesita un horizonte de previsibilidad que este país, por mucho tiempo, no dio. Es hora de que los líderes se pongan los pantalones largos y consoliden un futuro mejor para todos.