Di Tella en los medios
Clarín
19/01/25

La verdadera revolución debe ser educativa

Por Marcelo Rabossi

El profesor de las Especializaciones y Maestrías en Educación escribió sobre el rol de la Educación como impulsor del desarrollo sostenible del país.


Mariano Vior

Luego de una nueva década perdida (2011-2023), producto de las deficientes administraciones de Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández, las que agravaron las herencias recibidas, el presidente Milei, no sin prepotencia, nos introduce en un nuevo paradigma. Equilibrio fiscal, que se traduce en una abrupta caída en los niveles de inflación, y reducción en las trabas y regulaciones a comerciar, que buscan otorgarle un mayor dinamismo a la economía.

En cuanto al RIGI, un excesivo premio para los grandes inversores, es consecuencia de la pésima reputación ganada ante incumplimientos y sistemáticas violaciones de contratos. Las expropiaciones de Aerolíneas e YPF son solo dos tristes ejemplos.

Asimismo, el berretín de jugar a las trampas numéricas como si estuviésemos en una partida de truco, deterioró aún más la situación. Falsear las estadísticas del INDEC, con el consiguiente aumento del riesgo país, cerraron las puertas al financiamiento que no fuera vía impresión de dinero sin respaldo.

El que las hace las paga. Y vaya si la hemos pagado. Durante el período analizado Argentina fue alcanzada por siete recesiones, Brasil solo por tres y Perú por dos. Mientras tanto, en Chile y Uruguay solo una (Banco Mundial, 2023). Tal parálisis de la economía, sumada al aumento de la inflación, tuvo como consecuencia que 7 de cada 10 menores de 13 años viva bajo el yugo de la pobreza.

Como en un juego de básquet, los tiempos de un gobierno se dividen en cuatro. En parte se ganó el primero, el de la batalla macro, no sin costos como en todo combate. Pero aún restan tres. La paz macro, que aún necesita consolidarse, es condición necesaria pero no suficiente. Los siguientes períodos deberán ser los de generación de capital humano que nos permita desarrollarnos de manera sostenida e inclusiva.

De lo contrario, volverá a ganarnos la frustración. Y para lograrlo, debemos apartarnos de los dogmas de fe, sean los impuestos por la misa kirchnerista o por los rituales de La Libertad Avanza. Según Erich Fromm, “la religión (y los dogmas) sirve(n) sencillamente para que las masas se resignen más sencillamente a las muchas frustraciones que presenta la realidad”.

Parafraseando a Pablo Gerchunoff, pareciera que Argentina ha encontrado su nuevo Potosí y que Milei viene a recuperarlo. Se mitigarían así los tan traumáticos ciclos de “stop-and-go” -expansión y recesión de la economía-.

Si Vaca Muerta y la explotación de los recursos mineros generan divisas genuinas, lo que ya viene ocurriendo, nos enfrentaremos a un nuevo desafío: el de utilizar dicha riqueza de manera eficiente en pos de un desarrollo sostenible. Como consecuencia de políticas de reparto sin generación de riqueza e irracionales en cuanto a inversión social, el país ha venido enfrentando tres graves problemas:

1. Una fenomenal estructura de planes sociales que, sin encontrarse vinculados al mundo educativo y del trabajo, han servido solo a los intereses clientelares mientras los beneficiarios son víctimas de mediano y largo plazo.

2. Un sistema escolar que ha resultado una estafa. Resulta insólito que tome 6 años formar a un médico o a un ingeniero y, que luego de 14 años de educación obligatoria, el 60% de los alumnos de los sectores más desfavorecidos no comprenda lo que lee y que 9 de cada 10 no sean capaces de resolver una operación matemática básica (Aprender, 2022).

3. Un sistema universitario caduco y conservador que abre sus puertas sin prácticamente restricción alguna para expulsar, solo en primer año, a cuatro de cada diez ingresantes. Asimismo, quienes se gradúan sobreutilizan el sistema en casi un 90% por sobre el tiempo teórico, lo que aumenta sin sentido los costos de funcionamiento.

En lo que resta del partido, se deberá llevar a cabo una verdadera revolución socioeducativa a partir de políticas de Estado. Resulta fundamental estimular tempranamente a los niños mientras nos aseguramos de que reciban una buena alimentación desde las primeras horas de vida.

Según James Heckman, la inversión educativa durante la primera infancia posee la más alta tasa de retorno en relación a cualquier otra inversión social, mayor inclusive a muchas de las esperadas por el RIGI. En cuanto a la reforma en las escuelas, existe una máxima: “no se puede enseñar aquello que se desconoce”.

Se deberá transitar hacia una verdadera profesionalización de la carrera docente donde la antigüedad no sea la variable que explique lo retributivo. Lo que debe recompensarse son los aprendizajes de los alumnos. Asimismo, no existen escuelas exitosas sin directores profesionales y altamente capacitados que dialoguen con sus equipos docentes.

En lo que hace al sector superior, parte del problema no se solucionará cobrándole a los alumnos extranjeros sino a través de un examen de ingreso que ordene la demanda, promoviendo las carreras de mayor retorno económico y social.

A su vez, producto de la acelerada tasa de obsolescencia de los conocimientos que rigen las disciplinas, es necesario desprofesionalizar el currículo y adaptarlo a uno que promueva las cualidades creativas, adaptativas y humanísticas de los alumnos, dejando las especificidades profundas para los años superiores y los posgrados.

Ante un nuevo paradigma, el liderazgo presidencial es condición sine-qua-non para que ocurra la verdadera revolución que asegure un desarrollo inclusivo y sostenido del país. Y si bien el problema es la economía, a la larga, citando a Sarmiento, “todos los problemas son problemas de educación”.