Di Tella en los medios
Agenda Pública
19/08/24

Salvar Venezuela

Rut Diamint, profesora de las Licenciaturas en Estudios Internacionales y en Ciencia Política y Gobierno, escribió sobre el escenario político venezolano, junto a la politóloga Laura Tedesco.

Los acuerdos de Barbados de 2023 generaron expectativas sobre una posible transición democrática en Venezuela. Sin embargo, la reacción del gobierno luego de las elecciones del domingo 28 de julio, no debería sorprendernos. En una época donde los autoritarismos se fortalecen ¿por qué creímos que la dictadura venezolana aceptaría una derrota electoral? Publicar las actas y aceptar los resultados significaría dejar el poder y, para muchos de los que participan en la dictadura, podría significar la prisión o el exilio. 

Los dictadores intentan aferrarse al poder y no ceden ante presiones o elecciones. En el escenario que se ha presentado en Venezuela cabe preguntar: ¿Por qué Nicolás Maduro creyó que podría engañar a la comunidad internacional y mantenerse en el poder? ¿O es que vive tan aislado de la realidad que esperaba ganar las elecciones? 

Las dictaduras sólo confían en su propio juego. Quizás Maduro sí esperaba ganar las elecciones, evidenciando su peculiar lectura de la situación política y económica en Venezuela. También es posible pensar que creía que podía manipular los resultados electorales. Esto refleja una pésima comprensión de los hechos ocurridos en Guatemala con la elección de Bernardo Arévalo como presidente en agosto del 2023. Lo que garantizó la llegada de Arévalo a la presidencia fue la combinación de una sociedad civil activa y una comunidad internacional atenta y dispuesta a defender la democracia en Guatemala.  

Los resultados electorales del 28 de julio sacudieron Venezuela. Sin embargo, una transición democrática parece muy lejana. Sabemos que las dictaduras recurren a todos los medios disponibles para evitar cambios. Aspiran a eternizarse. Nicolas Maduro, Diosdado Cabello y sus amigos lucharán por mantenerse en el poder. Seguramente creen que lo pueden lograr porque su gobierno no está sujeto a controles: detentan el poder absoluto. Saben que esa protección se acaba si dejan el gobierno. En el camino para defenderse, no les importa matar o encarcelar venezolanos que salen a la calle para defender su voto.  

Defender su poder absoluto es crucial. Luego de las elecciones, al menos 23 personas han muerto durante las manifestaciones ciudadanas que reclaman la presentación de las actas. Cientos de personas han desaparecido, están detenidas o han sufrido abusos por parte de las autoridades. El gobierno continúa con su campaña de intimidación desde las redes sociales y por los barrios. 

En Venezuela existe, desde hace décadas, un severo control sobre la población junto a un alto grado de intromisión en instituciones del Estado (muchas de ellas supuestamente autónomas) y un extendido uso de violencia, terror, encarcelamientos y exilio a quienes opinen diferente al gobierno. Esto no es una novedad. La democracia en Venezuela murió hace muchos años. Su fallecimiento ha sido un proceso continuo desde la llegada de Hugo Chávez a la presidencia en 1999. Chávez y Maduro, acompañados por las fuerzas armadas se han apropiado del poder hasta sustentarlo de una manera absoluta.  Las normas y las instituciones han sido socavadas, manteniendo algunas pocas ficciones sobre el respeto a las reglas del juego democrático. 

Frente a la reacción gubernamental a los resultados electorales, es necesario puntualizar otras características de la dictadura venezolana. Tanto Chávez como Maduro fortalecieron sus gobiernos recurriendo al apoyo de las cúpulas militares. Consecuentemente, existe una fuerte militarización del gobierno y la sociedad. El Estado está domesticado por las Fuerzas Armadas Bolivarianas que han desplegado un control capilar en todas las regiones del país. En este escenario el miedo prevalece, los servicios de inteligencia (el SEBIN y la DGCIM) aumentan las detenciones arbitrarias, los maltratos y tortura de opositores políticos y de sus familiares. 

Maduro se mantiene como presidente, con la ayuda de los militares, así como con el apoyo incondicional de diversos aliados internacionales, incluidos Cuba, China, Rusia, Irán y Turquía. Maduro fortaleció la alianza cívico-militar que Chávez había estado construyendo durante tres períodos presidenciales consecutivos. Construyó lazos más estrechos con el ejército, dándole mayor control sobre las principales industrias estatales y otorgando más puestos políticos a militares activos y retirados. 

¿Puede la comunidad internacional, especialmente los gobiernos latinoamericanos, construir un escenario para negociar el fin de la dictadura? Creemos que, por ahora, no ha demostrado tener herramientas para imponer una salida negociada de Maduro y sus aliados. Quizás el costo más difícil de afrontar es ofrecer beneficios legales a aquellos funcionarios civiles y militares acusados de violaciones de derechos humanos o corrupción, es decir, una especial justicia transicional. Es crucial que la oposición se mantenga unida. María Corina Machado ha demostrado que es capaz de unificar la oposición y dar pasos al costado para lograrlo. 

La sociedad venezolana está movilizada en contra de un régimen dictatorial que lleva 25 años en el poder. La derrota de la dictadura venezolana en las urnas debe defenderse. Es una oportunidad, tanto para Venezuela como para fortalecer las democracias latinoamericanas. No debe fracasar. 

Rut Diamint
Profesora en la Universidad Torcuato Di Tella e investigadora principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicet)
Fue asesora del Ministro de Defensa (2003-2005) y coordinadora general del presidente del Senado argentino (2006-2009). Es miembro del Consejo Asesor del Club de Madrid. Fue asesora de la Junta de Desarme del Secretario General de las Naciones Unidas (2013-2016). Se especializó en seguridad regional e internacional, cuestiones cívico-militares, temas de desarme y democracia y defensa. Ha publicado seis libros y más de 100 artículos y capítulos. Miembro de Red de Politólogas.

Laura Tedesco
Profesora de Ciencia Política y Relaciones Internacionales y vicedecana de Humanidades en la Saint Louis University (Madrid)
PhD por la Warwick University (Reino Unido), es Profesora de Ciencia Política y Relaciones Internacionales y Vice Decana de Humanidades en Saint Louis University (Madrid Campus). Está especializada en liderazgo político en América Latina. Su último libro, con Rut Diamint, se titula '¿Demócratas o Usurpadores? Un análisis de líderes sudamericanos' (Eudeba, 2019). Desde 2016 coordina, junto con Diamint, una investigación sobre escenarios políticos futuros en Cuba.