Di Tella en los medios
Página/12
30/06/24

La delgada línea entre lo innato y lo adquirido

Por Pablo Esteban

Andrés Rieznik, doctor en Física y profesor de la Escuela de Negocios, fue consultado por la interacción entre la genética y la crianza en el desarrollo de las habilidades.

Fautino Oro, el niño prodigio que no promete: es.. Imagen: AFP


Rieznik desmenuza la escena contemporánea en el rubro. "La gran revolución en genética es la baja exponencial en el precio para la lectura del ADN. Eso permite realizar estudios de genoma completo en los cuales se asocian ciertas variantes de genes a enfermedades, o bien, a probabilidades cognitivas. No hay uno o dos genes que influyan en un comportamiento, por ejemplo, facilidad para la lectoescritura, el deporte, o lo que fuere; sino que son miles de genes, cada uno de los cuales tiene un efecto muy pequeño", explica.
Por eso, cuenta el neurocientífico, se emplean puntajes poligénicos para la esquizofrenia y el autismo; para la velocidad y explosión muscular ligadas al deporte; incluso para arrojar probabilidades para ser extrovertido.
Luego, lo que sigue es observar dónde se expresan esos genes.
"Se vio que muchas variantes de genes que correlacionan con la inteligencia general se expresan en la corteza prefrontal, en la parte del cerebro que organiza el pensamiento, y en el hipocampo, la región en la que nacen las memorias", señala.
Asimismo, hay otra idea que históricamente estuvo asociada a los genios y se vincula con estar separados de su contexto. Como si realmente fuera posible vivir aislados, no aprender de nadie más. ?Cuando estudié la historia judía entre el siglo XIX y principios del XX, advertí una explosión (más o menos simultánea) de figuras que tienen un impacto de mucha relevancia en el campo de la cultura en general y las ciencias.
Estoy pensando en Marx, Einstein, Freud y varios más, como los miembros de la Escuela de Frankfurt. Por lo tanto, me puse a analizar las condiciones que permitieron esta irrupción y pienso que es clave considerar los escenarios socioculturales que habilitan el florecimiento", comenta Dujovne. Y completa: "No avalaría ninguna hipótesis genético-étnica, pero sí la influencia de posiciones sociales, capitales culturales, tensiones entre marginación e integración que desempeñan un rol importante?.
Condiciones materiales y determinismo genético A lo largo de la historia, las posturas de determinismo genético han operado como una excusa para segregar. Así, basta con apelar un poco a la imaginación para proyectar, desde esta perspectiva, una sociedad de castas en que los que puedan determinar de antemano la genética de su descendencia, constituirán razas superiores.
La creación, en definitiva, de súper-hombres: un peligro con olor a pasado que pone en jaque un futuro cada vez más desigual.
Una manera más ajustada de pensar el problema puede ser la que aportan las ciencias sociales.
Dujovne se pregunta: "¿Mozart hubiera sido Mozart tal como lo conocemos sin un padre compositor, director y profesor, que dedicó un tiempo y una energía extraordinarias a la educación musical de su hijo, y sin haber nacido en Austria? No es cuestión de hacer un ejercicio contrafáctico, sino destacar ciertas condiciones biográficas, sociales, económicas, culturales y políticas que favorecen la emergencia de un 'genio'".
A continuación, se pregunta Dujovne: ?¿Por qué algunos países tienen un número de premios Nobel desproporcionado respecto a su peso demográfico en el mundo? ¿Será que naturalmente tienen más genios individuales, o será que hay un marco que estimula y garantiza las condiciones materiales necesarias para que un número amplio de personas pueda tener una mayor dedicación a cierta disciplina, y de entre las cuales hay más posibilidades que pueda surgir un nuevo ?genio???.
Son preguntas sin respuesta, de esas que habilitan nuevas preguntas y que probablemente nunca serán respondidas.