Estreno. Andrés Di Tella, sobre “Mixtape La Pampa”: La identidad argentina resulta de una mezcla
Andrés Di Tella, director del Programa de Cine, fue entrevistado por La Voz sobre su nueva película, Mixtape La Pampa.
"Mixtape La Pampa", se estrena en el Cineclub Hugo del Carril.
Entre el paisaje real y el imaginario media un abismo, más aún cuando ese horizonte absorbe la identidad de una nación. Mixtape La Pampa explora esa vasta multiplicidad de la llanura argentina con la destreza ensayística que es sello de Andrés Di Tella, uno de los documentalistas más prestigiosos del país. El filme cruza la región pampeana siguiendo la huella inasible de Guillermo Enrique Hudson, el escritor y naturalista decimonónico que emigró en la segunda mitad de su vida a Inglaterra para terminar evocando la patria argentina en el clásico Allá lejos y hace tiempo.
La figura le sirve a Di Tella para espejar su biografía, siendo que él regresó inversamente a la Argentina desde Londres en su juventud sintiéndose casi un extranjero. Esa dualidad paradójica es sin embargo uno de los tantos aspectos que componen el sutil combinado de Mixtape La Pampa, donde Di Tella se larga a filmar aves, caminos y habitantes como Don Borges, un gaucho de 97 años que construye una maqueta en la que se resumen las labores de una existencia. Y todo musicalizado por el rock argentino pionero legado a Di Tella por su amigo Javier García Blaya, “mixtape” confidencial de un filme tan esquivo y risueño como entrañable.
Entre el paisaje real y el imaginario media un abismo, más aún cuando ese horizonte absorbe la identidad de una nación. Mixtape La Pampa explora esa vasta multiplicidad de la llanura argentina con la destreza ensayística que es sello de Andrés Di Tella, uno de los documentalistas más prestigiosos del país. El filme cruza la región pampeana siguiendo la huella inasible de Guillermo Enrique Hudson, el escritor y naturalista decimonónico que emigró en la segunda mitad de su vida a Inglaterra para terminar evocando la patria argentina en el clásico Allá lejos y hace tiempo.
La figura le sirve a Di Tella para espejar su biografía, siendo que él regresó inversamente a la Argentina desde Londres en su juventud sintiéndose casi un extranjero. Esa dualidad paradójica es sin embargo uno de los tantos aspectos que componen el sutil combinado de Mixtape La Pampa, donde Di Tella se larga a filmar aves, caminos y habitantes como Don Borges, un gaucho de 97 años que construye una maqueta en la que se resumen las labores de una existencia. Y todo musicalizado por el rock argentino pionero legado a Di Tella por su amigo Javier García Blaya, “mixtape” confidencial de un filme tan esquivo y risueño como entrañable.
¿Por qué Hudson? ¿Qué representa el personaje? “La historia de Hudson me interesó de entrada porque es alguien que vivió dos vidas: una primera como gaucho argentino y una segunda como escritor inglés –dice el director–. Es como si hubiera vivido su primera vida para poder escribirla. Se fue de la Argentina a los 33 años y vivió en Inglaterra casi hasta los 80. En una carta hacia el final de su vida, le escribe a un amigo: ‘MI vida terminó cuando me fui’. La figura de Hudson tiene un eco en mi propia vida. Yo pasé buena parte de mi infancia y primera juventud en Inglaterra y muchos de mis recuerdos más fuertes son de esa ‘primera vida’ mía en Londres”.
Y completa: “Cuando llegué de vuelta a la Argentina, no sabía nada. No conocía las calles, no sabía los nombres de los jugadores de fútbol, no tenía idea de política. Tuve que volver a aprender a escribir en castellano. Son caminos inversos, pero compartimos ese dilema de la doble pertenencia o de la identidad mixta. Creo que también sirve como modelo, llevado al extremo, de la identidad argentina, que nunca es unívoca sino siempre resultado de una mezcla. De ahí también el título: un término bien autóctono, ‘pampa’, al lado de un neologismo en inglés, ‘mixtape’”.
−¿Qué implicó abordar un terreno tan inhóspito como poblado de sentido?
−La región pampeana es un territorio mítico, saturado de carga simbólica. Durante años fue sinónimo de “la Argentina”, y su habitante por excelencia, el gaucho, la encarnación del “ser nacional”. Al mismo tiempo, se la consideró un vacío. La toma del territorio por parte del gobierno nacional en el siglo XIX fue denominada “la Conquista del Desierto”, como si no hubiera nada ni nadie ahí. Y sin embargo es un territorio lleno de historias humanas fascinantes y por donde pasó la historia con mayúscula, dejando huellas que hay que descifrar porque a veces están escondidas. La película narra un viaje concreto a través de los distintos rincones de La Pampa, desde Quilmes donde nació Hudson hasta el río Negro, donde La Pampa se transforma en la Patagonia y donde Hudson pasó su última etapa en la Argentina. Pero al mismo tiempo se trata de un viaje metafórico tras las huellas de un fantasma (Hudson), a través de un territorio poblado de fantasmas (los indígenas arrasados en “la Conquista del Desierto”). Y a la vez se trata de un viaje hacia el interior, un viaje íntimo que incluye mis propios recuerdos, sueños y encuentros con personajes que son, para mí, como encarnaciones del espíritu de Hudson.
Impronta inglesa
−¿Qué papel juega el rock en el filme, vinculado a la etiqueta “nacional”?
−Javier fue el amigo que me ayudó a entender algo más de la Argentina cuando llegué de Inglaterra a mis 14 años. Su modo particular de hacerlo fue grabarme unos mixtapes con canciones del incipiente rock nacional. Ese mismo rock que en ese entonces, a principios de los años ′70, era visto por muchos como “extranjerizante” y que tenía una fuerte impronta inglesa terminó resultando la mejor imagen de la Argentina. Una Argentina que siempre fue una mezcla, nunca una cosa unívoca. La Argentina no era el gaucho, devenido en símbolo del “ser nacional” y abusado por las dictaduras militares en procura de una unidad nacional ficticia. La identidad nacional era más compleja. El mixtape es metáfora de esa mezcla. Y nos da la banda sonora: Moris, Spinetta, Pappo, Gabriela…
−¿Cómo fue la travesía propiamente dicha por La Pampa? ¿Qué viste ahí?
−Hice muchos viajes previos, de investigación, buscando personajes en ese itinerario, de los lugares donde anduvo Hudson. Lo que buscaba eran encarnaciones del espíritu de Hudson, y eso lo puede representar tanto un ornitólogo que pasa su vida grabando el canto de las aves de La Pampa como un hombre rural como Don Borges, que trabajó durante toda su vida en el campo y ahora está embarcado en un proyecto sin límite de tiempo: reconstruir su vida entera de trabajo a través de la maqueta en miniatura de una estancia con sus tambos, galpones, molinos de viento, tractores, arados. En algún sentido, aunque él no supiera nada de Hudson, está haciendo lo mismo que hizo Hudson desde Inglaterra como escritor: reconstruir su experiencia de vida. Don Borges también representa, a través de su maquinaria en miniatura, la transformación del campo en factoría a cielo abierto. Todo lo que terminó con La Pampa original de Hudson, que ya no existe y que sólo persiste como espacio fantasmal.