Di Tella en los medios
El Cronista
14/02/8

Diálogo de sordos entre productores de carnes y Gobierno

Julio J. Nogués. Profesor de la <FONT color=#ff0000>Universidad Di Tella</FONT>.

De no mediar un cambio estructural de situación, los esfuerzos seguirán naufragando en el mismo remolino. La necesidad de actualizar la estructura de la canasta básica de alimentos, el principal instrumento para medir la incidencia de la pobreza en Argentina

Hace ya casi dos años que entre los productores de carne vacuna y el Gobierno hay un diálogo de sordos. Todos los esfuerzos de los productores para que el Gobierno implemente políticas menos discriminatorias han terminado naufragando en el objetivo por evitar aumentos de precios para los consumidores. Así como están dadas las cosas, de no mediar un cambio estructural de situación, los esfuerzos seguirán naufragando en el mismo remolino. Esta nota argumenta que para hacer mas productivo el diálogo con el Gobierno, es necesario actualizar la estructura de la canasta básica de alimentos (CBA), el principal instrumento para medir la incidencia de la pobreza en Argentina.

La actual estructura surge de la primera encuesta de gastos completada a fines de los 80, es decir, la incidencia de la pobreza se esta midiendo con información recabada hace 20 años. ¿Ha habido cambios importantes desde entonces? La respuesta es afirmativa. Según la vieja estructura de los 80, un argentino adulto consume mensualmente 5,5 kilogramos de carne vacuna, y solo 840 gramos de carne aviar. Es decir, el consumo físico de carne vacuna es más de seis veces superior al de carne aviar. Por otra parte, la carne porcina y el pescado ni siquiera están incluidos en la CBA.

En contraste con estos valores, el cuadro muestra que el actual consumo anual per capita de carne vacuna es solo 2,6 veces superior al de carne aviar (64,5/24,4), en lugar de 6,5 (5,5kg./ 0,840kg). Esta diferencia es muy significativa y distorsiona de una manera importante el costo de la CBA. Por ejemplo, si el precio de carne vacuna aumenta 100% mientras que la aviar se mantiene constante, la variación del componente carnes con la actual estructura de la CBA (de fines de los 80), es de 87%. Por otra parte, si el precio de la carne aviar es el que aumenta 100% mientras que la carne vacuna permanece invariable, el costo del componente carnes aumentaría 37% si se utilizara una estructura actualizada como la que indica el Cuadro.

Estas diferencias son muy importantes y dado que el consumo de carnes representa el 30% del costos de la CBA actualmente utilizada, por lejos el ítem más importante, errores de medición en este consumo se traducen en miles de personas registradas erróneamente dentro o fuera de la pobreza. Dado el aparentemente importante error de medición, en la realidad, las variaciones en el precio de la carne vacuna afectan la pobreza en un grado mucho menor al reflejado por las estadísticas públicas.

Es probable que con el tiempo, nuestra estructura de consumo de carnes se vaya acercando aún mas a la estructura observada en otros países tanto exportadores, como importadores de carnes. El cuadro muestra la estructura de consumo en Brasil y Uruguay pero algo similar, se observa en otros países tanto desarrollados, como en desarrollo.

Estos datos sugieren que las propias estadísticas públicas generan elevadas presiones de control sobre los gobiernos y representan un serio obstáculo para un diálogo fructífero entre productores y Gobierno. Los esfuerzos de los productores por abrir un canal de dialogo son loables, pero los hechos muestran que estos no han podido superar la presión que enfrenta el Gobierno por controlar el precio del principal item de la CBA. Para avanzar en el camino de políticas mejores y mas neutrales es necesario actualizar la estructura de la CBA y de esta manera, disminuir la presión que durante más de 20 años han enfrentado los gobiernos de controlar los precios de la carne vacuna. En esta área, los productores y el Gobierno pueden trabajar juntos para mejorar la precisión de las estadísticas.


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