Di Tella en los medios
La Capital de Rosario
13/02/22

Juan Negri: "El kirchnerismo tiene poder de veto pero no un candidato popular para ganar"

El director de las Licenciaturas en Ciencia Política y Gobierno y en Estudios Internacionales fue entrevistado sobre las tensiones dentro del oficialismo y las consecuencias de la gira presidencial por Rusia.


El politólogo Juan Negri observa que el kirchnerismo tiene menos incidencia en la coalición de gobierno. 


El politólogo Juan Negri está convencido de que el acuerdo con el FMI potenciará las tensiones en el Frente de Todos y, en particular, los chispazos con el kirchnerismo. El escenario más riesgoso -aunque no necesariamente el más probable, señaló- es “la balcanización” del peronismo: que el gobierno se atomice y Alberto Fernández quede con más de un año de mandato por delante en una situación de debilidad extrema.

Entrevistado por La Capital, el director de las carreras de ciencia política y de estudios internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella, analizó los riesgos y beneficios de la gira presidencial por Rusia.


—¿Qué trajo Alberto Fernández de su gira por el exterior?

—En principio contactos políticos y un poco de acercamiento, pero en concreto todavía nada. Se ve una voluntad del gobierno de acercarse a Rusia y a China, se expresa esta idea de los gobiernos peronistas, en particular del kirchnerismo, de que hay que alejarse de Estados Unidos. Es una concepción medio setentista, vinculada a los no alineados.

—En Moscú, el presidente dejó dos frases fuertes, sobre cortar la dependencia con Estados Unidos, y que la Argentina sea la puerta de entrada de Rusia a la región. ¿Fue un mensaje más hacia su frente interno, un intento de fortalecer la posición negociadora ante el FMI, un nuevo gesto de improvisación?

—Es una frase muy poco feliz, más allá de las preferencias de cada uno. Si un presidente hubiera dicho que le gustaría que Argentina sea la puerta de entrada de Estados Unidos sería un escándalo. Hay algo de improvisación, los presidentes en el fragor del encuentro dicen este tipo de cosas, como cuando Macri dijo que quería que la Argentina se enamorara de Lagarde. En segundo lugar, nadie puede pensar que la Argentina no tenga relación con China: es nuestro segundo socio comercial y una potencia comercial. En el caso de Rusia, parece una decisión más ideológica que estratégica: no es una potencia económica como China, no tiene capacidad de prestarte en moneda dura y la capacidad de inversión es limitada. Además, dado que Putin estaba metido en una posible guerra con Ucrania, no era el mejor momento para visitar Rusia.


Negri considera que "no era el mejor momento para visitar Rusia"


—¿Cuáles son los beneficios y riesgos para la Argentina de sumarse a la Nueva Ruta de la Seda?

—Argentina es un país chico en la geopolítica, y se tiene que adaptar a los flujos de poder mundial. Así como la Argentina se benefició de la dominancia británica, y la pasó mal durante la era estadounidense porque teníamos economías muy excluyentes, China nos compra lo que producimos y puede ser una relación muy beneficiosa. El primer riesgo es creer que los chinos vienen a hacer beneficencia: ellos vienen a hacer negocios como todos, son durísimos negociando, no y está claro que la situación nos beneficie a todos. El segundo es que la Argentina se meta en algunos temas muy sensibles para Estados Unidos, como la cuestión nuclear, el 5g o la compra de armamento, que generaría costos en la relación con Washington.

—Pocas horas antes del viaje renunció Máximo Kirchner a la presidencia del bloque, ¿Qué estrategia, si la hay, cree que está detrás de esa decisión?

—Mi impresión es que a Máximo genuinamente le cuesta militar el acuerdo en el Congreso. Hay un tema de posicionamiento público hacia su electorado y hacia sus diputados de cara al 2023. En la campaña del año pasado, Facundo Manes decía que no formó parte del gobierno de Macri y Máximo está buscando algo similar; si esto sale mal, tiene una carta para jugar. Igual, creo que esa estrategia no va a tener éxito: si el acuerdo con el Fondo trae un ajuste y complica electoralmente al Frente de Todos, no creo que Máximo tenga lugar para despegarse y decir que tenía razón. Además, Máximo no es un liderazgo popular, y me da la sensación de que en estas semanas la figura de Fernández se fortaleció un poco, aparece en la disputa como el racional del grupo.

—Como el conductor designado.

—Claro, están todos borrachos en el asiento de atrás y el tipo está yendo a las casas. Dicho esto, digo dos cosas: la renuncia no tuvo efectos tan grandes, lo que habla del poder relativamente marginal del kirchnerismo en el Frente de Todos, y el fortalecimiento de Alberto, obviamente dentro de un esquema de debilidad general.



La renuncia de Máximo Kirchner, entre las convicciones y el posicionamiento para 2023



—¿Cree que se vienen nuevos conflictos en el Frente de Todos?

—Sí, me parece difícil que no haya tensiones internas en el Frente de Todos. De hecho, el acuerdo con el Fondo las va a potenciar. La historia misma de la coalición y el contexto económico que se viene hacen muy difícil pensar que no se van a agudizar los conflictos.

—Si bien el albertismo es una criatura que nunca termina de nacer, ¿Ve al presidente más recostado sobre gobernadores, ciertos movimientos sociales y sindicatos?

—Él nunca jugó a eso. Supongo que tiene que ver con muchas cosas, su propia personalidad, pero también con que él creía en el proyecto. Cuando Cristina sacó su carta post Paso, Alberto tenía algo de resto pero nunca lo intentó. Creo que el albertismo no va a nacer, el momento para armar algo propio ya pasó, y hoy es un presidente demasiado débil para lograr imponerse al interior del Frente de Todos. Todos los actores de la coalición apuestan por la unidad, porque el llano para cualquiera es peor.

—¿Lo ve buscando la reelección? ¿O cree que dará un paso al costado?

—Históricamente, el presidente que está en funciones y puede reelegir intenta la reelección. Creo que él quiere, pero lo veo muy atento a su debilidad relativa. Es futurología, pero si el acuerdo con el Fondo implica ajuste y la economía se contrae, la cancha está ligeramente inclinada a favor de la oposición. En un contexto económico complicado va a ser difícil que reelija Fernández.

—La semana pasada Macri intervino con una carta en redes sociales en dos temas en los que tiene credenciales flojas: la deuda y la institucionalidad, ¿Cómo ves su juego en este contexto?

—Macri es un líder que ya no es unánime. En Juntos por el Cambio hay una suerte de acefalía y él es un jugador más. Mi impresión es que en el tramo final de la campaña por la reelección se encontró con un ejercicio del poder, esta cosa de la masa y le gustó. Tengo la sensación de que él cree que en algún momento lo contuvieron demasiado y, que le pesa anímicamente haber sido un presidente de un sólo período, está la idea de la reivindicación. Creo que él se quiere presentar, se verá si después la coyuntura política le muestra el camino. También es cierto que ser duro en Argentina paga. Además, Macri tiene sus seguidores, en una primaria le podría ir bien.



Negri observa un escenario favorable para los duros de Juntos por el Cambio



—¿Ve un escenario más favorable para los duros, sobre todo si la situación económica empeora?

—Es interesante, porque hay lugar para la moderación política -la elección de Alberto mostró la voluntad del kirchnerismo de moverse hacia el centro, y el propio Macri lo tuvo que hacer en 2015- pero en los últimos años paga más que antes moverse al extremo. La aparición de los libertarios muestra eso. Hay que ver si esos grupos entran a Juntos por el Cambio; hay demasiadas resistencias internas, pero todo puede cambiar.

—¿La acefalía de Juntos por el Cambio va a durar hasta las Paso del año que viene o se va a empezar a ordenar antes?

—Creo que se va a empezar a acomodar conforme estemos en la recta final, y cuando sea más evidente cuánto tiene cada uno. La coyuntura va a ayudar, y los avatares de la gestión pueden determinar cómo le va a ciertos actores. Es interesante porque nadie dice que quiere ser presidente. Todos sabemos Rodríguez Larreta quiere serlo, está Macri, una serie de gobernadores radicales. Mi visión es que la alternativa Rodríguez Larreta va a ir decantando sola, y se va transformar en el candidato natural. Ahí va a tener que arreglar qué hace con Macri y con Bullrich.

—El cuadro económico y social es frágil, pero ¿cuál cree que es el mayor riesgo político de 2022?

—El peor escenario político es la balcanización del Frente de Todos, que el acuerdo con el Fondo genere tal nivel de tensión interna que atomice el gobierno y Alberto quede muy debilitado, todavía con más de un año de gobierno por delante. De todos modos, creo más probable que el gobierno se vaya desintegrando de a poco, deteriorando su caudal electoral. El gobierno y el presidente van a llegar cansados al 2023, muy desgastados, con muy baja capacidad de proponer un candidato competitivo. Alberto es un presidente relativamente impopular para ganar la reelección, y el kirchnerismo tiene mucho poder de veto al interior del peronismo pero no tiene hoy un candidato lo suficientemente popular para ganar. El kirchnerismo va a tener una baja capacidad de incidir en la fórmula, algo que ya viene pasando: Cristina se bajó, y ahora va a bajar un escalón más. Sería poco creíble que el kirchnerismo presentase de vuelta una alternativa moderada.

—En los últimos años América del Sur atraviesa un período de conflictividad y cambios de signo político, ¿Cómo ve a la Argentina en el contexto regional?

—Dos elementos hacen que la Argentina se aleje de la media de la región que hacen que pese al mal desempeño económico tengamos un nivel de serenidad político bastante alto. El primero es que los partidos políticos tradicionales siguen siendo fuertes, históricamente han sido buenos en canalizar las demandas. El segundo es que hay una red de contención heredada del 2001 y el recuerdo del estallido. De todos modos, no me parece que esto vaya a durar para siempre: en algún momento el deterioro económico, que ya lleva más de diez años, va a repercutir sobre la política. De hecho, Milei empieza a representar ese discurso más antisistema. Por otro lado, América Latina está en un momento de estancamiento económico, la pandemia le pegó mucho y al mundo no le interesa mucho la región. Se viene una década de tensión, hay altas expectativas -por ejemplo, con Boric y Lula- y baja capacidad de resolverlas.