Mercosur, 30 años de una unión aduanera que nunca fue
Juan Negri, profesor del Dpto. de Ciencia Política y Estudios Internacionales, fue entrevistado sobre el funcionamiento del Mercosur, a 30 años de su creación.
"El fracaso de la unión aduanera es el gran debe del Mercosur, porque el arancel externo común no es ni fue suficiente", dijo a Sputnik el secretario general de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) y excanciller uruguayo, Sergio Abreu.
Para Abreu, "el segundo debe es la falta de realismo político" ante lo que considera un "avance" de los países de la Alianza del Pacífico —Chile, Colombia, México y Perú—, "que tienen acuerdos de libre comercio con Estados Unidos y la Unión Europea".
El Mercosur (Mercado Común del Sur) fue creado el 26 de marzo de 1991, cuando los presidentes Fernando Collor de Mello, de Brasil, Carlos Menem, de Argentina, Luis Alberto Lacalle, de Uruguay, y Andrés Rodríguez, de Paraguay, pusieron su firma en el Tratado de Asunción, el acuerdo que dio origen al bloque.
El primer artículo del tratado establece que el Mercado Común, que debería estar conformado al 31 de diciembre de 1994, implica "la libre circulación de bienes, servicios y factores productivos entre los países, a través, entre otros, de la eliminación de los derechos aduaneros y restricciones no arancelarias a la circulación de mercaderías y de cualquier otra medida equivalente".
Ese mismo artículo refiere también al "establecimiento de un arancel externo común y la adopción de una política comercial común" con relación a otros Estados o bloques de países.
Abreu, del gobernante Partido Nacional, ministro de Relaciones Exteriores durante el Gobierno de Lacalle (1990-1995), considera que más allá de las carencias, hubo logros, como el incremento del comercio intrarregional, el fortalecimiento de la identidad de los estados parte del bloque y la firma de acuerdos con los países de la ALADI: Bolivia, Colombia, Chile, Cuba, Ecuador, México, Perú y Venezuela.
Asimetrías
"Hasta ahora, el Mercosur no contempló las asimetrías. La bilateralidad entre Brasil y Argentina marcó avances, y sobre todo retrocesos. La ideología aportó más política que comercio y las normas se debilitaron, como lo demostró la inexplicable crisis de las papeleras entre Uruguay y Argentina", apuntó.
Argentina y Uruguay mantuvieron entre 2005 y 2010 un conflicto debido a la autorización del Gobierno uruguayo para construir dos plantas de pasta de celulosa en su territorio, sobre las aguas binacionales del río Uruguay, cerca de la población local de Fray Bentos y la argentina de Gualeguaychú.
Durante esos años, el puente internacional Libertador General San Martín, que une ambos países a través de esas localidades, estuvo cortado por las manifestaciones del lado argentino, sin que los gobiernos de la época buscaran impedirlo y sin el Mercosur lograra mediar en el conflicto.
Regímenes especiales
Por su parte, para el viceministro de Relaciones Económicas e Integración de Paraguay, Raúl Cano, las carencias de la unión aduanera son uno de los aspectos que deben ser enfrentados para lograr una integración plena.
"Tenemos que ir actualizando el proceso común, definir si queremos una unión aduanera plena. Hoy tenemos regímenes especiales. El Mercosur debe ir actualizándose en términos de comercio electrónico y definir en conjunto qué tipo de unión aduanera queremos, si aspiramos a un regionalismo abierto o cerrado", explicó el funcionario a Sputnik.
Sin embargo, Cano aclaró que para conformar esa unión aduanera plena debería darse "una discusión franca y sincera", para ir eliminando en forma paulatina los regímenes especiales.
Por su parte, Juan Negri, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Pittsbugh, coincide en que el Mercosur "se mantiene como una unión aduanera muy imperfecta, que nunca evolucionó hacia un espacio de libre comercio".
"Ahí está estacionado desde hace muchos años", afirmó el académico argentino a Sputnik.
Docente del Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella y de la Universidad Nacional de San Martín, en Argentina, Negri considera que la integración debería darse en diversos ámbitos, promoviendo aspectos como los intercambios académicos, estudiantiles y científicos.
"Hay mucho para hacer en ese terreno", dijo.
Contexto geopolítico
Más allá de buscar una unión aduanera, el Mercosur logró integrar en sus orígenes a cuatro países que venían de dictaduras militares, concretando un acercamiento que comenzó varios años antes.
El 30 de noviembre de 1985, los entonces presidentes Raúl Alfonsín, de Argentina, y José Sarney, de Brasil, firmaron la Declaración de Foz de Iguazú, que sentó las bases de la integración bilateral, estableciendo la creación de una Comisión Mixta de Alto Nivel para "examinar y proponer programas, proyectos y modalidades de integración económica".
El 30 de noviembre de 1985, los entonces presidentes Raúl Alfonsín, de Argentina, y José Sarney, de Brasil, firmaron la Declaración de Foz de Iguazú, que sentó las bases de la integración bilateral, estableciendo la creación de una Comisión Mixta de Alto Nivel para "examinar y proponer programas, proyectos y modalidades de integración económica".
En 1988, ambos países suscribieron el Tratado de Integración, Cooperación y Desarrollo, cuyo objetivo era la formación de un mercado común en un plazo de diez años y que abrió la puerta para la firma, tres años más tarde, del Tratado de Asunción.
"El Tratado de Asunción fue un logro democrático que hoy perdemos de vista, porque fue el fin de las relaciones tensas entre los países de la región. Lograr una cooperación comercial fue un avance muy importante para la democracia", señaló Negri.
Treinta años después y en otro contexto histórico, el experto entiende que el Mercosur enfrenta el problema de tener "un proceso decisorio lento y excesivamente consensual".
Flexibilidad en disputa
El 30 de junio de 2001 entró en vigencia una de las normas más polémicas del Mercosur, estableciendo que a partir de esa fecha los estados miembros no podrían celebrar acuerdos preferenciales que no fueran negociados por el bloque.
Esta decisión afectó en particular a los socios menores, Uruguay y Paraguay, que en reiteradas ocasiones han pedido una flexibilización de los reglamentos del bloque.
El 15 de diciembre de 2020, en ocasión de la 57ª reunión ordinaria del Consejo del Mercado Común, el canciller uruguayo Francisco Bustillo afirmó que "la flexibilidad debe ser la norma y ya no la excepción".
"Consideramos que cuando nuestros objetivos estratégicos están en sintonía, debemos negociar en forma conjunta, pero cuando nuestras visiones son disimiles, el Mercosur no puede convertirse en un obstáculo para nuestras necesidades e intereses", señaló entonces el ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay.
El 3 de febrero pasado, el presidente Luis Lacalle Pou dijo tras reunirse con su par de Brasil, Jair Bolsonaro, que "el próximo paso en este mundo moderno es la flexibilización" y reclamó nuevamente que cada miembro del Mercosur "pueda avanzar" en sus propios acuerdos comerciales, un punto en el que el mandatario brasileño se manifestó de acuerdo.
Sin embargo, el 18 del mismo mes, tras reunirse con Lacalle Pou, el presidente paraguayo Mario Abdo Benítez se mostró cauteloso respecto al tema, y a diferencia de sus antecesores dijo que su país "es de la tesis de negociar todo en bloque".
Sin embargo, reconoció que "hay que ver qué alcance tiene la flexibilización".
En cuanto a Argentina, mientras que el exmandatario Mauricio Macri (2015-2019) era un impulsor de la flexibilización, el actual presidente Alberto Fernández no tiene la misma postura y se inclina por mantener la rigidez del bloque.
En definitiva, en veinte años los cuatro socios fundadores no hay logrado ponerse de acuerdo respecto a la flexibilización de un Mercosur que se mantiene estricto ante los avatares del comercio internacional.
Unión perforada
Para Diego Hernández, doctor en Sociología Política Internacional y coordinador del Observatorio de Política Exterior Uruguaya, "el concepto de bloque y la idea de integración entre los cuatro países sigue vigente, pero el formato de unión aduanera queda muy perforado, por lo que no tiene sentido, hay que buscar otras opciones".
Pese a todas sus carencias, Hernández está convencido de que el Mercosur continuará "sobreviviendo", porque "aunque todos los presidentes de los países que lo integran reivindican que no sirve, nadie se anima a terminarlo".
Hoy, 30 años después de la firma del Tratado de Asunción, el Mercosur continúa siendo la opción para la integración de los países de la región, una unión aduanera imperfecta que funciona con sus luces y sus sombras y sobrevive a los Gobiernos de turno.
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