Di Tella en los medios
Clarín
31/05/19

Con la UBA como imán, la Ciudad fue a EE.UU. a atraer más estudiantes extranjeros

Por María Belén Etchenique

En 2018 llegaron 80.000 jóvenes y quieren que sean 100.000 en 2021. Promueven a las universidades locales, entre ellas, la Universidad Torcuato Di Tella, cuya directora de Programas Internacionales, Alex Markmann, viajó hasta Washington para participar de la feria más convocante en educación internacional, la NAFSA Annual Conference.


Hoy, ahora, hay más de 5 millones de estudiantes internacionales moviéndose por el mundo. Están subiéndose a aviones, poniendo su vida en valijas o eligiendo un punto en el mapa donde tomar cursos, maestrías, posgrados, carreras o participar en intercambios. Ese movimiento es tendencia, los países lo saben y actúan para posibilitarlo. Francia incrementa sus becas para estudiantes extranjeros.

Australia no para de lanzar programas para posicionarse como destino favorito. Canadá instala carteles en Silicon Valley que dicen: “si no tiene cupo en las universidades norteamericanas, venga a estudiar a nuestro país”. Y la Argentina, en especial a través del programa Study in Buenos Aires del Gobierno porteño, busca un pedazo en esa torta de ingresos que deja el turismo educativo.

Los estudiantes internacionales son un fenómeno con un impacto económico. Se calcula que proveen millones de dólares sólo en los cinco destinos que más estudiantes captan: EE.UU, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. En la Argentina, la Ciudad de Buenos Aires funciona como puerta de entrada. Al año, más de 80.000 estudiantes internacionales la eligen para formarse.

Sus gastos diarios y el de familiares y amigos que los visitan dejan 10.000 millones de pesos. El monto corresponde a alojamiento, pago de aranceles, consumos, transporte y entretenimiento, entre otros rubros, según un relevamiento hecho en 2017 por investigadores de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires y el Conicet.

“El impacto económico es el equivalente a medio punto del PBI de la Ciudad”, dice César Sánchez Casares, gerente de vinculación universitaria, a cargo de Study Buenos Aires. En la ciudad del poder -Washington D.C-, en un centro de convenciones que ocupa dos manzanas, en uno de los pasillos de la feria más convocante en educación internacional -NAFSA Annual Conference- dice que un estudiante es la mejor recomendación para un país, además de una oportunidad de retener talento mundial. La NAFSA Annual Conference empezó el domingo y termina este viernes. 

En el ámbito educativo representa las grandes ligas en las que las ciudades del mundo compiten por atraer estudiantes. Pero no todo es ver quién tracciona más. También, se refuerzan vínculos, se destraban cuestiones burocráticas para facilitar la llegada de alumnos y se establecen políticas de intercambio. Es la tercera vez que Buenos Aires se presenta en forma consecutiva, y este año lo hace con un objetivo: lograr que en 2021 sean 100.000 los estudiantes internacionales que visiten suelo porteño, un 25% más de los que son hoy.

“La presencia de Buenos Aires en NAFSA ya no es una misión de exploración, sino de consolidación. El ranking QS Best Student Cities la posicionó como la mejor de Iberoamérica para estudiar, por encima de Barcelona o Madrid, y entre las 25 más elegidas del mundo”, dice Fernando Straface, secretario General y de Relaciones Internacionales del Gobierno porteño y sigue: “Ese posicionamiento no es una moda ni una casualidad”.

Para Straface, Buenos Aires debe aprovechar las circunstancias actuales para agrandar su lugar: “En este momento, el mundo no es tan abierto como antes. Dos de los países que reciben más estudiantes están endureciendo sus políticas migratorias (EE.UU, bajo la gestión de Trump e Inglaterra con el Brexit), y eso es una oportunidad para nosotros”.

En NAFSA, en stands que parecen escenografías, como el que montó Japón con árboles de cerezo para promocionar Tokio, u otros más sobrios, como el de Argentina -blanco y con letras azules-, el ámbito educativo internacional dice que Buenos Aires y todo el país despiertan interés.

“Los estudiantes franceses eligen la Argentina porque la aman. La calidad educativa es de excelencia, hay una importante riqueza cultural y los vinos también son buenos”, así, directa y con gracia, es la respuesta de Beatrice Kahaiat, directora de Campus France, un cargo muy alto en Francia, elegido por el presidente.

Los campos a los que llegan los franceses son investigación y carreras de ciencias exactas y sociales.
A la cabeza de las universidades preferidas está la UBA, que este año volvió a quedar entre las 100 mejores en 10 disciplinas. Incluso, en Lenguas Modernas (Letras) se ubicó en el puesto 16 y por primera vez integró el “top 20” en un área temática. Su prestigio a nivel internacional es el motor para atraer estudiantes del mundo. Pero también hay otras casas de estudios, como la Universidad del Salvador, el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), la Universidad Católica Argentina, la Universidad Torcuato Di Tella, la Universidad Abierta Interamericana, la Universidad Nacional del Nordeste (que integran Chaco y Corrientes) y la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia deBuenos Aires, que traccionan y manejan entre un 4% y un 8% de estudiantes internacionales.

Llegan de todas partes del mundo: “Muchos de Alemania y países escandinavos porque hay interés temático conjunto, por ejemplo en asuntos energéticos. También varios de Asia.

Viajan para programas relacionados con producción e innovación en tecnología”, afirma Eugenia Cannata, del ITBA. A su lado, María Gabriela Espeche Gil, de la Austral, suma: “La Argentina tiene muchísima variedad geográfica y al estudiante internacional le interesa recorrerlo.

El trabajo de las universidades argentinas en NAFSA es arduo. Cada 30 minutos tienen entrevistas con instituciones o gobiernos para ofrecer sus programas y formar alianzas. En uno de los pocos momentos libres, Luciana Tondello, vicerrectora de la Universidad del Salvador, destaca: “Nuestra universidad tiene programas históricos como el de doble titulación en derecho en Francia y Argentina, que en todos estos años nos posibilitó un doble flujo de estudiantes. Los franceses vienen y nuestros alumnos argentinos también se forman allá. Pero ahora ser parte de una iniciativa gubernamental le da otra fuerza: ya no es la universidad sola relacionándose con otras en el mundo”. Una de las acciones que más representativa le parece es el “Kit de bienvenida”.

Los estudiantes que llegan lo retiran en un locker digital en el sector de arribos del aeropuerto de Ezeiza.
Incluye SUBE, tarjeta SIM y descuento en el traslado a la Ciudad. “Es una forma muy original de darle la bienvenida a un joven del mundo y mejorar su experiencia en el país”, dice Tondello.

Para el embajador argentino en EE.UU, Fernando Oris de Roa, se trata de políticas que funcionan como puntadas de un trama larga, que quizás no dan titulares como conseguir un acuerdo comercial, pero que tienen un gran poder. Por primera vez, la embajada en Washington funcionó como sede de una de las actividades de la feria.

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