Bernardo Kosacoff: "Pobreza cero es una utopía, pero hambre cero es una política focalizada"
El profesor de la Escuela de Negocios fue entrevistado por Eduardo Casullo y Horacio Riesnick en el programa "Novo Tecnología" (Radio Jai), donde analizó la actualidad económica del país. "El país tiene un enorme desafió de lograr la consistencia macroeconómica, con impactos positivos en la estructura productiva, el empleo y la inclusión social. Hambre cero y déficil fiscal 0.1 en diciembre de 2019 puede ser una idea fuerza que colabore en este objetivo", sostuvo.
El país tiene un enorme desafió de lograr la consistencia macroeconómica, con impactos positivos en la estructura productiva, el empleo y la inclusión social. Hambre cero y déficil fiscal 0.1 en diciembre de 2019 puede ser una idea fuerza que colabore en este objetivo.
Debe ser liderado por el Presidente Macri, pero como una
posible política de Estado, en un ejercicio colectivo que involucre a empresarios,
trabajadores, ONGs, parlamentarios, nutricionistas. A su vez, es consistente
con los nuevos enfoques del FMI.
Lo planteo como una política focalizada a los indigentes, utilizando todas las herramientas informáticas para llegar directamente a esta población con alta proporción de jóvenes. Un aspecto ineludible es garantizar su financiamiento. Una parte de las retenciones transitorias pueden contribuir a este fin, con una clara justificación compensatoria social. Pero también deben plantearse instrumentos complementarios, como por ejemplo entre muchos otros, la implementación de los cortes de las carnes para su comercialización con subsidios cruzados de precios, o incrementar en un 1% la tasa estadística a las importaciones.
Así como nos gusta
llamar para romper las barreras que traban nuestro crecimiento y traban nuestra
inversión. En el mismo sentido, nosotros hemos escuchado, sabemos que hay una
idea muy fuerte que ha sido generada por vos, que tiene que ver con la idea de
hambre cero. ¿Podrías explicarle a la audiencia?
Bueno, el tema de Hambre cero, mucha otra gente lo plantea,
hay algunos artículos, por ejemplo, de Juan Llach, que van en la misma línea,
gente que cree que debe ser un foco de política muy claro.
Ahora estamos viviendo un momento muy disruptivo y
obviamente de incertidumbre y de dificultades y hay que hacer todos los
esfuerzos colectivos como para recuperar no solo la capacidad de crecer sino la
de generar empleo y mejorar la inclusión que es nuestra principal deuda.
La Argentina nos sorprende en algo positivo: entre 1930 y
1980 la Argentina producía 20 millones de toneladas de granos y estaba
totalmente fuera de lo que era la revolución verde de nuestros competidores.
Estados Unidos, Canadá, Australia, etc. Ahí pudimos entrar… llegar hasta los 30
millones de toneladas en los 90 y después tuvimos en el lugar que menos
esperábamos, el proceso innovativo más espectacular de América Latina, en lo
que hoy se denomina la bioeconomía que rompe totalmente las fronteras entre
campo, industria y servicios y generamos casi 140 millones de toneladas de
granos, con fertilización, genética, biotecnología, semillas, maquinarias,
drones, servicios financieros, etc.
Esta revolución del cual somos líderes en el mundo permite
producir alimentos para 500 millones de personas aproximadamente y tenemos
estas contradicciones de la Argentina; existen los indigentes que creamos con
todas las crisis desde el Rodrigazo hasta ahora y hay alrededor de 6 millones
de personas que no pueden cubrir la canasta alimentaria y tenemos la capacidad
para producir alimentos para 500 millones de personas.
En realidad, que tienen hambre, para decirlo en términos muy
sencillos. Eso es vergonzoso. Y si no hay un ejercicio colectivo de la sociedad
para generar lo que siempre el capitalismo necesita que son todos estos
mecanismos complementarios y equilibradores dentro de estos procesos de
desajuste, es muy difícil tener una sociedad que tenga destino. Quizás la
crisis de ahora nos plantea que obviamente tenemos que corregir muchas cosas de
la economía y demás y yo soy optimista que no vamos a caer en una gran crisis,
que tenemos condiciones para salir, pero es fundamental en forma complementaria
y como principal objetivo y ponerlo a fecha muy breve, finales del año que
viene, que en la Argentina ya no haya más hambre. Y obviamente para ser ese
tipo de programa aparece un tema es que es, primero como se financia. Lo
planteé básicamente las últimas veces por la cuestión de las retenciones y ahí
aparecía justamente uno de los objetivos centrales en los cuales había que
volver a plantear estas retenciones transitorias porque generaba la posibilidad
de acoplar lo que uno necesita: generar exportaciones, generar riqueza, pero al
mismo tiempo tener desarrollo inclusivo y superar esta dificultad.
En definitiva, lo que uno plantea no es nada novedoso, es el
programa de food stamps de Estados Unidos, de finales de los años 30, en
promedio en los Estados Unidos más de 40 millones de personas reciben subsidios
para poder tener una canasta alimentaria y una alimentación adecuada y la
sociedad funciona así hace casi ochenta años y obviamente estos son los
mecanismos típicos que tienen los países que tratan de resolver sus problemas.
Bernardo, ¿estás hablando de “hambre cero”? Porque hemos
escuchado hablar de “pobreza cero”.
Pobreza cero es un objetivo y es una aspiración, una utopía, y está bien plantearla, pero es lo mismo que “a mí me hubiese encantado ser basquetbolista” … fantástico, pero no…
Hay cosas que son difíciles. Pero hambre cero es hacer una política y que sea notablemente focalizada. Hoy estamos en el mundo de la digitalización. Toda la gente que tiene la Asignación Universal por Hijo, y tarjeta Sube y todo lo demás, uno podría lograr que estos alimentos subsidiados estén focalizados para estos 6 millones de personas, y al mismo tiempo que tengamos un profundo asesoramiento de médicos, nutricionistas y demás para que tengan una canasta alimentaria que sea sana. Y hay que ver que, en estos 6 millones de personas, la mayor proporción son jóvenes. Los que pensamos el desarrollo económico, uno de los aspectos fundamentales de las fuentes de crecimiento es estos temas demográficos y tener una población joven es una muy buena noticia, pero para eso hay que capacitarlos, hay que darles oportunidades, hay que alimentarios, con lo cual una política focalizada en este sector me parece que es algo factible de realizar, manejable en términos presupuestarios sobre todo en esto que se ha generado a partir de la actual situación argentina y uno podría plantear quizás como mensaje, bueno, el año que viene tenemos hambre cero y por ahí déficit fiscal 0.1% y esquemas de ese tipo estarían de acuerdo con las nuevas visiones que está tratando de tener el FMI y demás, no son incompatibles con esto.
¿Por qué no explicas la implementación del programa hambre
cero? ¿Dónde está el cruce entre la tecnología y el hambre cero?
Primero que la tecnología nos ha mejorado notablemente,
hemos multiplicado casi por 7 veces nuestra capacidad de producir granos en las
últimas décadas y hay medidas así que hay prácticas que se pueden hacer,
tampoco se innova mucho, cuando uno va a Uruguay lo que encuentra es el famoso
“Asado Pepe” que implementó Mujica cuando era Ministro de Agricultura, entonces
ahí por ejemplo todo el tema en frigoríficos es urgente implementar la
comercialización por cortes y hacer subsidios cruzados y tratar de ver que
justamente no perdamos la oportunidad exportadora que de alguna forma fue la
política errónea que se siguió en el gobierno anterior, sino que la potenciemos
totalmente, pero en el mismo tiempo en donde haya una discriminación de
precios, o sea, los cortes populares, y que justamente puedan llegar a los
sectores más humildes y en particular los indigentes si tienen su tarjeta que
se elimine el 11% de IVA que tiene, que aún sea muchísimo más barato. Y en esto
hay que tener una colaboración de todo el sector privado y tratar de ver desde
los temas del aceite, de la harina maíz, de la fruta, de lo que sea una canasta
alimentaria adecuada, cómo puede haber justamente la posibilidad de hacer
productos que llegue a esta población y tomar la experiencia de lo que es la
política en los Estados Unidos y tomar la experiencia de lo que es en Uruguay
la discriminación de precios para el sector carne, y bueno, de hacer una gran
convocatoria donde esto no es solo tarea del Estado, sino una fuerte
participación pública de las organizaciones de la sociedad civil, del mundo de
la nutrición, etc., en donde obviamente pobreza cero es muy difícil, hay que
tender hacia eso, pero hambre cero en la Argentina me parece que podría ser una
política focalizada ejemplar en el terreno de todo América Latina.
Esta idea que hemos visto publicada, ¿cómo ves la
posibilidad de difundirla? ¿Dónde estás encontrando trabas en expresar la idea
porque hasta este momento, todo lo que has dicho merece un entusiasta apoyo?
En realidad, esto es un ejercicio colectivo que obviamente
tiene que ser liderado por la política pública. En principio tiene que ser
quizás un excelente indicador para ver que cuando se toman medidas de política
económica que tratan de tener la consistencia macro que es la condición
necesaria, hay que evaluar también qué impacto va a tener en lo productivo, en
lo tecnológico, en el empleo y fundamentalmente en lo social. Quizás a mí me
llamó la atención plantear este tema cuando se discutió si retenciones no o
retenciones sí, y cuál era la función que podía cumplir.
¿Ha tenido la posibilidad de hablar con Carolina Stanley?
No, no tengo ningún contacto con la gente de Desarrollo
Social. Pero lo he planteado, primero hubo un artículo de Juan Llach en La
Nación hace dos o tres meses en la misma dirección y yo lo planteé en la
Conferencia de la Unión Industrial, donde había alrededor de mil empresarios y
obviamente estaba toda la gente del mundo de la alimentación, de la Copal, y en
realidad la recepción por parte del mundo empresarial fue muy buena. También lo
planteé en el seminario de la Universidad de Tel Aviv, de economía que hicimos
hace menos de tres semanas y también había un gran consenso dentro de los
asistentes.
¿El sector político cómo lo toma?
No, yo creo que cuando uno lo charla individualmente hay una
aceptación. El tema es que alguien tiene que articularlo e implementarlo.
Siempre esto cuando uno lo plantea y estas grandes ideas, obviamente uno es un
economista profesional, siempre está la restricción del presupuesto, cómo se
financia, y justamente hoy apareció en este tema de las retenciones uno de los
mecanismos de compensación en donde podría haber un canal en donde una parte
importante de este financiamiento podría estar garantizado. En ese sentido fue
que en estos últimos dos meses lo planteé en varios reportajes y en todas las
conferencias que me han invitado. ¿Pero quién tiene que tomarlo? Obviamente
Desarrollo Social con la participación del Ministro de Economía y tiene que
estar también dentro de la idea del Presidente, pero tiene que haber mucha,
mucha cooperación privada y de todas las organizaciones de la sociedad civil.
Tiene que haber expertos de informática para ver cómo la política sea
focalizada y que llegue directamente a la gente. Hay que ver también los
impactos fiscales, cómo operan en esto los supermercados, los canales de
distribución y cómo se llega a la gente que se requiere para justamente tratar
de entender de que uno tiene restricción presupuestaria y que no se puede decir
y hacer un programa que, bueno, que sea más amplio porque lamentablemente los
recursos no existen. Pero creo que la Argentina está en condiciones si la
sociedad en su conjunto se lo dispone, de hacer un avance notable para eliminar
este problema de la mala nutrición en este sector de indigentes y en este
sector de gente joven en donde si hoy hay que apuntar las políticas del
Gobierno en términos sociales es justamente en los sectores jóvenes y hay que
darles comida, educación, capacitación, posibilidad de que tengan un trabajo digno,
etc. Pero bueno, el rol principal lo tiene que tomar el Gobierno.
¿Cómo se hace para que lo tome?
Uno lo plantea, ojalá sea una semillita, que alguien lo tome
y que alguien lo articule; creo que esto escapa a los intereses partidarios de
algún partido político, sino que debe ser una política de Estado y plenamente
compartida por los sectores sociales y los sectores políticos, sobre todos
aquellos que quieren que no tengamos una crisis profunda. Quizás la referencia
que hacía, un poquito como alerta es recordar lo que fue la hambruna irlandesa.
En dos palabras, las tierras en Irlanda fueron ocupadas por los ingleses,
tenían muy alta productividad, producían buenos alimentos, se llevaron para
alimentar a la revolución industrial de Inglaterra, y las tierras de mala
calidad quedaron para los irlandeses. Ahí podían plantar básicamente papas y
los ocho millones de irlandeses comían papas. Dos cosechas fracasaron, de 1840
a 1841, de esas ocho millones un millón de personas murió de hambre, otro
millón de personas emigraron y son los irlandeses de Nueva York y los
irlandeses que fueron a Australia, y queda esta cuestión que esto quedó en el
alma irlandesa, cuando viene el IRA varias décadas, un siglo, después, no era
solamente la cuestión religiosa, el hambre se lo recordaba como un caso muy
particular en donde no hubo una inteligencia de poder generar mecanismos de
compensación hacia esa dificultad que tenía el pueblo irlandés.
¿Quiere decir que estamos hablando de una posible tarjeta
“Sube”, que en vez de cargar dinero estaríamos cargando casi calorías, que
estaría en relación con la edad del titular de la tarjeta?
No. Está perfectamente individualizado con la tarjeta
también de las Asignaciones Universales por Hijo, hay formas de poder
individualizar bien claramente y dirigir la política y hacia ese sector.
¿En Estados Unidos cómo se los individualiza con el sistema
de las estampillas?
No lo conozco. Uno cuando va a los supermercados ve en las
estanterías. Antes se lo llamaba food stamp. Ahora tiene otro nombre que se lo
denomina “SNAP”, no lo conozco. Habría que estudiar el tema y ver cómo se hace.
Ahí llega a más de 40 millones de personas. Son más de 200 millones de
población. Pero claramente ellos tienen una idea de qué hay mayor beneficio
social de que toda la gente esté bien nutrida y eso nos va a dar una
posibilidad de integración como una cuestión fundamental.
¿Por qué el pedido que hay en este momento de la Declaración
de la Emergencia Alimentaria no incluye este sistema?
Desconozco. No soy un experto de estos aspectos. Me dedico a
los temas de producción, de tecnología, de empresas nacionales, de la
inserción, del aparato productivo del mundo, y de los vínculos de lo que es el
desarrollo productivo y la consistencia de los programas macroeconómicos. Esto
escapa a mis posibilidades y creo que lo más importante es una participación
colectiva en donde se dejen todos los intereses particulares y entender de que
este es un problema central que tiene la Argentina y en este caso creo que es
factible de manejarlo porque ideas buenas puede haber, como la pobreza cero,
pero creo que está ajena a nuestras posibilidades de corto plazo. Hambre cero
no es tan difícil o por lo menos creo que es factible y que presupuestariamente
uno se lo puede plantear. Y uno podría decir que el objetivo del Gobierno es
tener hambre cero para el final de su mandato en 2019. Una de las condiciones
para que se haga es tener también un déficit fiscal notablemente menor, pero
eso es un instrumento para otro tipo de objetivos como esta cuestión que
obviamente tienen que ver con un desarrollo sustentable e inclusivo.