Por fin, una Corte equilibrada
El Senado y el Presidente de la Nación han dotado a la Corte Suprema de Justicia de un nuevo equilibrio que no se advierte desde hace casi un siglo. Este nuevo equilibrio tiene, al menos, tres dimensiones.
Por un lado, los cinco miembros de la Corte Suprema han sido designados por tres presidentes distintos. La administración Duhalde designó al juez Maqueda; la administración Kirchner a los jueces Highton de Nolasco y Lorenzetti, y la administración Macri a los jueces Rosatti y Rosenkrantz. Ninguno de estos tres subconjuntos de jueces tiene, por su número, el control de las decisiones del Alto Tribunal. El proceso de designación de los jueces incluyó audiencias públicas con la participación de la sociedad civil como contralor adicional de los candidatos propuestos. Tales audiencias han sido vistas por cientos de miles de personas a través de YouTube y plataformas virtuales análogas. Esta primera dimensión de la Corte es habitual en democracias republicanas estables.
La tercera dimensión está dada por la formación de los jueces. En su mayoría han sido formados tanto en la tradición del derecho continental europeo que nutre a las facultades de derecho de la Argentina y en la tradición del common law (uno de los jueces ha recibido el título de doctor de la Universidad de Yale). La mayor parte de los jueces son bilingües. Esta segunda dimensión induce a un análisis interdisciplinario riguroso de las disputas que lleguen a los estrados de la Corte.
Estimo que es posible lograr este cuarto equilibrio sin ampliar el número de jueces de la Corte Suprema. De este modo se evitarían dos efectos sistémicos malos según la experiencia constitucional argentina: en primer lugar, se evitaría implementar el décimo cambio masivo en la composición del Alto Tribunal; luego, se enterraría la percepción de la ciudadanía según la cual cada presidente tiene "su" Corte. La expresión "la Corte de Menem" no debería extenderse a "la Corte de Macri".
El Senado y el Presidente han logrado trabajosamente una Corte Suprema con un triple equilibrio. El Alto Tribunal tiene ahora todo lo necesario para que la única fuerza posible para resolver los conflictos sea la solidez de los argumentos que se planteen en cada caso. Es posible introducir gradualmente el cuarto equilibrio (género) sin destruir los tres equilibrios logrados por la República después de casi un siglo.
El equilibrio de la Corte Suprema, en sus cuatro dimensiones, puede generar efectos virtuosos en nuestra democracia republicana. Esto incluye convertir a nuestro país en un destino más atractivo a inversiones directas extranjeras que generen trabajo e innovación.
Decano de la Escuela de Derecho de la Universidad Torcuato Di Tella
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