FANTASMAGORÍAS - Muestra del Programa de Cine 2020

Del 7 al 11 de diciembre del 2020, el Departamento de Arte de la Universidad Torcuato Di Tella tuvo el agrado de invitar a Fantasmagorías, exposición online de obras en proceso de lxs participantes del Programa de Cine 2020, con la participación de cineastas invitadxs.

Las películas se proyectaron de forma libre y gratuita en la plataforma FestHome.


Trabajos en proceso de lxs participantes del Programa de Cine 2020

Programa 1: Meu pai, a câmera e eu (Felipe Camargo), Último México (Alejandro Schonfeld), Fuego de San Telmo (Francisco Benvenuti), Una noche lejos (Julieta Barrientos Parola).

Programa 2: Amor de verano (Eline Marx), Karaoke (Marco Sartorio), Moshik (Daniela Aguinsky), Pocas veces recuerdo lo que sueño (Franca Malfatti), Cicatrices (Nicolás Turjanski).

Programa 3: 鱼 Yú (pez) (Ignacio Oyuela), Esas cosas malas (Francisca Jiménez Ortegate), Work in progress (Pablo Radice), Nuestra historia (David Nazareno).

Programa 4: Los actores (Sofía Brihet), Fatale-cinema (Salomé Bazin), Marcel (Gastón Calivari), Apuntes de una educación sentimental (Maayan Feldman).

Programa 5: Para ella (Camila Meyer), Aurora (Juan Pablo Labonia), Incendio (Carolina Nicora), Variaciones sobre mi padre (Lara Seijas), Se alquila (Delfina Liderjover).

Programa 6: Año nuevo en Palestina (Yaela Gottlieb), Fuera del área de cobertura (Agustina Wetzel), En la infancia también conté esta historia (Constanza Gatti), Diario de un Hikikomori (Maijo D'Amico).

 


Diarios personales

Compartimos algunos de los diarios personales que lxs participantes escribieron y presentaron durante la cursada, en paralelo a la realización de los trabajos.

Daniela Aguinsky

Julieta Barrientos

Salomé Bazin

Francisco Benvenuti

Sofía Brihet

Gastón Calivari

Felipe Camargo

Maijo D'Amico

Maayan Feldman

Constanza Gatti

Yaela Gottlieb

Francisca Jiménez

Juan Pablo Labonia

Delfina Liderjover

Eline Marx

Camila Meyer

David Nazareno

Carolina Nicora

Ignacio Oyuela

Pablo Radice

Marco Sartorio

Alejandro Schonfeld

Lara Seijas 

Nicolás Turjanski

Agustina Wetzel

Películas invitadas:

Chloé Galibert-Laîné

Forensickness (2020, 40 minutos) 

A very long exposure time (2020, 7 minutos, film silente) 

En estas dos piezas que exhibimos en el 2020 en carácter de estreno en Argentina, Chloé Galibert-Laîné nos invita a acompañarla en su deriva como detective de las imágenes: una experiencia que resulta, en su caso, de enorme intimidad. En "Forensickness" la narradora camina haciendo equilibrio entre la reflexión crítica y el salto a la pura ficción, mientras despliega un juego de pistas que va creciendo y ramificándose hasta quién sabe dónde. En "A very long exposure time", en cambio, la dimensión es más pequeña pero no por eso menos rica en capas: sus observaciones y sus intervenciones sobre la materia se entraman en un plano autobiográfico muy concreto, que toma forma en cada palabra cuidadosamente dispuesta.

Melisa Liebenthal 

Aquí y allá (2019, 21 minutos)

"Aquí y allá" es un ensayo que se pregunta por el significado del estar en casa y de la pertenencia. La realizadora utiliza fotografías, mapas y Google Earth para conectar sitios alrededor del globo, no solamente pertenecientes a su pasado, sino también a la compleja historia migratoria de su familia, que se remonta a la Alemania de la época de Hitler y a la China de Mao. Lo real y lo virtual resultan igualmente confusos: ¿aquí o allá? Tal vez en ambos, al mismo tiempo.


  • ¿Cambió el cine? Conversación en torno a la realización y formación en cine en la actualidad, entre lxs participantes del Programa de Cine UTDT 2020, Andrés Di Tella (Director del Programa de Cine UTDT), Violeta Bava, Alejo Moguillansky (Tutores Programa de Cine UTDT 2020) y Melisa Liebenthal (cineasta invitada). 


Fantasmagorías

Empezamos el Programa de Cine en marzo, en modalidad remota, algo de antemano impensable. A priori, me sonaba a una de esas estafas de antaño, un cuento del tío equiparable a los anuncios de las revistas de historietas mexicanas de mi infancia: ¡Estudia para ser detective privado por correspondencia! ¿Sería posible tener clases sin la comunión semanal de las proyecciones en la oscuridad de la querida aula de cine María Luisa Bemberg? Pero, más que nada, ¿sería posible, para los participantes del programa, hacer una película por semana durante todo el año sin, justamente, juntarse para hacerla?

Desde las primeras clases, sin embargo, tuve el presentimiento de que, a lo mejor, el espacio del taller, aunque sea virtual, hoy por hoy se volvía más importante que nunca para los participantes. El primer ejercicio consistía en hacer una pieza “personal” a partir del material de un compañero, apropiándoselo. Es al mismo tiempo una manera de generar confianza entre ellos y empezar a construir esa comunidad provisoria que es, quizás, el hecho fundamental de la experiencia del programa. No es moco de pavo abrirle los archivos de tu computadora a un desconocido. 

Hubo un trabajo en particular, realmente sorprendente, hecho por un chico y una chica que nunca se vieron la cara en persona. La pieza, no obstante, transmitía con mucha fuerza un sentimiento de intimidad compartida: en el material de Sofía, Nicolás descifraba la historia de su compañera y, a la vez, se confesaba. Ignacio Agüero, profesor invitado, lo resumió asi: “La belleza de la película es la creación de una relación, que se genera en el proceso mismo de hacer la película. Y más bello es que sea una relación entre desconocidos. Lo que prueba la fuerza y el poder del cine de crear mundos, reflexiones y emociones únicas a partir de la manipulación de materiales: imágenes, sonidos, voces, palabras”.

Y entonces, en ese momento, a pesar del dolor de cabeza que a veces me daban las 4 o 5 horas de clase online via zoom, sentí que valía la pena seguir probando. Me agarró un arranque de optimismo: es posible que estas circunstancias, tan especiales y tan difíciles, puedan llegar a producir algo interesante, algo nuevo e incluso impensado.

En el medio, como estaciones en el camino de un viaje inolvidable, las “visitas”, en calidad de profesores invitados, de Chloé Galibert-Laîné, Marta Andreu, Elías León Siminiani, Andrés Duque e Ignacio Agüero, figuras en la vanguardia de la cinematografía mundial, que retroalimentaron el trabajo en curso, a través de la iluminación de sus propios métodos. Las tutorías individuales con Alejo Moguillansky y Violeta Bava aportaron, también, otra perspectiva sobre la producción, siempre bajo el mismo signo de lo empírico-teórico.

Las películas, milagrosamente, se fueron haciendo, semana a semana. Fue un proceso vertiginoso de rodaje, montaje, exhibición, remontaje y reflexión permanente, de ensayo y error. El procedimiento podría ampararse en las palabras de Goethe: “Hay una forma tan delicada de lo empírico que automáticamente se transforma en teoría”. En esta muestra se exhibe un trabajo de cada cineasta, de una variedad prodigiosa: cortometrajes pero también largometrajes en curso, documentales y ficciones, ensayos, diarios, cartas… Aunque no se note, hay obras terminadas a las apuradas, otras simplemente detenidas en pleno proceso, como la instantánea al paso de un momento del trabajo en curso. 

En ese proceso, justamente, importaba menos lo que se buscaba que lo que se encontró: no cuenta la meta sino el camino. El énfasis estuvo siempre puesto en el proceso y no en el resultado. Así y todo, se trata de obras –provisorias o definitivas- que impresionan por su calidad, en más de un caso asombran. Me animaría a decir que, por las circunstancias especiales en que se hicieron, el conjunto de piezas producidas durante el año constituye un corpus de una excelencia inédita en la historia del programa. Es como si el taller se hubiera convertido en un espacio de resistencia y como si cada participante fuera un resistente, de cuya práctica individual y compromiso diario dependiera la supervivencia de todos.

No puedo dejar de pensar, justamente, que el trabajo de fondo del Programa de Cine no pasa tanto por las obras realizadas sino por el hecho de compartir cada semana, durante buena parte del año, los ejercicios y las reflexiones de todo el grupo. En ese sentido, la experiencia se volvió un poco fantasmagórica, a través de las reuniones virtuales, que suplieron la presencia de los cuerpos por una intensidad insólita, a veces cercana al arrebato. Pero, ¿hay acaso mayor intensidad que la que se experimenta en una casa embrujada, habitada por fantasmas? 

“Anoche estuve en el país de los fantasmas” escribió Tolstoi (creo que fue Tolstoi) después de asistir por primera vez al cinematógrafo. El cine es una fantasmagoría en la medida que vemos en la pantalla personas que no están presentes. Pero reaccionamos como si lo estuvieran. Si no, ¿por qué nos emocionaríamos? ¿por qué nos asustaríamos? El cine también es una experiencia fantasmagórica porque proyectamos en la pantalla nuestros propios “fantasmas”. Sin embargo, esos fantasmas existen, son reales porque reflejan sentimientos y vivencias reales. La potencia del cine se expresa a veces con mayor vigor, paradójicamente, a través de lo que no se ve, de lo que está fuera de cuadro y tenemos que imaginar: la ausencia. Los directores del cine de terror supieron esto mejor que nadie: esconder da más miedo que mostrar. Esta disposición del cine para hacer de lo invisible, de lo que no está ahí, una experiencia real, lo convierte en un vehículo ideal para tratar con lo inexplicable: hacer tangibles las experiencias limítrofes, como este mundo nuevo que nos ha tocado atravesar.

-Andrés Di Tella

Director, Programa de Cine UTDT

-------

Las actividades del Programa de Cine cuentan con el apoyo de la Fundación Torcuato Di Tella y de la Fundación Simón Rodríguez.

Próximas Pasadas