En los medios

Juan Gabriel Tokatlian: "El 'reloj del apocalipsis' está más cerca de las 12 que durante la Guerra Fría"
El profesor de la Licenciatura en Estudios Internacionales fue entrevistado sobre el impacto global de la política exterior de Donald Trump.

Juan Tokatlian | Cedoc
En medio del conflicto comercial que emergió con los nuevos aranceles de Estados Unidos, el sociólogo Juan Gabriel Tokatlian sostuvo que las medidas impulsadas por Donald Trump son una “convocatoria a la inestabilidad” con el objetivo de revertir la influencia de China y señaló que el Boletín de Científicos Atómicos colocó “‘el reloj del apocalipsis’ más cerca de las 12 que durante la Guerra Fría”. “Nada de esto va a ser muy sencillo”, dijo en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).
¿El mundo entró en una fase de absoluta imprevisibilidad y no sabemos absolutamente nada de lo que puede suceder o, como dijo Xi Jinping, el mar sigue estando ahí?
Empecemos por decir que no podemos prever el futuro. Por lo tanto, lo que podemos hacer es mirar hacia el pasado más reciente y hacia este presente. Yo diría que aquí hay tres elementos que son claves para entender a Donald Trump y lo que está haciendo desde Estados Unidos. En primer lugar, hay un concepto en los estudios internacionales que tiene que ver con la idea de países revisionistas, es decir, países insatisfechos que buscan cambiar las reglas del juego, que son oportunistas y que suelen recurrir a mecanismos coercitivos. Toda esta literatura en las relaciones internacionales siempre estuvo dedicada a aquellos que “desafiaban” a Occidente, la Unión Soviética en su momento y China ahora.
Ante esos estados o potencias revisionistas, estaban los estados o potencias pro status quo. Es decir, habían sido gestores de un cierto orden, habían propiciado la universalización de ese orden, particularmente liberal, eran responsables en el ámbito internacional y tenían una disponibilidad a ir gradualmente aportando a una transformación, eventualmente progresiva, del sistema mundial. Estados Unidos, que era ese actor pro status quo, se ha convertido en un actor revisionista. Es decir, Estados Unidos es el que ahora, desde el declive relativo que ha tenido y que sigue teniendo, ha impulsado una serie de medidas que obviamente son oportunistas, coercitivas, muestran su estado de insatisfacción y, por lo tanto, quieren que el resto se adapte a Estados Unidos.
El segundo punto importante es que hay que entender esta situación particular de Estados Unidos en una transición fenomenal de poder, influencia y prestigio, en la cual el centro de gravitación internacional viene mutando desde hace años de Occidente en la dirección de Asia, no solamente China. Frente a ello, Estados Unidos ha ido perdiendo capacidad competitiva en el área científico-tecnológica, política y persuasiva, ha tenido que retirarse de dos guerras perdidas en Irak y en Afganistán y ha padecido y ha sido el centro de la crisis financiera del 2008. Hasta el año 2007, era el país en el cual 60 de las 64 tecnologías críticas lo ubicaban en el primer lugar.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el mandatario chino Xi Jinping.
Desde el año 2019, China controla y tiene la primacía en 57 de las 64 principales tecnologías y tiene una moneda que se ha empezado a debilitar, y que ha agudizado ese debilitamiento después de la guerra en Ucrania. Entonces, es un Estados Unidos que se muestra insatisfecho y que quiere ahora que el resto de la comunidad internacional se adapte, y que tiene como objetivo limitar, cercar y eventualmente revertir la influencia de China. La tercera pata de esta situación es un ensañamiento, una ilusión, mediante la cual Trump cree que, repitiendo recetas del pasado, basadas en un proteccionismo que era para un mundo del siglo XX, aplicado al siglo XXI, Estados Unidos se va a poder reindustrializar. Hoy los procesos en cadena internacional de producción y distribución son muchísimo más complejos, y poner aranceles altísimos a distintas contrapartes afecta a Estados Unidos y no le van a dar esa posibilidad de revitalizar su industria.
China le respondió y Estados Unidos le volvió a responder. ¿Esto va a terminar en una guerra entre Estados Unidos y China? Te acuerdas de aquella serie famosa hace unos años, “Years and Years”, donde en un momento Estados Unidos bombardeaba a China. ¿Cómo que un conflicto comercial escale más allá de lo comercial?
Primero, conocemos mucho de la famosa escuela de Chicago en términos económicos, a los famosos Chicago Boys, con lo que luego fue conocido más como el modelo neoliberal. En Chicago, para la misma época en que estaban los Chicago Boys en sus inicios, allá por finales de los años 40, en el área más científica de los físicos, de los químicos, de los matemáticos, se creó lo que se llama el Boletín de Científicos Atómicos, que es la revista de mayor reputación en materia de cuestiones nucleares.
En la parte superior de la publicación, hacia la derecha, colocaron lo que llamaban el reloj del fin del mundo. ¿Qué querían decir con esto? Era un reloj que tenía la manecilla a siete minutos de las 12 con el que querían señalar que en ese momento la Unión Soviética estaba en una carrera fenomenal, que iba a ser paritaria con Estados Unidos en materia nuclear, y que seguramente se generaría un nivel de tensión, fricción y eventual confrontación que pudiera ser descontrolada. Entonces, ellos querían advertir sobre eso.
Cuando terminó la Guerra Fría, pusieron la manecilla de ese reloj a 17 minutos de las 12. Es decir, la gran disputa por suerte no se había convertido en una gran guerra. Esa disputa terminó con un predominio claro de Occidente, con la expectativa de un nuevo orden internacional y de los dividendos de la paz que auguraba un cambio en el que, a las cuestiones de seguridad, se les añadirían las cuestiones relacionadas con la justicia y la equidad. Ese orden, amparado y moldeado por Occidente, particularmente por Estados Unidos, no dio los resultados esperados. Las tensiones internacionales fueron creciendo, las crisis fueron siendo cada vez más evidentes, los conflictos armados y las dificultades económicas.
El 28 de enero de este año, los científicos que están a cargo de este boletín movieron la famosa aguja de este reloj a 89 segundos de las 12. El 'reloj del apocalipsis' está más cerca de las 12 que durante la Guerra Fría. ¿Qué quiero decir con esto? Quiero decir que tenemos un sistema sobrecargado. Olvidémonos por el momento de Trump, olvidémonos de la llegada de Trump. Ya teníamos un sistema sobrecargado de tensiones, fricciones no resueltas, disputas, alta competencia, cambios de poder relativo, y ahora llegó Trump. Entonces, más que preanunciar que va a haber una confrontación militar, me parece que hay que advertir que hemos entrado ya no en un mundo incierto, sino en un mundo peligroso.
En segundo lugar, diría que todavía hay que esperar la segunda y tercera fase de esta serie de aranceles que Estados Unidos está colocando y que están generando respuestas internacionales. Para Trump y su gente, hay tres tipos de estados. Un primer tipo de estado, ellos lo llaman vasallos, que son aquellos que quieren el acceso al mercado de Estados Unidos y, por lo tanto, si se les imponen aranceles muy importantes, van a tratar de responder más positivamente que negativamente, porque necesitan mucho de Estados Unidos. Luego aparecen, en el universo de Trump, los estados neutrales como la Unión Europea. Con algo de independencia, al final del día probablemente acuerden cuestiones con Washington. Y después están los estados oponentes. Estos son los realmente importantes, como China. En ese sentido, juegan o al aislamiento o a prepararse para la retaliación china. Entonces, estamos en un momento en el cual hay que ver cuáles amenazas son creíbles.
Las amenazas van a continuar, por lo menos con China, de lado y lado, y van a llevar a que tenga cierta eficacia intimidante lo que haga Estados Unidos y, por lo tanto, muchos países se acomodarán a esto. Ese mismo estilo de Trump de llevar todo hacia el límite va a llevar a muchos países a tratar de salvar algo en su relación con Washington. ¿Es esto una llamada a la estabilidad? No, es una convocatoria a la inestabilidad, porque nada de esto es finalmente controlable y nada de esto va a ser muy sencillo, ni para que Estados Unidos se revitalice ni para que pueda frenar a China. Así que, es un gran signo de interrogación dónde y cómo termina este escalamiento relativo. Yo diría que es mejor pensar en modos de acomodamiento futuro antes de que esto se exacerbe y se descontrole.