A propósito de la reglamentación de la “Modernización Laboral”, en La Nueva Mañana entrevistamos al doctor Sebastián Etchemendy, autor de libros sobre la tercerización laboral y miembro del think thank Fundar, para quien si bien se trata de una norma “acotada” no resuelve los principales problemas. 

El mercado laboral se fue moldeando al calor de más de una década en donde la economía osciló entre recesiones y apenas recuperaciones. En consecuencia, la informalidad laboral escaló hasta llegar en este 2024 a cifras impensadas décadas atrás. Casi el 50% de la gente que trabaja lo hace en la informalidad, de acuerdo a relevamientos de expertos en la materia. Asimismo, el deterioro de la calidad de las condiciones de contratación se profundizó en los últimos 8 años, en donde de cada 100 empleos creados, 63 fueron “en negro”.

El 30% de los trabajadores en relación de dependencia cayó en la pobreza

Los espasmos económicos, la inflación, la cifra creciente de desempleados o de monotributistas que maquillan la crisis del mercado laboral también repercuten en el trabajo formal. Así las cosas, el 30% de los trabajadores en relación de dependencia, con aguinaldo, aporte jubilatorio y cobertura de salud, cayeron en la pobreza, de acuerdo a un informe del Instituto de Investigación Gino Germani.

En este contexto de alta informalidad y de asalariados pobres, el gobierno anarco libertario reglamentó la reforma laboral presente en la Ley Bases. Un anhelo de los gobiernos liberales que brilla por su ausencia de la agenda del progresismo. ¿Se trata de una reforma que estimula el empleo registrado o busca flexibilizar relaciones laborales? Sobre esto hablamos con Sebastián Etchemendy, investigador principal del área de Trabajo e Ingresos del think thank Fundar. Para quien “las reformas laborales no crean empleo. El empleo lo crea la política económica”.

"En los 90 se desreguló el costo laboral y subió el desempleo"

Etchemendy, quien también se destaca como profesor titular en el Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella, manifestó que no hay teoría que demuestre “que desregular y bajar costos laborales genera empleo”. Inclusive, la misma historia argentina así lo demuestra, en donde “en los 90 se desreguló el costo laboral y subió el trabajo no registrado y el desempleo”. Contrariamente, aumentó el “costo laboral” en los 2000 cuando volvieron a regularse “muchos aspectos de la normativa laboral y, sin embargo, creció mucho el empleo y el trabajo registrado”.  

Si bien en Argentina las reformas laborales suelen tener un sesgo ideológico de los espacios políticos que las promueven, los cambios en las normativas laborales no son necesariamente en contra de los derechos laborales en otras experiencias internacionales. España, Chile o México, en algunos aspectos, explicó el doctor Etchemendy, modernizaron su normativa laboral sin flexibilizar derechos. 

-Si no es determinante en la generación de empleo, ¿qué sí determina la normativa laboral?

-No es determinante en la generación de empleo, como lo demuestra la literatura académica y nuestra experiencia histórica, pero sí lo es para el tipo de sociedad que se pretende. La normativa laboral lo que te determina son los niveles de igualdad y los niveles de derechos entre los distintos componentes de la sociedad, y en ese sentido es fundamental. Es decir, el marco normativo encauza el empleo creado (por la política económica) hacia modalidades de la organización de la economía más o menos injustas. Entonces, decide bajo qué nivel de derechos y qué calidad tiene el empleo creado, pero no crea empleo. 

-¿Cuál es el punto más negativo de la nueva reforma para la calidad del trabajo y el positivo (en caso de que lo tuviera)?

-El punto más negativo lo vemos en el sistema de colaboradores independientes que termina legalizando la flexibilidad en las micro empresas. No vemos algún punto positivo en alguna parte de la reforma. Se puede destacar que se ponen en discusión algunos temas que son necesarios, pero lo hace con tan malas soluciones que termina siendo negativo. 

-¿Cuáles son los incentivos de la reforma para reducir el costo laboral de las microempresas y qué efecto estiman puede tener en los niveles de contratación?

- La reforma laboral -en lo que refiere al régimen especial para las microempresas- legaliza lo que hay hoy, en donde tenés trabajadores no registrados o monotributistas que la reforma llama a eso registrados. Legaliza la informalidad porque elimina multas por trabajo no registrado y crea la figura de colaborador independiente. Esto tiende a empeorar las condiciones de quienes están hoy registrados, y también de los posibles trabajadores futuros.

-¿La nueva normativa solo impacta en el mundo de la precarización actual o puede también generar incentivos para precarizar a quienes hoy son asalariados?

-Sí. Se supone que la reglamentación dice que vos no podés echar empleados que tenés en relación de dependencia para ponerlos en el régimen nuevo de microempresa como monotributistas, básicamente sin los derechos que tiene un trabajador asalariado. Entonces no se podría pasar de un régimen a otro, pero eso es muy difícil de verificar y de fiscalizar.

-Sobre las normas que rigen para la contratación de micro y pequeñas empresas que es donde está la parte del león de la informalidad, ¿qué sugieren desde Fundar?

-Desde Fundar decimos que tenemos que tener un régimen de contratación que sí tenga incentivos en el sentido de que reduzca el costo laboral, pero sin deteriorar la calidad de las condiciones de contratación, como por ejemplo bajar contribuciones patronales o límites por lo que se paga a las ART para las micro y pequeñas empresas. Pero que ese trabajador tenga el sentido de la registración ¿Cuál es? Participar del estado de bienestar y de determinados derechos sociales.