En los medios

La Nación
28/08/24

Un libro imprescindible: el rugby que debate su lugar en el país del fútbol

La Nación publicó una reseña de "El rugby, historia, rituales y controversias desde sus orígenes hasta hoy", el libro que Andrés Reggiani, director del Departamento de Estudios Históricos y Sociales, escribió junto al historiador Alan Costa.

Por Ezequiel Fernández Moores

Juan Domingo Perón, con la ovalada. Sebastián Domenech


Es el 29 de agosto de 1954 en el estadio de Gimnasia y Esgrima Buenos Aires (GEBA), en Palermo. Juan Domingo Perón saluda uno por uno a los jugadores de Los Pumas y de Francia. “Especialmente invitado”, el “Excelentísimo señor Presidente de la Nación nos honró con su presencia”, dice la Memoria y Balance de la Unión Argentina de Rugby (UAR). Toma asiento en el palco oficial y sigue “las alternativas del partido”, en el que una Francia brillante y obviamente más poderosa gana 22-8. Tres días antes, cita la Memoria oficial, Francia había vencido 22-0 al “Combinado Eva Perón” en la ciudad Eva Perón (La Plata). El documento (de fácil acceso en la web) confirma también que la gira de Francia fue posible gracias a que el gobierno peronista “adelantó” el dinero necesario para pagar los pasajes de avión del visitante. “Gesto que destacamos y agradecemos públicamente”.

El vínculo rugby-peronismo (deporte controlado por las élites vs “populismo” político) es acaso el aporte más notable del libro El Rugby. “Ningún otro período resultó ser tan propicio para el rugby como el peronismo”, sorprenden Andrés Reggiani y Alan Costa, historiadores, exrugbiers y autores del libro, publicado por Siglo XXI. Y enumeran: más equipos, torneos y categorías. “Plan de Difusión del Interior”. Crecimiento de la Liga o Federación Católica Argentina de Rugby (para clubes menos pudientes y sin necesidad de vínculo religioso). Torneos interbancarios, interfacultades, interinstitutos (militares) e intercolegiales (estos últimos incluidos en el Segundo Plan Quinquenal). El rugby en los Campeonatos Evita. Cesión de predios y ayudas económicas para numerosos clubes, entre otros, Pucará, Olivos, San Fernando, SIC, GEBA, Los Matreros y Buenos Aires Cricket & Rugby Club (más conocido como Biei).



Juan Domingo Perón dando el puntapié inicial de un partido entre Racing y River, clubes rechazados por la UAR

Justamente la cancha de Biei, club decano, marca un hito. Es el terreno de propiedad municipal donde hoy está el Planetario, inaugurado en 1864 con un partido de cricket y que el 20 de junio de 1867 albergó al primer partido de fútbol en la Argentina. Tras varias idas y vueltas con distintos gobiernos, el club creyó que finalmente lograría la cesión definitiva, hasta que en 1950 el peronismo ordenó su desalojo, tras un “sorpresivo” incendio en la noche del 26 de julio de 1947. “Se ha quemado un trozo de historia”, lamentó El Gráfico, según reconstruye el libro oficial del club (“Buenos Aires Cricket & Rugby Club – 150 Años”, marzo 2015). Al caso Biei se sumaron otros conflictos que enumera El Rugby: la intervención al club CUBA (Club Universitario Buenos Aires), la suspensión de la cancha de Los Matreros y la negativa de los jugadores de Universitario La Plata de jugar bajo el nuevo nombre de Universitario Eva Perón. Choque de “tradiciones e intereses” vs “aspiraciones refundacionales de la Nueva Argentina peronista”.

El apoyo del gobierno a la gira de Francia de 1954 no solo ayudó a la UAR a salvar una crisis económica. La gira enriqueció también al juego criollo, que había crecido hasta ese entonces bajo influencia de estilo británico. Más “intuitivo” y más “impertinente”. Los jugadores franceses, escribía Hugo Mackern (periodista de El Gráfico conocido bajo el seudónimo de Free Lance) “pasan la pelota siempre desde cualquier posición, con una mano, como venga, pero pasan”. La gira (hubo una anterior en 1949) expuso también escenas de violencia “sin precedentes en una cancha de rugby” (“alambre de púas, gases lacrimógenos, energúmenos”, enumera una crónica de la época). Desbordes que tenían antecedentes ya en 1926. Y que distaban de vincularse con el profesionalismo que sí temían hace más de un siglo los padres fundadores de la élite británica. “¿Por qué deberíamos entregar el juego del rugby a una horda de jugadores de clase trabajadora?”, se preguntaba uno de ellos.

El Rugby es un libro académico, valiente y formidable, que pone nombres propios y afronta tabúes (acaso por eso un club tradicional de zona norte canceló días atrás una presentación). La presentación formal sucedió hace dos meses en la Universidad Torcuato Di Tella. “En una cancha descubrí a Hugo”, dijo ese día Hugo Porta, emocionado al valorar el juego libre, creativo y solidario. El otro punto acaso más notable del libro es el debate sobre el crecimiento del juego, que hoy tiene canchas en todo el país, cárceles incluidas, hombres y mujeres. El Rugby recuerda primero el viejo rechazo de la UAR a clubes como River, Racing, Ferro, Quilmes, Estudiantes y Gimnasia La Plata (”porque había profesionales dentro de sus instituciones”).



La formación de Los Pumas del equipo de 1965 que triunfó en Sudáfrica

Y cita luego la gira histórica de Los Pumas de 1965 a Sudáfrica. “Ningún otro momento resultó tan prodigioso y paradigmático”. El diario Crónica pedía una “fiesta popular” en Ezeiza para recibir a los “héroes”, con “una escolta de pibes de quinta división y bandas de música”. “Es la hora justa de la popularización”, clamaba. Y LA NACION precisando, aliviada, que “no hubo bandas de música ni filas de jugadores de quinta división, ni papel picado, ni matracas, ni pitos ni cornetas”, sino “un testimonio tan auténtico como correcto”.

A setenta años exactos de Francia 1954, Los Pumas recibirán este sábado a Australia. En La Plata. Es, por supuesto, un deporte distinto. Y que, como dice El Rugby, debate todavía su lugar en el país del fútbol.