En los medios

Página12.com
11/07/24

Miss IA 2024: la polémica detrás de la modelo virtual más bella del mundo

Emmanuel Iarussi, profesor de la Licenciatura en Tecnología Digital, opinó sobre el uso de la Inteligencia Artificial en los certámenes de belleza y en las redes sociales.

Por Pablo Esteban
Kenza Layli es una influencer marroquí creada con Inteligencia Artificial por Phoenix IA.  (Fuente: Instagram de Kenza Layli.)Kenza Layli es una influencer marroquí creada con Inteligencia Artificial por Phoenix IA. . Imagen: Instagram de Kenza Layli.


La Inteligencia Artificial llegó para quedarse y de ello, a esta altura, no hay ninguna duda. Un nuevo capítulo de esta escalada vertiginosa se hace evidente en un concurso muy singular: una influencer virtual, llamada Kenza Layli, fue distinguida como Miss Inteligencia Artificial 2024. Más allá de la curiosidad que la novedad pueda despertar, lo cierto es que el certamen reprodujo los estándares de belleza que se ponderan tradicionalmente en esta clase de eventos. Así, la participante marroquí fue distinguida por su belleza hegemónica: exhibió “una gran consistencia facial”, combinada con un “alto nivel de detalle en manos, ojos y ropa”. Los avatares son seres sin carne, ni huesos, que cada vez son más empleados en la industria de la publicidad y que, en el presente, también participan de certámenes que juzgan su apariencia.

Layli, que luce hiyab en sus apariciones mediante redes sociales, posee casi 200 mil seguidores y comparte mensajes que apuntan a "empoderar una mirada feminista" y su protagonismo en el mundo tecnológico. Sus dientes son perfectamente simétricos y blancos, su expresión armónica y los contornos del rostro realizados con medición quirúrgica. Básicamente, lo que se conoce como una modelo en la vida real, pero creada con IA. "La IA no es sólo una herramienta. Es una fuerza transformadora que puede cambiar industrias, desafiar normas y crear oportunidades que no existían antes", dijo en un video luego de recibir la noticia del galardón. Asimismo, en cada ocasión invita a sus seguidores a “desafiar el statu quo”.

Como premio, según lo estipulado por la plataforma de contenido Fanvue en colaboración con World AI Creator Awards (WAICA) que lo organizaron, su creador recibirá 13 mil dólares, podrá participar de programas en formación de IA y contará con el asesoramiento de un publicista que mejorará los niveles de audiencia. Lo hizo luego de imponerse en este torneo frente a rivales de Francia (Lalina, con 120 mil seguidores) y Olivia C (de Portugal, con 12 mil), que de cualquier manera se llevaron reconocimientos monetarios equivalentes.


Oportunidad desperdiciada

“La tecnología es una herramienta que permite amplificar y llegar con nuestras ideas a miles de personas. Y, en este caso, la idea es muy clara: se sigue asociando a la mujer a los parámetros de belleza hegemónicos que venimos discutiendo desde hace un montón de tiempo”, dice Consuelo López, tecnóloga y especialista en impacto social, a Página 12. Luego completa: “No está muy claro quiénes crean estas imágenes virtuales, sin embargo, siguen una tendencia muy marcada. En lugar de aprovechar la IA para mostrar otro tipo de cuerpos, haciendo otro tipo de cosas, solo se hacen eco de lo que no queremos ver más: pieles perfectas, cuerpos hegemónicos, mujeres jóvenes”.

Los jueces evaluaron en este caso la belleza (según los patrones hegemónicos), la tecnología (utilización de herramientas de IA) y la influencia social (interacción con fans y audiencia). En efecto, para escoger a una ganadora, se tenía en cuenta tanto su apariencia, su estética, así como también la defensa de causas sociales, como puede ser el derecho a un ambiente sano, o bien, la reivindicación de motivos feministas y la puesta en superficie de temas tabú como la salud mental.

Las influencers virtuales aparecen en escenas cotidianas y se toman fotografías como podría tomarse cualquier persona: de viaje, visitando monumentos emblemáticos, mientras comen con sus parejas, o bien, en situaciones puntuales como al mando de un avión. Poseen un perfil editorial, una mirada sobre el mundo e, incluso, despliegan ideas políticas basadas en convicciones ideológicas marcadas. Identidades virtuales que se construyen, ganan fama y adquieren representatividad en la esfera pública. Quizás el principal conflicto es que la mayoría de las influencers replican lo que sucede con las estrellas de las redes sociales de carne hueso: exhiben a sus seguidores una vida perfecta.

En la misma línea, Emmanuel Iaurussi, investigador del Conicet en el Laboratorio de IA de la Universidad Torcuato Di Tella, comenta: “Me da un poco de lástima porque pienso que podría haber sido una oportunidad para ser aprovechada. En un tiempo en que el trabajo creativo de muchos artistas podría verse amenazado por las IA generativas, la plataforma era una opción porque les permite ganar dinero con sus creaciones. Sin embargo, una vez más, termina quedando atrapada en la lógica de las redes sociales, donde lo importante es volverse viral”.


Delgadas y jóvenes

Uno de los principales conflictos en este caso es que, de nuevo, se volvió a premiar una forma de belleza hegemónica definida a partir de la delgadez y la juventud, como si fueran las únicas características posibles para definir un pretendido ideal. Al respecto, López insiste: “Quizás lo único interesante es que lo ganó una marroquí y no una mujer blanca, ahí le doy medio crédito. Por lo demás, pienso que usamos las herramientas, cada vez más potentes y eficaces, pero solo para seguir perpetuando estereotipos y valores que son en una dirección contraria a los que estamos empujando desde otros espacios”.

De cualquier manera, se mantiene subyacente un problema adicional de corte estructural: en el marco dado por estos certámenes se evalúa como natural el hecho de que un grupo de jueces evalúe la “belleza” de alguien más. Como si eso fuera posible y, además de posible, también fuera deseable. Como si un grupo de jueces selectos pudiera definir --y mediante un concurso jerarquizar-- los rasgos que la especie debiera perpetuar. Así de bizarro y artificial.