En los medios

Andrés Rieznik: “Se está enseñando de forma desastrosa a leer, a escribir y matemática básica”
Andrés Rieznik, doctor en Física y profesor de la Escuela de Negocios, reflexionó sobre el impacto de los métodos de enseñanza en el sistema educativo argentino.

Una calurosa tarde en la Casa de la Lectura. Así era el clima de la jornada que Ticmas organizó para debatir y poner en común las experiencias docentes sobre la fluidez y comprensión lectora en la educación argentina.
Entre la nutrida agenda de entrevistas a referentes, se destacó la presencia de Andrés Rieznik quien, fiel a su estilo, hizo gala de su libertad de pensamiento e investigación. En una entrevista realizada por Patricio Zunini hubo espacio para el humor, el debate y la invitación “a una guerrilla educativa”.
“Andrés es una persona que se destaca por una mirada de la alfabetización que no se queda en el texto, sino en cómo la alfabetización impacta en el resto de los aprendizajes”, inició Zunini, y le consultó por las urgencias que atraviesa el sistema educativo actual.
Derrotar al "Terraplanismo en educación"
Para el profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad Di Tella, la respuesta es contundente. A la hora de pensar en la educación del presente, “lo principal sería cambiar la forma en que alfabetizamos”. Y aseguró que “Leer, escribir y matemática básica se están enseñando de forma desastrosa en la enorme mayoría de los colegios argentinos, particularmente los de gestión estatal”.
Y agregó: “Voy a usar la palabra que quienes no están de acuerdo conmigo usan para definirse, y es el constructivismo. No es que me parezca que no haya nada de bueno en el constructivismo. Pero el constructivismo dice que, por ejemplo, no hay que enseñar explícitamente el sonido de las letras. ¡Un delirio! Terraplanismo en educación. Es una catástrofe. Hay que quejarse, hay que levantar la voz”.
Rieznik planteó lo poco valioso de evaluar “cuántas palabras por minuto lee correctamente un chico de primer grado”, así como también criticó los proyectos actuales de la provincia de Buenos Aires al “preguntar a los chicos qué piensan sobre la lectura y la escritura” donde las cifras no son fiables e incluso las calificó de “barrabasadas”.
Y denunció: “Yo lo puedo decir de esta forma porque no estoy en el sistema educativo, porque a los docentes que lo dicen las reprimen. Tengo centenas de mensajes de docentes y directivos contándome cómo tienen que enseñar a escondidas el sonido de las letras, porque si viene la supervisora los reprime. Una docente va a renunciar porque descubrieron que ella tiene un cuaderno de Ana Borzone escondido para el nivel inicial. Enseñar el sonido de las letras escondido como si fuera droga. ¿Me estás cargando?. Bueno, esto ya me indigna a un nivel que es complicado”.
Además reflexionó que nos encontramos en un presente en el que si alguien termina la escuela primaria sin escribir: “Es una tragedia personal y una vergüenza nacional, porque sabemos cómo hacer para que eso no pase”.
¿Qué pasa en el campo de las matemáticas?
Si bien en los últimos años el foco de urgencia estuvo puesto en la lectocomprensión, la enseñanza de matemáticas básicas tiene también su alerta. Para el autor de Atletismo mental (2016, Penguin Random House), “la respuesta es un desastre. Me dicen que soy un poco snob cuando hablo de Singapur. Pero ¿por qué? No hay que reinventar la rueda”. Y llamó a mirar los modelos que sí funcionan y que generaron un verdadero impacto en su rendimiento educativo.
Rieznik señaló que se trata de hacer uso de todos los métodos que puedan funcionar de acuerdo a las realidades de cada estudiante más allá de los cuadernillos que son “bajados” a los docentes. Además criticó nuevamente las estadísticas y la desconexión que hay con la realidad socioeconómica: “Hay provincias en las cuales supuestamente los indigentes tienen mejor nota en matemática que los más ricos. ¿Me están jodiendo? Obvio que no es así. Si fuese así, sería un caso de estudio internacional. Un país en donde los indigentes hacen mejor matemática que los millonarios”.
Rieznik insistió: “Tenemos que enfrentar en nuestros ámbitos si es que queremos un día darle a los chicos y chicas que lo necesitan; la educación que merecen, porque si no es como si yo te llevara a un chico o una chica a un hospital público y en vez de darle vacuna le dan flores de Bach y hay que hacerle juicio al hospital. El Estado es laico y debe aplicar lo mejor. No hay que dejarse llevar por creencias absurdas, ni religiosas, ni pseudocientíficas y eso es lo que está pasando con la alfabetización”.
Debatir para cambiar
Rieznik insistió que se trata de empoderar a los docentes y convocar a aquellos que “quieran ayudarnos a entender mejor cómo alfabetizar de forma óptima” siempre sabiendo que “la ciencia es hermosa, es viva, es cambiante”, donde la “mixtura de métodos” de enseñanza impacta de forma directa en el aprendizaje donde las familias también tienen un rol activo.
Y reflexionó: “No podes obligar a un docente a hacer algo que él no piensa que va a funcionar porque lo hace con desgano, lo hace mal. Tenemos que lograr que los docentes que quieran enseñar con este nuevo método, que no solo financiamos y del que le damos las herramientas necesarias, sean partícipes de un experimento de ciencia ciudadana donde entre todos vamos a votar en un foro común qué cosas queremos testear. Y yo creo que eso va a poder provocar una profunda transformación porque va a funcionar y no hay nada más lindo que ver un chico que está frustrado con su aprendizaje y de repente empieza a leer”.
Lejos de criticar el rol de los docentes, Rieznik dijo que son “héroes” que hoy hacen lo que pueden con las herramientas que poseen. “Creo que con buena comunicación se logra entusiasmar a los docentes para ser parte del experimento nacional”, señaló y bromeó al pensar en una “guerrilla” que trabaje para cambiar la docencia desde adentro más allá de las políticas educativas impuestas y que para el especialista, hoy “son un desastre”.