En los medios
Fernando Stefani con Eduardo Levy Yeyati: “En la Argentina no estamos trabajando bien la innovación”
El decano de la Escuela de Gobierno y director académico del Cepe entrevistó al ingeniero y experto en nanotecnología Fernando Stefani para el ciclo de entrevistas "Pensar Distinto".
En esta nueva entrega de “Pensar Distinto”, el investigador principal del CONICET, Fernando Stefani, conversa a fondo con el economista Eduardo Levy Yeyati. Stefani relata el panorama de la ciencia argentina en el universo tecnológico y científico mundial, habla de la “fuga de cerebros” y profundiza en dos conceptos clave para la sociedad: la innovación y la invención.
En este ciclo de conversaciones, Levy Yeyati dialoga con especialistas, académicos, referentes sociales y culturales. Las entrevistas están disponibles todos los jueves por la tarde en el sitio de TN y en nuestro canal de YouTube.
-En un país donde se habla muy en el limbo de la fuga de cerebros, el tuyo es un caso a la inversa: vos trabajabas como investigador, a un muy buen nivel, afuera, en algún momento decidiste volver y ahora trabajás como investigador, a un nivel que creo que es comparativamente bueno. ¿Por qué volviste? ¿Qué fue lo que te motivó? ¿Qué es lo que tenías en mente? Y, ¿cómo pensás en esa decisión ahora 12 años después?
-En mi caso la decisión fue francamente personal, en el sentido de que volví por arraigo, por afecto, por familia, por amigos. Yo siempre sentí que este era mi lugar. De hecho, cuando me fui, nunca me fui pensando en emigrar, sino que me fui por curiosidad científica, por curiosidad profesional. Yo quería trabajar con los mejores investigadores del mundo, en los mejores centros de investigación. Esa era mi motivación cuando era más joven y por suerte lo logré. Pude trabajar con investigadores de primer nivel, premios Nobel, pude sentir y experimentar lo que era eso, pero nunca fue mi idea quedarme allí.
Entonces, llegado un momento, por más de que te vas y te va bien, las oportunidades surgen, y siempre se te van abriendo caminos para seguir en el extranjero, mi idea siempre era volver. Yo sí me imaginaba de viejo en la Argentina, con mi familia, con mis seres queridos, con mi gente. Para mí fue fácil volver en ese sentido.
-¿Pero qué evaluación haces de la situación? ¿Lo harías de nuevo?, ¿volverías?
-Si, yo lo haría de nuevo porque mi motivación no fue profesional. Si vos me preguntás desde el punto de vista puramente profesional, no. Nunca te conviene volver en ese caso. Acá hacer investigación científica, es más difícil, es más lento, te alejás de la frontera tecnológica entonces tu carrera no va a ir al mismo ritmo. Pero mi decisión, como te dije, fue basada en otros parámetros; entonces, en ese sentido, sí estoy contento de haber vuelto, estoy feliz. Y uno no pierde el sueño de ver este país en un sendero de desarrollo, no voy perder esa esperanza todavía. Aunque estamos lejos.
-¿Haces lo mismo acá qué hacías afuera o tuviste que modificar tu agenda?
-Por supuesto que tuve que modificarla. Yo hago física experimental entonces una gran parte del trabajo de la física experimental se basa en usar tecnología de punta, porque los experimentos que uno planea, diseña o quiere hacer, muchas veces involucran tecnologías de punta que son en varios casos tecnologías experimentales también. O sea, no son instrumentos que uno puede comprar tal vez, sino que son instrumentos que uno tiene que desarrollar, modificar.
La ciencia experimental y la ciencia de hoy en día muchas veces avanzan entre interludios de desarrollo tecnológico y desarrollo científico. La tecnología te permite hacer experimentos que antes no podías. Si uno no maneja la tecnología de punta difícilmente pueda hacer o resolver preguntas experimentales de punta.
Hay que ser más creativo en el diseño de los experimentos, usando lo que uno tiene a su alcance. Hacer investigación científica desde Argentina tiene dificultad de financiamiento, dificultad de gestión y sufrimos las mismas cosas que se sufren en muchos ámbitos en un país en este estado de desarrollo o subdesarrollo. Hay faltas de organización, falta de visión, falta que cada persona tenga el rol más adecuado para darle lo mejor a la sociedad .Entonces es más difícil, es más complicado, está todo más desorganizado.
-¿Tiene ideología la ciencia o la actividad científica? ¿Existe algo de este sesgo en la realidad o es más bien un lugar de bien común?
-Si uno mira por qué invierten los países en ciencia y tecnología, por qué lo hacen, esa es una pregunta muy interesante para hablar de nosotros y para vernos en ese espejo. Un lugar común que hay acá en Argentina es que se cree que los países desarrollados o los países ricos invierten en ciencia y tecnología porque tienen los recursos, que como ya tienen ciertas variables acomodadas, ciertas variables satisfechas, se pueden dar el gusto o el lujo de invertir en ciencia y tecnología. Por cuestiones tradicionales, culturales, o lo que sea. Eso no es verdad, lo hacen y lo deben hacer por necesidad. ¿Por qué? Porque vos imaginate que tenés un país X, básicamente es una porción de territorio, con una población, con unos recursos naturales y con una capacidad productiva instalada, ese es tu país. Imaginate que de algún modo te la ingeniás para ponerlo al palo, al máximo. Vos tenés a todo el mundo trabajando de lo que mejor sabe, así la capacidad productiva está funcionando en su máxima posibilidad, y explotás los recursos naturales de la mejor manera posible, lo lograste, lo alcanzaste, tenés un cierto nivel de productividad. ¿Te podés quedar haciendo eso por el resto de los tiempos y pretender mantener tu nivel de bienestar? La respuesta es no, porque todas las actividades económicas pierden valor con el tiempo, todas sin excepción. Algunas más rápido, otras más lento, pero todas van a perder valor con el tiempo. Ya sea porque una actividad económica se reproduce, porque la copian otros y la pueden hacer entonces aumenta la oferta y baja su precio, o ya sea porque aparecen tecnologías nuevas que hacen que esa actividad económica se vuelva obsoleta. Entonces los países desarrollados tienen que desarrollar todo el tiempo mejores actividades económicas.
Si uno está atrasado como nosotros, lo que se puede hacer es ir incorporando tecnología extranjera y mejorando su fábrica, pero eso tiene un límite. A los países que ya están ahí no les queda otra que investigar para conseguir mejores tecnologías, y esa es la razón por la cual invierten. Por supuesto que hay un vínculo muy aceitado entre investigación científica, innovación y producción. Pero ahí está el tema que ocurre acá en Argentina: no estamos haciendo bien la parte de la innovación y están desacopladas las cosas. De hecho, la ciencia y la producción son las dos puntas de la cadena. La investigación científica se dedica a generar nuevos conocimientos, no está pensando en la producción directamente. Quiere conocer más, más sobre todo, más sobre los humanos, la relación con su entorno, los animales, la naturaleza, el cosmos.
El ser humano naturalmente va usar todo lo que tenga a su disposición para vivir mejor, eso es lo que venimos haciendo desde que existimos, vamos a usar todo el conocimiento que esté disponible para vivir mejor. Eso al fin y al cabo es economía, porque eso es producto y servicio, entonces está claro el vínculo. Ahora, ¿por qué esta disociación? Porque las actividades son totalmente distintas.
-Hay algo que te está faltando ahí. Claramente el tipo que hace ese vínculo tiene beneficios económicos. Vos te apropiás de la tecnología y cobrás la tecnología, entonces no es indistinto quién hace la vinculación.
-Eso es verdad, pasa que ya no es más un tipo.
-No obviamente, me refiero al país.
-Históricamente uno podía pensar -hace mucho tiempo- que a alguien se le ocurría una idea, la desarrollaba y la vendía. Esto hace 100 o 200 años lo podía hacer una persona sola. Hoy es imposible eso, la complejidad de nuestros productos y servicios hacen que la innovación sea muy compleja. ¿Qué es la innovación? Porque la innovación no es tener una buena idea, no es hacer un invento, un invento lo podemos tener acá vos y yo, se nos puede ocurrir una idea si somos inteligentes, estamos bien formados, se nos puede ocurrir una buena idea incluso. Ahora, llevar esa idea a un producto o un servicio distribuido y disponible para la sociedad no lo podemos hacer vos y yo acá. Una cosa es una invención, un invento, y otra cosa es una innovación. Ahí está la gran diferencia, si a mí se me ocurre una buena idea en base a mis investigaciones científicas podría resolver este problema, ahora de ahí a que eso se traslade en una realidad para la sociedad hacen falta un montón de cosas, hacen falta logísticas, fabricación, regulaciones, incluso puede haber lobby internacional si es una tecnología sensible o de defensa. Entonces hacer innovación requiere de capacidades que no son las de un científico, ni tampoco son las de un empresario porque requiere de una combinación de habilidades y de conocimientos. Hacen falta conocimiento científico tecnológico, conocimiento de mercadeo y de prospectiva, porque en general si se te ocurre una idea hoy va a llegar al mercado en 5, 10, 15 años. Entonces vos tenés que saber a qué mercado le vas a apuntar dentro de 15 años. Hace falta perspectiva, hace falta financiamiento, hace falta gerenciamiento de la innovación, etc. Es una actividad muy compleja. En el mundo, las innovaciones se hacen a través de instituciones especializadas en innovación, que no son centros de investigación científica y no son fábricas.
-¿Pero eso hoy lo hace acá quien? ¿La universidad?
-Hoy acá no lo hace nadie, hoy acá tenemos como atisbos. Hay oficinas de vinculación tecnológica prácticamente en cada universidad, hay oficinas de vinculación tecnológica en el Conicet, entonces se intenta hacer eso que dice la palabra que es llevar un conocimiento, vincularlo con un productor para ver si le sirve. Tenemos casos de éxito pero que, en general, se dan muchas veces por cuestiones personales, un investigador que conoce a un empresario o surge una oportunidad, y se ponen de acuerdo entre ellos.
-Son más excepciones que la realidad..
-Claro, son excepciones porque requieren a un investigador científico excepcional y requiere a un empresario excepcional. El investigador científico tiene que ser excepcional porque tiene que estar no solo investigando sino pensando en todas esas cosas, y el empresario también porque tiene que estar mirando tecnologías que no termina de comprender y ver cómo las adapta. Existen esas excepciones, pero son excepciones. En el mundo de los países desarrollados hay instituciones y mecanismos para que no sean casos excepcionales, sino que sean la norma. Para tratar de sistematizar esto y aprovecharlo al máximo.
-¿Falla en su rol el sector privado acá?
-No, no falla nadie acá en su rol. Es muy importante que queden claros los roles, porque como tenemos la investigación científica por un lado y los vasos por el otro. Al no estar el vaso comunicante que es la innovación, normalmente echamos culpas acá.
-Pero alguien tiene que facilitar ese vaso comunicante
-Exacto, pero eso tiene que venir desde una decisión política de empezar a construir capacidades de innovación, no sirve echarles la culpa. Normalmente hay dos vertientes, por un lado están los que le echan la culpa a los científicos diciendo que investigan cualquier pavada que no le sirve al país y están los otros que dicen que los empresarios argentinos son unos miserables que no invierten en la tecnología. También están los que creen las dos cosas porque de hecho no son mutuamente excluyentes. Pero ninguna de las dos está bien, porque le estás asignando un rol que no le corresponde. O sea, un empresario no va a invertir en tecnología si no sabe que le va a ser útil, que la puede incorporar a su producción y que con eso va a ganar plata. Si no se cumplen esas tres condiciones , un empresario no va a invertir en tecnología ni tampoco un científico va a estar pensando cómo llevar al mercado algo, a un mercado que no sabe cómo va a progresar, ni cómo se va a fabricar eso, ni qué oportunidades hay. Eso de echar las culpas está mal y ocurre.
-Bueno pero vos implícitamente dijiste que la culpa la tienen los políticos o la política
-Bueno pero los políticos somos todos.
-La política pública por ponerle un nombre
-Vos fijate que en la política pública hoy en la Argentina la dimensión tecnológica no se discute, yo no escucho a ningún político hablar de tecnología.
-Porque somos pobres, como somos pobres no discutimos de tecnología porque hay cosas más urgentes, sería el lugar común.
- Claro, ese es el lugar común, ahora la pregunta es: ¿Cómo dejas de ser pobre?
-Bueno, medio el huevo y la gallina
-No, acá no hay huevo y la gallina porque vos tenés poca plata y tenés que decir en qué la vas a invertir. ¿Qué es lo que te puede dar actividades económicas de mayor valor? Hay una sola cosa y es tecnología, no hay otra manera, la humanidad no conoce otra manera de generar actividades económicas de mayor valor.
La entrevista: