Existe un cierto contraste entre las buenas noticias que nos llegan sobre la igualdad de género, en el Mes de la Mujer que está a punto de finalizar, y su representatividad en el ecosistema emprendedor y el mundo de la tecnología, en particular.

Por un lado vemos cada vez más empresas que son lideradas por mujeres, lo que se puede constatar fácilmente leyendo las secciones de nombramientos de los medios de negocios. Pero si vemos la foto completa, notaremos que la presencia de mujeres en el mundo emprendedor es, lamentablemente, baja. Si bien las estadísticas dicen que el 40% de los emprendimientos son liderados por mujeres, eso no conforma la totalidad del ecosistema emprendedor. En ese sentido, debemos recordar que, de los grandes grupos inversores e inversores privados, el porcentaje de mujeres es todavía muy bajo.

El panorama de las empresas arroja que más del 70 % de los puestos de decisión, tanto en el ámbito público como privado, está ocupado todavía por hombres. Incluso en los casos en que una mujer logra imponer su estilo de liderazgo desde su rol de CEO, se ve obligada, necesariamente, a atender las demandas de su directorio conformado mayoritariamente de hombres. Por lo tanto, queda ese último lugar por escalar y desde allí ampliar el modelo en diferentes organizaciones.

Si miramos la parte del vaso lleno, podemos decir que existen grandes mujeres en el mundo emprendedor, que se han ganado un lugar de suma importancia a partir de su capacidad de gestión, liderazgo y buena visión estratégica.

Uno de los casos más emblemáticos es el de Marissa Mayer, quien fuera nombrada CEO de Yahoo en 2012 y aún sigue ejerciendo el mismo rol. También podemos mencionar a Zafra Katz, CEO de Oracle desde 2011 ,y a Susan Wojcicki, CEO de YouTube desde 2014.

Probablemente para quienes tienen solo un vínculo como usuarios con la tecnología les resulte extraño o novedoso esta información., pero resulta importante mencionarlo para entender que el vínculo de las mujeres con las empresas de tecnología tienen anclajes muy sólidos y una historia muy importante.

Tanto las mujeres que están a cargo de empresas de renombre como las emprendedoras han demostrado algunas capacidades innovadoras, marcando una manera de gestionar que de a poco irá dejando marca en los negocios.

La experiencia en el trabajo con emprendedoras me ha mostrado que las mujeres tienen una  fuerte capacidad de resiliencia,  combinada con la calma y la pausa. La construcción de un proyecto independiente viene necesariamente acompañada de una dosis de ansiedad que en muchos casos suele ser torpe y mal administrada.

En las mujeres he visto una capacidad de entender los procesos y actuar bajo una dinámica más estable, manteniendo de esa manera una visión menos sesgada por los eventos del momento y teniendo muy presente el norte al que quieren llegar. A su vez, tienen la enorme capacidad de ver el corto plazo y el largo plazo simultáneamente. Esta mirada enfocada en el corto plazo para resolver el presente y de visión estratégica para el largo plazo permite transitar el ciclo de vida de un proyecto con vaivenes menos pronunciados.

Si miramos hacia atrás, veremos que estos cambios en el rol de liderazgo de la mujer, que se han visto en los últimos años, fueron determinados, en su mayoría, en ámbitos de decisión principalmente masculinos. Es por ello que el proceso de renovación, si bien claro y sostenido, tomará tiempo en efectivizarse.

A medida que las mujeres que lideran compañías comiencen a ocupar espacios de toma de decisión en la punta de la pirámide, bajará de manera automática la impronta femenina en todos los procesos corporativos y de gestión.

En ese caso, la promocionada igualdad de género no será solo un eslogan.

Consultor en innovación y docente de Dirección de Nuevos Negocios en Universidad Torcuato Di Tella