Ante estudiantes, Lavagna calificó como "un poco brutal" la suba de retenciones
PERFIL fue el único medio que presenció la conferencia que el miércoles último brindó el ex ministro de Economía en la <STRONG><FONT color=#ff0000>Universidad Torcuato Di Tella</FONT></STRONG>.
En una conferencia para alumnos de la Torcuato Di Tella, el ex ministro de Economía no ahorró críticas hacia el gobierno kirchnerista. Afirmó que el conflicto con el campo fue porque se "quiso recuperar, en una sola movida, el superávit perdido" y aseguró que "hay un montón de datos que indican que hay que hacer cambios". Además, puso en duda que se cumpla el acuerdo con Néstor Kirchner: "Hay un 50 por ciento de probabilidades de que tenga éxito".
Roberto Lavagna volvió a ponerse esta semana el traje de oficialismo disidente. En un tono sobrio y relajado, mantuvo un discurso que tuvo mucho de críticas y poco de apoyos para las últimas políticas implementadas por el Gobierno. "Es obvio que la última medida fue un poco brutal", sentenció con relación a la aplicación de las retenciones móviles. "Fue un intento de recuperar, en una sola movida, los dos puntos de superávit fiscal que se perdieron en 2006 y 2007", explicó. Y, por las dudas, agregó: "El cuento de la distribución es otro cuento".
El ex ministro de Economía remarcó la existencia de un quiebre en la política económica del kirchnerismo desde su alejamiento del gabinete. En el auditorio de la Torcuato Di Tella, en una charla organizada por el Centro de Estudiantes, aseguró que "el modelo central se va desflecando, se va deshilacliando". "Todavía hay datos positivos, pero para quien lo quiera ver, hay un montón de datos que indican que hay que hacer cambios." Sin embargo, no se mostró confiado en que la situación cambie en el futuro inmediato. Ante"un centenar de estudiantes y un puñado de profesores, Lavagna describió dos aspectos de la dirigencia argentina que le llaman la atención: "La muy baja capacidad de comprender los cambios de contexto, a nivel internacional o internamente" y que "esa dificultad es mayor en épocas de relativa bonanza". "Si todo el contexto se modifica, ¿cómo es posible que miremos para otro lado?", se enojó.
"La frase que uno seguramente escucha en ámbitos de confianza de un gobierno es: "si las cosas van bien, ¿por qué voy a cambiar?"", contó el ex candidato presidencial, un hombre que estuvo mucho tiempo en la cocina de los K. La respuesta la dio él mismo: "Aveces las cosas van bien solamente por inercia, no significa que uno esté haciendo las cosas que hacen falta para que los momentos de bonanza tengan una continuidad".
Los estudiantes también quisieron indagar sobre aspectos políticos. Una vez más, Lavagna tuvo que explicar los motivos de su pacto con el ex presidente Néstor Kirchner y apeló a lo "fundamental" de reorganizar el PJ. Sostuvo que, siendo el partido más grande, es necesaria su normalización para que se reordenen el resto de los partidos. Sin embargo, deslizó cierto escepticismo a que el pacto con Kirchner termine en buen puerto. "Hubo un acuerdo de palabra. ¿Si se va a cumplir? Veremos", expresó. "Yo creo que hay un 50 por ciento de probabilidades de que tenga éxito. Algunas cosas van a poner a prueba esto de si se acepta el disenso", afirmó.
A la hora de analizar el contexto económico, Lavagna, que parecía sentirse cómodo en ese contexto, apuntó a los aspectos negativos, que, según explicó, antes funcionaban como pilares de su modelo. “Ahora el superávit fiscal se licua, el endeudamiento ha empezado lentamente a producirse, la tasa de inflación va erosionando los sueldos y también el tipo de cambio”, enumeró. También aseguró que “hay que terminar con este sistema de subsidios cruzados, absurdos en gran medida”, y negó que exista una mejora en la distribución de la riqueza. “En el 2006 se quebró la tendencia al mejoramiento distributivo, y ya en 2007 empeoró. Olvídense de las cifras del INDEC”, argumentó.
Por otra parte, aseguró que la inflación, a la cual se refirió como la “enfermedad económica más compleja para resolver”, ya se está midiendo en el orden de “25 al 30 por ciento” anual. “Hay muchas cosas para hacer”, le respondió a una alumna. Y destacó la necesidad e importancia de recuperar el superávit fiscal, y de mantener un política monetaria más intervencionista y no tan expansionista.
Por último, el economista también fue crítico con la política de inversiones que tiene el Gobierno. “No hay falta de inversión”, le respondió a la oposición. Pero aclaró: “El problema es la calidad”. “El sector público la hizo de la peor manera. El Gobierno debería haber fijado prioridades, pero en cambio repartió obra pública en intendencias con peso electoral. Hoy hay a lo largo del país obras empezadas, que figuran en la inversión, pero que desde el punto de vista económico tienen productividad cero”, explicó el oficialista disidente.