Di Tella en los medios
Diario Perfil
19/08/17

Usan la neurociencia para enseñar a los chicos a ejercitar el cerebro

Por Josefina Hagelstrom

"Lo que buscamos es ver de qué forma podemos trasladar algunos conocimientos que tenemos sobre cómo funcionan mente y cerebro para mejorar el proceso educativo”, explica Andrea Goldin, doctora del Laboratorio de Neurociencia de la Universidad Di Tella



Partiendo de la base de que estamos aprendiendo todo el tiempo, y que para eso el cerebro necesita “ejercitarse”, la neurociencia educativa busca salir del laboratorio y entrar en el aula. “La idea es que cuando aprendemos o enseñamos, lo que se pone en juego es el cerebro; entonces, lo que buscamos es ver de qué forma podemos trasladar algunos conocimientos que tenemos sobre cómo funcionan mente y cerebro para mejorar el proceso educativo”, explica Andrea Goldin, doctora del Laboratorio de Neurociencia de la Torcuato Di Tella e investigadora del Conicet, que en las últimas Jornadas para Educadores presentó el caso de Mate Marote, un software diseñado para que, jugando, chicos de 4 a 8 años aprendan a entrenar capacidades mentales cognitivas, necesarias para hacer cualquier cosa.

Durante su implementación en varias escuelas primarias del país, por ejemplo, notaron que los chicos que lo jugaban mejoraron su rendimiento en matemática y en lengua, porque “el hecho de jugar hace que aprendas mejor”, dice. Allí los chicos juegan con números, por ejemplo, ya que el cerebro está preparado para entender sumas y restas simples incluso antes de que aprendan a hablar.

“Tiene que ver con qué queremos decir cuando hablamos de aprender, que no es otra cosa que modificar el cerebro. Y esa modificación es un proceso físico que se da en todo momento, dentro y fuera del aula, por eso buscamos generar herramientas pedagógicas que ayuden al proceso educativo”, agrega Goldin.

Siguiendo esa línea, la neurociencia aporta ciertas sugerencias de base científica que podrán reforzar el proceso de aprender. Por un lado, remarca la importancia de la alimentación, ya que es de allí de donde el cerebro extrae la energía que necesita para modificarse y generar nuevas conectividades.

“El desayuno en la escuela es clave”, agrega. “Cuando se aprende algo se generan conexiones nuevas, se rompen conexiones viejas y se refuerzan o mantienen las preexistentes. Para ello necesitamos alimentarnos bien”, explica.

Luego, la experta destaca la importancia del juego, actividad que fomenta la producción de moléculas que ayudarán en el proceso de aprender. “Todos deberíamos jugar, incluso en el ámbito laboral”, aporta. Y también de la actividad física, que “mejora el rendimiento cognitivo en todas las edades”, agrega.

En Estados Unidos, por ejemplo, existen evaluaciones que dan cuenta de que cuanto mayor es el rendimiento físico aeróbico de los estudiantes adolescentes, mejor les va en sus evaluaciones de matemática y lengua.