Di Tella en los medios
El Día Online (La Plata)
13/06/17

Pantallas y vida digital: ¿las grandes enemigas del aprendizaje de los chicos?

Claudia Romero, directora del Área de Educación de la UTDT, y Andrea Goldín, del Laboratorio de Neurociencias, opinan sobre el uso de celulares, tablets, y computadoras por parte de los más chicos

“Antes sólo contábamos con el televisor, pero ahora tenemos celulares, tablets, monitores, computadoras fijas y portátiles que interactúan con nosotros desde el momento en que nos despertamos”. Quien lo dice es el pediatra Fernando Lamas. Pero no es el único: cada vez son más quienes advierten que los adolescentes tienden a ser más vespertinos y atentan así contra la cantidad y calidad de horas de sueño que necesitan y, en consecuencia, contra su propia capacidad de aprendizaje.

La Sociedad Argentina y la Academia Americana de Pediatría desaconsejan el uso de pantallas antes de los 2 años, y lo único que avalan en ese grupo etario es el uso del video chat con familiares.

“El aprendizaje y la adquisición de pautas madurativas se generan en la interacción que los niños realizan con otras personas: obviamente la mamá y el papá son los más importantes estimuladores. Es a través del contacto visual, auditivo y corporal, que todo comienza a desarrollarse, por lo que son muy necesarios los gestos, mímicas faciales y movimientos corporales”, retomó Lamas.

Todos tenemos un reloj biológico que determina qué condiciones son mejores o peores para la memoria y la aprehensión. Los adolescentes, por ejemplo, tienden a ser más vespertinos y eso obedece tanto a cuestiones sociales como biológicas, afecta a la cantidad y calidad de horas de sueño y, por lo tanto, a la capacidad de aprendizaje.

El ritmo de vida que lleva la sociedad junto con las pautas culturales, los medios y la tecnología, contribuyen a que los adolescentes duerman menos. Además, influyen los cronotipos, que son las preferencias diarias que todos tenemos y que cambian con la edad: los adolescentes suelen ser más nocturnos o vespertinos porque suelen elegir dormir y levantarse tarde.

“El momento de vespertinidad va creciendo a partir de los 11 hasta que llega un pico a los 20 aproximadamente. Entonces, el problema con los adolescentes es ese, que son nocturnos. Tienen que ir al colegio muy temprano y se acuestan tarde, porque las costumbres potencian eso. Pero evidentemente pesa algo biológico”, explica María Juliana Leone, doctora en Ciencias Básicas y Aplicadas (UNQ) e Investigadora y profesora del Laboratorio de Neurociencias UTDT .

“Se sabe muy poco por qué dormimos -apunta Leone-, pero sí se sabe que es muy importante, imprescindible. Los animales que no duermen se mueren. Y las personas que duermen poco se enferman. Tenemos un ciclo de sueño consolidado de aproximadamente 8 horas y eso se mantiene hace muchísimos años, en particular a la noche”.

En la educación, la falta de sueño provoca disminución del alerta, se sabe menos lo que hay que aprender, se entiende menos qué es lo importante de la clase. Y al momento de rendir, provoca menos reflejos para ir a buscar la información que guardamos.

Claudia Romero, doctora en Educación, analiza: “Lo que vemos es una relación disfuncional entre este proceso biologico y la organizacion de la escuela”.

Para Andrea Goldín, en tanto, doctora en Ciencias Fisiológicas de la UBA, “el cerebro de un adolescente está durmiendo a esa hora, pero los ojos están siempre abiertos”. Además comentó que en Estados Unidos y en algunos países de Europa, atentos a este fenómeno, se retrasó en una hora el comienzo de clases, una medida que tuvo resultados muy positivos. “Los chicos aprenden mejor, le va mejor en los exámenes y tienen menos ausentismo”, según la experta.

Así, las especialistas coincidieron en que hay que descansar bien para aprender mejor: los adolescentes tendrían que dormir 9 horas, de noche, sin celulares y sin pantallas.

Reloj biológico

El reloj biológico está dentro del cerebro. Una parte de este funciona como un reloj, marca el tiempo y recibe información por los ojos. Se pone en hora con la luz del sol y con la luz azul que emiten las pantallas digitales de led, no ocurre lo mismo con las de tubo.

Así las cosas, Goldín explica cómo funciona la “trampa” que las pantallas le hacen al sueño: “La luz que emiten las pantallas led es una luz de tipo más azul, que le dice al reloj que es de día. Por los ojos entra día, pero es de noche. Entonces tardás más en irte a dormir”.

En tanto, Romero enfatiza que el uso de pantallas debería limitarse y la currícula adaptarse a las necesidades horarias del cerebro: “Desde la escuela se puede mejorar el tiempo en el que empiezan las clases -opina-, quizás una hora, pero además se pueden poner en las primeras horas materias que no requieran mucha concentración como deporte y arte, y dejar otras, como matemáticas, para más tarde” .