Di Tella en los medios
Apertura revista
16/03/17

Bajo consumo, alta oportunidad

Marcelo Gizzarelli, profesor de la Escuela de Arquitectura y Estudios Urbanos de la Di Tella, explica la posibilidad de incorporar tecnología al sistema de alumbrado público con luces LED

Philips y General Electric, los dos grandes de la iluminación, están transformando sus estrategias de negocios a escala global. Y esta competencia internacional tiene su round en Buenos Aires, producto del plan del Gobierno porteño que tiene como objetivo llegar a 2019 con el 100 por ciento de la iluminación con tecnología led.
El proyecto prevé terminar el mandato actual con las 140.000 luminarias públicas convertidas a ledes. Actualmente, la cobertura es del 63 por ciento de la red.

El plan, que comenzó en 2013, nene como principales ventajas reducir el consumo y aumentar la eficiencia energética.

"La iluminación está en medio de una revolución", asegura Guido Di Toto, gerente General de Philips Lighting, y agrega: "La tecnología led está cambiando todos los paradigmas y tiene muchas ventajas. La primera es el ahorro energético, que puede alcanzar el 90 por ciento, según con qué se la compare.

Y, en iluminación pública, ronda entre un 50 y 70 por ciento. En segundo lugar, tiene una vida útil de, por lo menos, 15 años, lo que reduce el mantenimiento de forma drástica. Tercero, el led puede usarse con cualquier gama cromática y color; en las ciudades, se tiende a los blancos fríos, lo que permite identificar los colores de forma más nítida y embellece al paisaje nocturno.

Y, por último, la telegestión. El parque lumínico de la ciudad se chequea de forma remota; se generan alertas automáticas para realizar el mantenimiento".

El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires es el cliente "más emblemático" de Philips, según Di Toto. Pero el ejecutivo agrega que, además, la holandesa trabaja con municipios de todo el país. "Somos la principal productora del país de luminarias led de alumbrado público, con unas 150.000 por año. De hecho, a nuestra línea de producción, le sumamos otras dos desarrolladas especialmente para el mercado argentino". En términos relativos, el 35 por ciento de la facturación de Philips Lighting Argentina se explica por el alumbrado público.

Di Toto apostilla sobre una nueva potencialidad: "Hoy, la ciudad ya tiene 90.000 luminarias conectadas, que cubren casi todo el espacio público. Esto trae posibilidades, prácticamente, infinitas. Se pueden agregar servicios y valores a la red. Por ejemplo, gestionar el estacionamiento: permite saber qué lugares están libres a distancia".

Claro, los ledes no sólo iluminan, sino que generan información y abren un nuevo abanico. Marcelo Gizzarelli, arquitecto de la Escuela de Arquitectura y Estudios Urbanos de la Universidad Torcuato Di Tella ( UTDT ), explica la posibilidad de incorporar tecnología con este sistema: "Además del estacionamiento, se pueden monitorear la temperatura, la humedad, la presión, y tener un control exhaustivo de los niveles de sustentabilidad de la ciudad. Pero las posibilidades son infinitas: se podrían conectar los autos eléctricos a los postes de luz para cargar energía o medir la presión del cuerpo, hacer chequeos médicos".

Este aspecto, para el académico, es el mayor diferencial de los Ied, ya que abre la puerta a las ciudades inteligentes. "Así como existe el building management system en los edificios, podríamos hacer un city management system, para gestionar lo público de forma remota y centralizada. Incluso, cada led podría tener una cámara. Para algunos, sería acercarse demasiado a Gran Hermano porque el nivel de control puede ser muy alto".

Hacia allí apunta General Electric, de la mano de su marca Current. La historia se remonta a 2001, cuando Jeff Immelt asumió como director Ejecutivo.

Vendió la división que hacía heladeras para dedicarse a la Internet de las Cosas (IoT, por su sigla en inglés), con énfasis en industrias. Los primeros años fueron difíciles: las acciones de GE pasaron de USS 60, en 2000, a USS 6 en medio de la crisis en 2008. La empresa mudó su sede del Connecticut profundo a Boston y puso oficinas en California, un guiño para poder contratar desarrolladores, y empezó a competir así en el terreno del software. La compañía que fundó Thomas Alva Edison en 1892 dejó de tener en primer plano las lamparitas.
Hoy, los ledes les permiten ofrecer soluciones a industrias y ciudades.

De qué manera se traduce esto en la ciudad de Buenos Aires? En primer lugar autopistas inteligentes: a fin de 2015 se terminaron de instalar 4000 luminarias de GE en ocho grandes accesos de la Capital. Además del ahorro energético y de la telegestión, puede ser el punto de partida para una catarata de nuevos datos a los que puede acceder el Gobierno.

En segundo lugai; los Juegos Olímpicos de la Juventud. En 2018, Buenos Aires será la sede de este evento, para lo que se construirá una villa olímpica en Sóida ti.

GE cuenta con quedarse con ese negocio, dada su condición de sponsor del Comité Olímpico Internacional (COI), deslizan fuentes del sector.

Desde el otro lado, Philips también vive un proceso de transformación. El año pasado, Philips Lighting se emancipó de Roval Philips y, hoy, ambas cotizan de forma independiente en Ámsterdam.

"Somos una empresa que vive, respira y sueña iluminación, y nada más. En este mercado, que es tan dinámico, hay que ser muy ágil para anticipar y reaccionar", asegura Di Toto. En 2016, los cambios siguieron: en diciembre, Philips le vendió el 80,1 por ciento de la firma Lumileds a la estadounidense Apollo, por USS 1500 millones. La holandesa conservará, por lo menos, por tres años, el 19,9 por ciento restante.

Un sueño resplandeciente Con el ahorro energético y la mayor vida útil como cartas de presentación, el led -sigla de "light emmitting diode" o "diodo emisor de luz"- irrumpió en el mercado. Pero las novedades no se agotan ahí. Ornar Díaz, socio de KPMG responsable de Energías Renovables, explica que, además del significativo ahorro energético -hasta el 50 por ciento, asegura- y de la consecuente disminución de emisiones de dióxido de carbono, lo que colabora con el medioambiente, existen más diferenciales: "La inversión necesaria para instalar este tipo de luces se puede amortizar rápidamente.

De hecho, algunas ciudades de otras partes del mundo lo hicieron en menos de cinco años. Y la mayor vida útil que tienen se alinea con la estrategia general del Estado, que apunta a incorporan, cada vez, más fuentes de energía limpias a la matriz eléctrica nacional".

"Reemplazar el alumbrado tradicional por ledes implica dar un paso más para construir ciudades más ecológicas. Constituye un buen incentivo para que el sector privado acompañe el cambio con políticas empresariales sustentables e inversiones en proveaos de energías renovables", añade. Una clave a futuro, agrega, sería que las comunas puedan obtener créditos blandos para financiar las inversiones en infraestructura.

Gizzarelli, por su parte, brinda una mirada integral. Si bien coincide y amplía las ventajas, también advierte sobre algunos puntos que no son del todo claros: "El led es indiscutible en ciertas áreas. Pero hay que evaluar el costo. Tarda más en amortizarse y no siempre conviene".

En cuanto a la realidad de la traza urbana, el académico cuenta uno de los posibles riesgos, que sucedió en Italia: "Allí, se cambiaron las lámparas en los mismos postes de luz. La iluminación tradicional, de mercurio o sodio, era extendida y, en cambio, ésta es concentrada. Entonces, algunas ciudades quedaron bastante oscuras.
Hay que duplicar la cantidad de postes para lograr un buen nivel de luz".

Además, un tema que se está investigando es el riesgo contra el buen dormir: "La melatonina, una hormona fundamental para el sueño, es afectada por la cantidad de luz. Según sugieren algunos estudios, los ledes afectarían cinco veces más que las luces tradicionales a la melatonina".

Finalmente, agrega que esta tecnología -sobre todo, las luces blancas- es más nociva en cuanto a la contaminación lumínica, lo cual atenta contra la observación del firmamento. 


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