Di Tella en los medios
Apertura revista
4/05/16

El cliente anónimo

Por Julián Varas

La arquitectura de la vivienda en Buenos Aires comparte un modo de pensamiento proyectual con muchas de las grandes ciudades modernas de Europa y del resto de América. Aunque la vivienda haya evolucionado a lo largo de los años, adaptándose a ciclos económicos y culturales propios de cada ciudad, casi toda la arquitectura residencial colectiva -esa que forma el “pegamento” con el que se unen todas las funciones que hacen a la vida urbana- fue proyectada sin conocer al usuario final. Los diseños edificios de Buenos Aires se basan en representaciones de los usuarios construidas de las más diversas maneras. A todas, sin embargo, se les superpone el cálculo financiero como un dictamen darwiniano que establece el predominio de aquellos tipos de unidades con mejor “rendimiento”. En una economía de mercado, no debería sorprender que el beneficio del inversor sea un factor de peso en el diseño. Ocurre que, a diferencia de lo que sucede en muchas economías desarrolladas, en la Argentina, escasean notablemente las formas públicas de financiamiento de la vivienda: las encargadas de contrapesar las tendencias naturales del mercado inmobiliario. Por eso, cuando la familia tipo no dispone de instrumentos que le permitan acceder a una vivienda adaptada a sus necesidades, el mercado se vuelca hacia el inversor, que ve a la propiedad como reserva de valor y no como bien de uso.

Históricamente hubo dos formas de conciliar estas divergencias. Una, a través de la acción del Estado en el diseño, producción, financiación y administración de la vivienda. Fueron las políticas que se aplicaron en los países del Norte de Europa, entre el fin de la Segunda Guerra y finales de los ‘70. En ciudades como Londres, París o Ámsterdam, existen grandes conjuntos residenciales construidos durante esa época, hoy irremediablemente convertidos en guetos. Los departamentos y edificios diseñados en tal contexto priorizaban una imagen del usuario construida con la asistencia de sociólogos, psicólogos y otros expertos. Se buscaba conocer científicamente a los grupos familiares y sus necesidades, y los proyectos reflejaban ese conocimiento a través de su forma material. Aún hoy, esas políticas se aplican en muchas ciudades donde el desarrollador está obligado, por ley, a destinar una parte de su proyecto a vivienda subsidiada.

La segunda estrategia histórica es el diseño flexible. A partir de los ‘60, la Arquitectura fue un hervidero intelectual que originó edificios basados en componentes intercambiables, sistemas de particiones, cerramientos livianos, y tipologías pensadas para su expansión. Concepto nuclear del ideario arquitectónico moderno, la estrategia de la flexibilidad busca acomodar las necesidades cambiantes de los grupos de convivencia a lo largo del tiempo evitando la imposición de la mudanza, muchas veces, costosa y traumática. A pesar de ello, existen, todavía, desafíos prácticos y trabas culturales difíciles de superar a la hora de implementar estrategias de vivienda flexible. Más allá de que la arquitectura esté pensada para acomodar cambios futuros, debe existir una reserva de espacio que lo haga posible y, también, preverse una infraestructura administrativa que estimule operaciones de intercambio, expansión, alquiler o compraventa, incluso, dentro de un mismo edificio o predio. Los procesos de expansión y modificación de las viviendas pueden ser complejos mientras se encuentran habitadas. El diseño es una variable fundamental para promover el desarrollo de estas posibilidades. Pero debe ser apoyado por políticas de Estado y por la acción de desarrolladores audaces. Se trata, en todo caso, de una excelente excusa para pensar creativamente a la vivienda como un espacio para la experimentación social y material. Incubar nuevos valores para la sociedad: ese rol nos cabe, indudablemente, a los arquitectos.

 ■ (*) Arquitecto UBA. Master of Arts in Landscape Urbanism (AA Scbool of Architecture). Director de la Maestría en Historia y Cultura de la Arquitectura y la Ciudad ( UTDT ).
 
Publicado en: Nota- Pag. 8
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