En los medios

La Nación
12/03/24

“Próceres es una palabra nefasta”: sigue la polémica por el “panteón historiográfico” en la Casa Rosada

Fernando Rocchi y Camila Perochena, profesores del Departamento de Estudios Históricos y Sociales, opinaron sobre la nueva disposición del Salón de los Próceres Argentinos en la Casa Rosada.

Por Daniel Gigena

Qué es un prócer, según Alfredo Sábat. Alfredo Sábat


El deseo imposible de la presidenta Cristina Kirchner de haber sido la “amante de Manuel Belgrano” (además de la reencarnación de un “arquitecto egipcio”) y la identificación del presidente Javier Milei con Juan Bautista Alberdi (y con el profeta Moisés), se suma ahora la flamante pasión historiográfica de la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei. La hermana del Presidente inauguró el viernes 8, Día Internacional de la Mujer, el Salón de los Próceres Argentinos en la Casa Rosada, con imágenes de San Martín, Belgrano, Güemes, Mitre y Roca, entre otros héroes y políticos (sorprendieron por igual la inclusión del presidente Carlos Menem y la exclusión de Raúl Alfonsín). La galería libertaria, en la que no figura ninguna heroína de la Independencia ni de la República, recibió más críticas que apoyos, en especial por parte de historiadores y otros intelectuales.

Consultado por LA NACION, el historiador Luis Alberto Romero sostuvo: “Considero que próceres es una palabra nefasta, que conduce, cuando hay que elegirlos, a callejones sin salida. Prefiero ‘Ciudadanos destacados’, y renovar periódicamente la cartelera”. Instituciones ligadas con la Unión Cívica Radical lamentaron que no se hubiera incluido a presidentes como Irigoyen o Illía.

Para la historiadora e investigadora Beatriz Bragoni, la intervención en la Casa Rosada constituyó “un acto de provocación”, enmarcado en el estilo de comunicación del Gobierno. “Construyó una visión del pasado misógina, con olor a naftalina”, dijo el historiador Roy Hora a este diario. Consultados por LA NACION, otros historiadores, académicos e intelectuales dieron su opinión sobre el flamante salón.


Fernando Rocchi

En principio me opongo a los cambios de nombre que realiza cada oficialismo que llega al poder. Lleva a enfrentamientos inútiles. Ahora el gobernador Axel Kicillof inaugura el Salón de las Mujeres Trabajadoras en la provincia de Buenos Aires. Un enfrentamiento inútil.


Camila Perochena

Lo primero que habría que marcar es que Milei está buscando dar una batalla cultural, que tiene un uso político del pasado que está en clave polarizadora, como viene siendo este uso desde los últimos veinte años de democracia. Tanto durante el kirchnerismo como con Mauricio Macri hubo una voluntad de dar una batalla cultural, sin duda como hace Milei con este tipo de gestos controversiales como es reemplazar el Salón de las Mujeres y colocar allí un panteón bastante heterogéneo. No es fácil encontrarle la coherencia al panteón elegido. Por un lado, se trata de héroes del siglo XIX y presidentes de la época liberal, y a Menem como el único personaje de la Argentina post 1916 a rescatar. Es difícil encontrar ahí cuál es la coherencia, el relato que se quiere elaborar. Parece fragmentado pero va de la mano con esta idea de Milei de que la única Argentina que se puede rescatar es la Argentina liberal de la segunda mitad del siglo XIX. Tenemos acá un uso político del pasado polarizador y faccioso que no apunta a la concordia como sostiene el video con el que se anunció este cambio, sino más bien a la discordia y a profundizar una cultura política facciosa que poco contribuye al diálogo democrático y el pluralismo de ideas. Con estos gestos, Milei se presenta a sí mismo como un “guerrero memorial”.


María Sáenz Quesada

A fin de poner en marcha el nuevo relato cultural, la Secretaria General de la Presidencia hizo cambios en el Salón de las Mujeres y sin miramientos sacó a todas -y todes-. El nuevo diseño sólo admite próceres varones, en su mayoría presidentes de la Nación, aunque ya cuenten con sitio asignado en la Galería de los Bustos. Y nuevamente Isabel Perón, la primera presidente, se quedó fuera. En esta selección llama la atención la ausencia de Roque Saenz Peña, quizás porque cometió el “peor de los pecados”, la ley electoral que lleva su nombre; sí se encuentra a Victorino de la Plaza, un mandatario de transición y después el gran lapso, los cien años de supuesta decadencia, de la que solo se salva Carlos Menen (así como en el gabinete actual, Scioli asume la representación de tantos políticos de casta –o de raza como se decía antes- que nos trajeron a este lugar). Por mi parte, sospecho que a las sombras de Alberdi y de Sarmiento les hubiese agradado estar en la amable compañía de doña Mariquita Sánchez, maestra en cuestiones de patriotismo, cultura, buenos modales y sentido del humor.


José Emilio Burucúa

Millones de argentinos recordamos a la mayor parte de los héroes honrados en la nueva organización del Salón que les está dedicado en la Casa Rosada. Calles, paseos, plazas, hospitales, escuelas que llevan sus nombres en todo el país contribuyen a que siempre los tengamos presentes. Es verdad que los gobiernos kirchneristas dejaron caer en el olvido o incluso calumniaron a algunos de ellos con el objeto de reescribir la historia oficial, pero que sea necesario rearmar la galería para reivindicar la obra patriótica de tales hombres me parece que es una exageración y una maniobra de baja politiquería. Las mujeres han sido excluidas del panteón y eso es imperdonable.  Desde que recuerdo haber cursado la escuela primaria a principios de los ‘50, Mariquita Sánchez, Remedios Escalada, Juana Manuela Gorriti, Carmen Machado-Deheza, Manuela Rosas, Delfina De Vedia, Paula Albarracín, y, más tarde, Cecilia Grierson, Alicia Moreau, María Eva Duarte fueron consideradas grandes personalidades como hacedoras de la Patria, a la misma altura de los varones y aun mayor. Es más, haber realizado esa purga el Día Internacional de la Mujer no puede considerarse una casualidad, sino que es un acto de venganza. Y sabemos que, en prácticamente todas las religiones, la venganza ejercida por nosotros, los seres humanos, es tenida por usurpación maligna de la voluntad divina. Dice el Levítico: “No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo”. Deuteronomio 32:35 lo ratifica como palabra de Yahvé: “Mía es la venganza y la retribución”, versículo que también rememora y cita san Pablo en la Carta a los Romanos, 12:19: “Porque escrito está: Mía es la venganza, Yo pagaré, dice el Señor”. La Sura 5, 44-45, afirma que quien se rehúsa a la venganza del Talión actúa con caridad y alcanza la expiación de sus propias faltas. Y podríamos seguir con las enseñanzas del tao, del amidismo y del shinto. La venganza emponzoña la vida del mortal que la practica. Por lo que debo decir que, en el Gobierno, hay muchas personas de cuidado, vengativas, que más vale evitar, tener lejos todo lo posible. Sin embargo, algo debo agradecerles: me han encendido el deseo de estudiar y escribir sobre la historia de la idea de venganza, guiado por la hipótesis de que ella es intrínsecamente perversa. Mientras tanto: Cave canem.


Alejandro Katz

El reemplazo del Salón de las Mujeres por el de los Próceres no solo revela, como señaló Roy Hora, una visión del pasado misógina y arcaica, expresa la voluntad de cancelar el siglo XX o, más precisamente, los efectos que el siglo XX proyecta sobre nuestro presente. ¿Qué es eso tan horrible, hay entonces que preguntarse, que debe ser suprimido a toda costa? O, en sentido inverso, ¿qué era aquello tan admirable que debe ser restaurado? Una hipótesis preliminar lleva a sospechar que se trata, principalmente, de la reintroducción del orden, de la voluntad de colocar “las cosas en el lugar que les corresponde”. En efecto, lo que el siglo XX trajo a nuestra sociedad es el desorden, entendido no solo como movimiento sino también como inconformidad: produjo una sociedad exigente, igualitaria, revoltosa, insatisfecha, para utilizar los adjetivos de Juan Carlos Torre o de Guillermo O’Donnell. Lo que la coalición gobernante parece estar diciéndonos con su voluntad de cancelar el siglo XX es entonces que aspira a poner “las cosas en su sitio”, terminar, de una vez, con los impulsos igualitarios que aun alberga nuestra sociedad, reponer el viejo orden o, si se prefiere, restaurar el Antiguo Régimen.


Hugo Vezzetti

Por un lado, está la provocación deliberada en la dimensión destructiva del episodio, la violencia simbólica que suprime el nombre de las mujeres justamente en el día en que se conmemoran los crímenes sufridos y las luchas por la equidad y el reconocimiento. Por otro, lo que se quiere construir y poner en su lugar: una visión arcaica de los próceres y el gesto prepotente que traslada a la historia su propia visión facciosa de la sociedad y la acción política. No consulta ni convoca a una deliberación pública y decide como el Nerón de una republiqueta a quien pone y a quien saca. Ya tuvimos esos usos sectarios de la historia con el cristinismo, pero Milei lleva al paroxismo esa política de trincheras, en este caso en el plano de la “batalla cultural”. Y para hacer eso el Presidente dice citar a Gramsci pero en realidad repite ideas que vienen de los tiempos de la dictadura: la cultura es otro escenario de la guerra.


Emilio Crenzel

La eliminación del Salón de las Mujeres y su suplantación por el Salón de los Próceres evidencia una manipulación de la historia en función de la confrontación del gobierno nacional contra los derechos de las mujeres. Provocativamente, la decisión se implementó en el Día Internacional de la Mujer e involucró tapar los cuadros con los rostros de las mujeres que formaban parte de ese salón, ahora desaparecido. El Salón de los Próceres evidencia, a la vez, una mirada tradicional, sesgada en términos de género y ahistórica, como lo pone de manifiesto la inclusión del expresidente Menem. La respuesta del movimiento de mujeres fue contundente. Circularon por las redes sociales fotografías de la gran movilización del 8 de marzo con el epígrafe “Aquí tienen nuestro salón de mujeres”. Acaso el mejor homenaje a las mujeres que formaban parte del salón cuya inclusión se debió, precisamente, a sus luchas en diversos ámbitos pero, fundamentalmente, en las calles.


Más de un millar de investigadores critica la perspectiva histórica del Presidente

En el documento “Milei ante la historia argentina”, que ya firmaron más de un millar de investigadores en Historia y Ciencias Sociales se caracteriza la retórica presidencial como “agresiva, clasista y regresiva”. Omar Acha, Federico Lorenz, Marina Franco, Fabio Wasserman, Julio Vezub y Silvina Jensen son algunos de los impulsores del texto que fue traducido a varios idiomas y recibió la adhesión de investigadores extranjeros. “El presidente Javier Milei apela reiteradamente a la historia -se lee-. Señala un supuesto momento dorado del pasado argentino al que ubica, de manera para nada azarosa, antes de 1916 (cuando la participación democrática se amplió a partir de la Ley Sáenz Peña sancionada en 1912). Resulta insostenible la referencia al más alto PBI del mundo y la condición de potencia mundial de la Argentina, con la que vocifera en sus discursos, para sostener una interpretación decadentista de nuestra historia nacional. De la misma manera, tergiversa y manipula el significado histórico de figuras como Alberdi o Roca, apela a descalificaciones con reminiscencias dictatoriales para quienes no piensan como él (’comunistas’, ‘zurdos’, ‘populistas’), y convoca a un ‘Pacto de Mayo’ sin relación alguna con los valores y la historia de la revolución de 1810″.