En los medios

El Cronista
14/08/17

El pájaro canta hasta morir: derrota peronista reactiva suba en bonos argentinos

Según el director de la Maestría en Finanzas, "el resultado de ayer muestra a un gobierno contundentemente ampliando consenso a nivel nacional" y hace posible especular con "un segundo gobierno de Cambiemos pasado el 2019, aspecto que no pasará desapercibido en lo referente a la dinámica de activos argentinos"

Por Germán Fermo
Contundente triunfo electoral de Mauricio Macri: para cambiar primero hay que existir. Es esperanzador percibir quizá, el inicio de un lento adiós a setenta años de peronismo empobrecedor, parecería que los argentinos nos vamos dando cuenta de que ya es tiempo de consolidar una alternativa diferente que nos saque de esta miseria africana en la que nos dejaron. El resultado de ayer muestra a un gobierno contundentemente ampliando consenso a nivel nacional y superando satisfactoriamente su primer gran escollo electoral, pero al mismo tiempo, denota todavía la carencia de un apoyo plenamente mayoritario, circunstancia que seguirá poniendo freno a cualquier intento significativo de reestructuración económica, más aún frente a una ciudadanía que hasta ahora no alcanza a comprender plenamente lo urgente que es cambiar nuestra estructura microeconómica a los efectos de propiciar las condiciones necesarias para un crecimiento sostenido, aspecto indispensable para desterrar pobreza. Del otro lado de la ecuación, se observa a un kirchnerismo derrotado y en claro proceso de licuación definitiva, lo que alguna vez fue un contundente 54% nacional que casi nos condena a Venezuela, ahora representa sólo una irrelevante minoría, lo cual tuvo y seguirá teniendo impactos positivos en la valoración de activos argentinos. Incluso, feudos aparte, bien podríamos decir que en las elecciones de ayer no hubo un solo líder peronista ganador con contundencia, no creo haber visto algo similar en toda nuestra historia democrática. El peronismo debería a esta altura de los acontecimientos comenzar a delinear seriamente una estrategia anti-extinción y a plantearse cómo armar poder fuera del poder, terreno ampliamente desconocido para sus líderes. En este marco político, se comienza a vislumbrar la no irrelevante probabilidad de ver a un segundo gobierno de Cambiemos pasado el 2019, circunstancia inédita para el justicialismo, aspecto que no pasará desapercibido desde mañana lunes en apertura, en lo referente a la dinámica de activos argentinos.

El viernes pasado los activos argentinos anticiparon a un Macri “no efímero”. Recordemos que la generalidad de los ADRs operó en un entorno de +3% y la parte larga de la curva soberana de bonos superó el +1.2%, en una clara señal de un mercado que decidió aumentar en su último día hábil pre-electoral la exposición hacia riesgo argentino de caras a los resultados del ayer, domingo. También es cierto que en las últimas semanas los activos argentinos tanto acciones como bonos largos, estuvieron operando con cierta pesadez que, sin ser dramática, comenzó a descontar preocupación respecto al resultado electoral que el oficialismo pudiera alcanzar en la madre de todas las batallas, la eterna Provincia de Buenos Aires. A esto se le sumó un dólar que se despertó de su infinito letargo depreciándose histéricamente casi un 10% y erosionado en su camino, la tasa devengada en Lebacs de casi todo un semestre. Más allá de que los argentinos vivimos la evolución del dólar como si fuese un partido de fútbol, nada de lo acontecido parecía indicar un drama y hoy los mercados probablemente convaliden dicha realidad no crítica y reanuden la tendencia positiva con la que Argentina viene operando desde las PASO 2013, evento en el que comenzó la dilución del kirchnerismo.

Las tres formas de jugar el resultado de ayer. Primero, posicionarse short dólar y long pesos tendría sentido, por lo que armar posiciones en la parte corta de la curva de Lebacs retornaría como una de las estrategias a seguir. A tres meses vista estamos hablando de una posición que en pesos devengaría aproximadamente un 6% bruto más una apreciación del peso contra el dólar que no descarto, por lo que bien podría generar en torno a 7% en dólares para los próximos 90 días. Segundo, respecto a la parte larga de la curva soberana, recordemos que la compresión de spreads se paralizó desde inicios de año y el resultado electoral de ayer probablemente genere una continuación de la tendencia observada en gran parte del 2016 hacia una reducción adicional de riesgo país. Esta potencial compresión de spreads debería jugarse con los bonos más largos como Argentina 2037, 2046 y el polémico e incomprendido bono centenario, recordando que este último tiene mucha más convexidad y, por lo tanto, se aceleraría fuertemente respecto al resto de los bonos largos propiciando una mayor potencialidad de toma de ganancias digamos, hacia el cierre del año. Tercero y finalmente, los resultados de ayer dan una excusa más para que las acciones argentinas retomen su sendero alcista y se saquen de la mochila la no inclusión de emergentes de hace ya unas cuantas semanas.

El peronismo nunca enfrentó un opositor como Macri: implicancias en la valuación de activos argentinos. Respecto a Raúl Alfonsín, Macri tiene la gran ventaja de tasas colapsadas y una soja que, sin estar en máximos, muestra niveles muchos más altos que en los 80s. Mientras Alfonsín llegó a enfrentar tasas al 20% anual, Macri se encontró con una tasa a 10 años de USA en 2%, nada más y nada menos, que diez veces más baja, casi en mínimos históricos. Respecto a Fernando de la Rúa, Macri tiene la ventaja de haberse encontrado con un país relativamente desendeudado y también con un precio de soja más favorable. Por lo tanto, el peronismo deberá comprender que este gobierno dispone para el próximo lustro de un aliado, el endeudamiento externo, que no tuvieron sus dos predecesores inmediatos y esto aumenta sustancialmente las chances de supervivencia. De hecho, la Argentina de hoy bien puede concebirse como un experimento político único y no visto antes por nosotros: un presidente no peronista teniendo claras chances de ser reelegido democráticamente y más aún, con un formidable recambio potencial personificado en María Eugenia Vidal, a esta altura, claramente presidenciable. Este paradigma, independientemente de los fundamentos subyacentes, será en mi opinión, el principal motor de la dinámica de activos argentinos hacia el 2019. El mundo seguirá sin hacernos demasiadas preguntas y toda la tracción permanecerá como hasta ahora con un marcado perfil político, sustentado en la permanencia de un gobierno no peronista en el poder a mediano plazo.

Impactos en economía real a mediano plazo. No espero grandes anuncios para los próximos dos años, seguiremos endeudándonos y comenzaremos a observar una economía que probablemente rebote fuerte, borrando de la memoria tan cortoplacista de los argentinos los dos años de debilidad que venimos observando desde el 2016, fruto de las variadas y necesarias correcciones que el oficialismo debió implementar en la ultrajada economía argentina. Por lo tanto, es factible imaginar a una economía en plena etapa de expansión consumista de caras a la elección que verdaderamente importa, las presidenciales del 2019, y en el medio, un gobierno sumamente cauto siguiendo un sendero muy gradual que pone en la desinflación a su principal objetivo económico. De esta manera, me imagino que el primer mandato del presidente Macri culminará con tres grandes logros económicos: a) eliminación del nefasto e incomprensible cepo cambiario, b) resolución definitiva del conflicto con los holdouts, c) ubicar a la Argentina en un sendero inflacionario cercano a un dígito. Tremendos logros los tres, pero dada la pesadísima herencia del kirchnerismo, dichos resultados serán insuficientes a mediano plazo si no se los complementa con el inicio de un largo periodo de reestructuración que involucre reformas a nivel tributario y laboral, que nos vuelvan a convertir en un país normal y viable, aspecto no alcanzado en esta Argentina en cámara lenta en la que decidimos vivir.

Impactos en activos financieros a mediano plazo. Tengo la sensación de que Argentina seguirá traccionando positivamente en mercados financieros por expectativas de supervivencia política y, por lo tanto, el resultado de ayer será bienvenido por una comunidad internacional que ve en el “no-peronismo” una formidable fuente de valor tanto para acciones como para bonos largos. Por lo tanto, este resultado que claramente significa un fortalecimiento del status quo alcanzado en 2015, será visto desde New York como que Macri superó exitosamente su primer gran test político y será leído como el primer paso hacia la continuación del oficialismo al frente de nuestro país. En la medida que el apetito a riesgo global se mantenga y recordemos que el S&P sigue casi en máximos históricos y con la segunda racha ganadora más larga de su historia, la tendencia positiva para activos argentinos mostrada en el primer semestre del año probablemente se reanude de caras a lo que resta para el 2017, tanto en renta fija como variable.

Deberemos convertirnos en la generación del sacrificio, de la paciencia y por sobre todo, de la convicción plena. Quizá los argentinos sin darnos cuenta todavía, estemos comenzando a aprender el significado de convivir en un contexto democrático bajo una propuesta diferente al peronismo. Este incipiente proceso de aprendizaje y convicción será mucho más lento de lo que algunos esperarían y hasta tanto no se convalide, el oficialismo carecerá de suficiente apoyo político y social como para emprender las reformas estructurales que exige nuestra diezmada economía. Recomponer 70 años de errores y desaciertos llevará décadas, nada será inmediato y mucho menos libre de costo. La Argentina de hoy exhibe una pobreza inaceptable, ese fue el fulminante legado del populismo kirchnerista, un movimiento que se convirtió en una muy eficiente fábrica generadora de pobres. Entonces, y aun comenzando a hacer todo bien desde hoy mismo, nuestro mejor escenario posible sería converger a Chile digamos, a treinta años vista. La nación andina pudo en estos últimos treinta años reducir su pobreza del 40% al 11% actual. Dependerá entonces de nosotros, la generación de la inflexión potencial, sacrificarnos para que los que siguen puedan disfrutar de un país más digno y socialmente justo. No nos espera otra cosa que sacrificio, paciencia, y por sobre todo, convicción plena, lo actuado ayer quizá sea el primer gran paso hacia un cambio genuino y sostenible.