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Clarín
23/06/17

Democracia saludable: se quebró el récord de estabilidad institucional en la Argentina

Catalina Smulovitz, vicerrectora y profesora de Ciencia Política de la UTDT, sostiene que “el carácter hipersanguinario de la última dictadura hizo que revisaran su posición aún actores que pensaban los golpes como un mecanismo de intervención circunstancial"

Por Juan Brodersen
Desde que la Argentina adoptó el voto universal hace más de un siglo, sólo tuvo algo más de 13 años ininterrumpidos de democracia. Hasta ahora.

Todo arrancó con la llamada ley Sáenz Peña de 1912, que estableció el sufragio secreto y obligatorio masculino. Desde entonces, únicamente las 2 presidencias de Hipólito Yrigoyen más la de Marcelo Torcuato de Alvear, entre 1916 y 1932, llegaron a los 5.077 días sin cortes.

Esa cifra acaba de superarse: fue el 18 de abril de este año, cuando el país logró romper un récord y dejó atrás, por fin, un siglo de salidas anticipadas del poder.

El siglo XX estuvo lleno de intermitencias institucionales.

Yrigoyen en su segunda presidencia, Ramón Castillo, Juan Domingo Perón en su reelección, Arturo Frondizi, Arturo Illia y María Estela Martínez de Perón fueron derrocados por golpes militares.

Roberto Marcelino Ortiz, José María Guido, Héctor Cámpora y Raúl Alfonsín no terminaron sus mandatos por diversas razones. Fernando de la Rúa enfrentó una de las crisis más importantes del país y en 2001 también dejó el sillón de Rivadavia de manera anticipada.

Néstor Kirchner inauguró en 2003 el período que rompió el récord de continuidad democrática en la Historia argentina: ya van 14 años de presidencias sin quiebres institucionales.

En total, hasta hoy, son 5.143 días seguidos. Y le tocó a Mauricio Macri estar al frente del país.

Qué importa

Para Claudio Belini, especialista de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en historia económica argentina del siglo XX, “por supuesto, la democracia no resuelve todos los problemas pero constituye sin dudas la base sobre la cual podremos construir una sociedad más justa y asegurar la libertad para todos”.

Doctor en Historia, Belini explica a Clarín que "el período abierto en 1983 no tiene precedentes: hace más de 30 años que vivimos bajo un régimen democrático con la vigencia de las garantías establecidas en la Constitución. La estabilidad institucional se entiende, en buena medida, por la experiencia trágica de la última dictadura”.

María Inés Tato, también doctora en Historia e investigadora del Conicet, sostiene que “un factor clave para la inestabilidad institucional que atravesó la Argentina en el siglo XX fue la cultura política autoritaria que caracteriza a la sociedad y se refleja en el sistema de partidos”.

Nuestro país, de acuerdo con la especialista, "ha tendido a la polarización, a la apropiación excluyente de la representación de la nación y a la deslegitimación del adversario, muy a menudo concebido como enemigo”.

El récord de continuidad, para Tato, consolida “una democracia republicana estable y sólida”, básica para la vida en la sociedad civil. Pero advierte: “Aún falta mucho por hacer para que no se limite a un mero procedimiento electoral ni a una retórica hueca: debe plasmarse en una efectiva igualdad ante la ley y en el acceso igualitario a los derechos sociales”.

Catalina Smulovitz, especialista de la Universidad Di Tella, dice que este período 2003-17 cristaliza la idea de que los golpes ya no son una opción.

“El carácter hipersanguinario de la última dictadura hizo que revisaran su posición aún actores que los pensaban como un mecanismo de intervención circunstancial", afirma.

Sin embargo, alerta sobre los riesgos actuales a los que llama “deslizamientos graduales hacia formatos más autoritarios".

"Lo que pasa en algunos países es una indicación de que las libertades democráticas no están aseguradas desde siempre y que las formas de perder los espacios democráticos suelen pensarse en cambios abruptos porque esa ha sido nuestra experiencia histórica”, sostiene.

Smulovitz, experta en la relación entre sociedad civil y militares, habla de “mecanismos más imperceptibles: cuando uno mira el proceso entero, lo que observa es una limitación de derechos o privilegios”. Ejemplos: la remoción de Dilma Rousseff en Brasil o el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.

105 años atrás

La ley Sáenz Peña de 1912 no incluía a las mujeres, que se incorporaron recién 35 años más tarde.

“Es cierto que habría que contar desde el primer gobierno peronista, en 1946, cuando se instaura el voto femenino. Pero hay un consenso de que la Argentina se empieza a organizar institucionalmente a partir de 1912”, dice a Clarín el periodista Horacio Alonso de Ámbito Financiero.

Alonso difundió el dato del récord el 18 de abril, cuando Macri cumplió 495 días de mandato y el país llegó a esos 5.078 días de democracia seguida: uno más que la combinación Yrigoyen-Alvear.

El historiador Fernando Devoto (UBA, Instituto Ravignani, UCA) explica en Historia de la inmigración argentina que el voto obligatorio de 1912 inaugura la institucionalidad argentina junto con la ley 1.420 de educación pública. Se lo llamó "perfeccionamiento obligatorio" y buscaba integrar a los hijos de inmigrantes.

Desde entonces hubo 5 golpes de Estado, 12 presidentes de facto, 22 años de regímenes militares: en total, 7.912 días contra la democracia.

Hoy van 5.143 a favor y sin interrupciones.