En los medios

El Economista
16/06/17

Los desafíos del envejecimiento

Según Eduardo Levy Yeyati, decano de la Escuela de Gobierno, “el ‘bonus’ demográfico solo agrega productividad si esa gente joven es productiva"

En el marco del programa gubernamental Argentina 2030, un grupo de economistas debatió sobre los “desafíos económicos de envejecimiento poblacional”, anticipándose a problemas del futuro.

En el salón de actos de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires discutieron sobre la importancia de aprovechar el “bono demográfico” del que dispone el país y la posibilidad de repensar el sistema de pensiones.

Basavilbaso destacó que el sistema previsional argentino es “robusto”, con una cobertura del 37,5%, que está por encima del promedio de la región. Además, señaló que el nivel de sus prestaciones también se ubica por encima de la media latinoamericana.

Contra las posiciones de algunos economistas que lo acompañaron en el panel, Basavilbaso consideró importante el “pilar contributivo” del sistema argentino. Dijo que dado el alto nivel de informalidad laboral que existe en el país, las pensiones contributivas funcionan como un “premio” a la formalidad y como un estímulo. En ese sentido, el funcionario consideró que “el principal motivo de la informalidad laboral es la informalidad de la empresa” y agregó que si se logra corregir eso “nuestro sistema sería sustentable, con mucho”.

De todos modos, Basavilbaso destacó la pensión universal universal a la vejez instalada el año pasado mediante la ley de Reparación Histórica, que permite que los mayores de sesenta años puedan percibir el 80% de la jubilación mínima aún sin cumplir con los requisitos para jubilarse.

El macroeconomista José María Fanelli propuso situarse en 2030 y pensar que deberíamos estar haciendo ahora para llegar a ese momento sin problemas. Tomó como ejemplo el caso de Japón, el país más envejecido, e hizo un repaso de su historia económica reciente. Según dijo, Japón alcanzó el máximo de ahorradores primarios a mediados de 1990. La inversión sobre el PIB pasó del 20% a principios de 1950 a 37% en los tempranos 1970 y cayó sustancialmente desde 1995 en adelante. De importador de capital en los ‘50 pasó a exportador a principios de los ‘80 y de deudor neto del resto del mundo, pasó a acreedor neto. “Cuando Argentina salga del bono demográfico, en 2035, deberíamos haber hecho lo que hizo Japón. Y lo estamos haciendo, pero al revés”, bromeó.

Por su parte, Eduardo Levy Yeyati consideró que “el ‘bonus’ demográfico es un arma de doble filo, porque agrega productividad solo si esa gente joven es productiva, sino agrega sólo gente y se convierte en bono, en deuda”. En este punto, mencionó el problema de la educación y el “descalce” que existe entre las habilidades disponibles y las requeridas. “En los mejores colegios del país, hoy se enseña latín”, ejemplificó Rafael Rofman, otro de los economistas del panel. Levy Yeyati agregó que, además de mejorar la pertinencia de los contenidos educativos, es importante incluir una mayor cantidad de mujeres en el mercado de trabajo (para lo que sería necesario generar un sistema de cuidados), así como permitir la integración de adultos mayores que desean continuar en funciones y de jóvenes que subutilizados. Sin embargo, señaló que el empoderamiento de las personas no es suficiente, sino que debe ir acompañado de un aumento de la demanda de trabajo.

Aquí irrumpió el aspecto de la tecnología y sus posibles efectos. “Los límites en la generación de trabajo asalariado podrían ser estructurales a futuro y tendríamos que pensar formas de redistribuir ingresos. La renta universal es una posibilidad a veinte o treinta años”, sostuvo.