En los medios

La Nación
19/03/17

El juego de las expectativas: ¿cuánto influyen en la economía?

"La historia muestra que las expectativas que captura nuestro índice están moderadamente correlacionadas con la inflación y que, a la postre, se terminan materializando", señaló Juan José Cruces, director del CIF de la UTDT

Por Sofía Terrile

"La confianza que la gente tiene en sus creencias no es una medida de la calidad de la evidencia sino de la coherencia de la historia que su mente ha conseguido construir." La frase es atribuida a Daniel Kahneman, psicólogo, especialista en conducta y premio Nobel de Economía en 2002. En la Argentina, un país con vaivenes, las creencias son potencialmente peligrosas si, además, se proyectan a futuro y se meten con la economía. Las expectativas -influidas no solamente por lo cognitivo sino también por lo emocional, como dice Kahneman- pueden ser tan perjudiciales como una mala decisión de política económica.

Las variables de la economía argentina tienen un abanico de reacciones ante las expectativas que dependen del contexto global y local y, claro, de la fe en el gobierno de turno. Ansiedad, confianza y desconfianza se mezclan en un juego en el cual lo que sucede en las finanzas del país y en los bolsillos de los habitantes puede ser tan maleable como la plastilina. Las más sensibles, según los especialistas consultados por LA NACION, son tres: la inflación, el dólar y el consumo.

En referencia a la última, el experto en branding Fernando Moiguer recordó un estudio que hizo sobre los determinantes del consumo. Para la Argentina, el más importante a la hora de comprar lo constituyen las expectativas. En el índice de correlación analizado, +1 significa una alta correlación directa entre los factores, -1 señala una alta correlación inversa y 0 significa la inexistencia de correlación. Entre el consumo y las expectativas ese índice alcanza 0,74, contra 0,49 cuando se analiza la relación del consumo con el sueldo, o 0,54 si el determinante es la "imagen presidencial".

En cambio, señala, en Chile reina la racionalidad y las expectativas no influyen más que el salario. Las diferencias no son casualidad, insistió Moiguer: "Los argentinos estamos locos de atar. Si uno revisa el recorrido de nuestra sociedad en los últimos 15 o 20 años, en especial lo que sucede con los porteños, se ve que consumimos claramente por expectativas. El ciclo de los Kirchner terminó con volúmenes récord de consumo: la gente sabía que venían cambios, llevó la compra hasta el último minuto", ejemplificó.

Esa lógica, según dijo, estaba apoyada en las expectativas de que "la inflación era alta" pero que el salario recuperaría valor -aunque "no siempre fuera así"- y en verificadores sociales dados por el humor del país. "Antes, si te comprabas un televisor de 42 pulgadas en 24 cuotas eras un vivo bárbaro. Hoy, si lo hacés te callás la boca, porque no hay verificadores que digan que consumir está bien", añadió.

Ese vaivén, agregó, hace que las marcas tengan que estar especialmente atentas a la ciclotimia de los argentinos y sepan cómo hablarles a sus consumidores en cada momento. "Eso hace que últimamente esté en pleno empleo la gente que maneja marcas y que cada vez se busquen mejores profesionales. Las empresas entienden cada vez más que por ahí pasa lo relevante en el consumo: en el rol de las expectativas", dijo.

También la inflación baila muy pegada a las expectativas. El Centro de Investigaciones en Finanzas (CIF) de la Universidad Di Tella mide desde hace 12 años qué esperan los argentinos de los precios. "La historia muestra que las expectativas que captura nuestro índice están moderadamente correlacionadas con la inflación y que, a la postre, se terminan materializando", señaló Juan José Cruces, director del CIF. El economista indicó que las expectativas de inflación "influyen más que nada en la intensidad de las negociaciones de precios y salarios de los agentes económicos", y destacó el uso de las predicciones por parte de empresas y bancos centrales.

Por ejemplo, en la Argentina, a mitad de 2016 el Banco Central retomó el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), un estudio que publicó entre 2004 y 2012 y que permite un seguimiento sistemático de los principales pronósticos macroeconómicos de corto y mediano plazo. "Tiene como objetivo contribuir con la política de transparencia en la comunicación, fundamental para todo banco central que sigue un mandato primordial de estabilidad de precios bajo un esquema de metas de inflación", reza la presentación de los documentos en la Web de la institución. El trabajo contempla una encuesta digital a más de 60 instituciones y analistas nacionales y extranjeros, y busca ser relevante para otras entidades financieras, empresas y el público, no solamente para decisiones de política monetaria y económica, sino también para las de consumo e inversión.

"En un país volátil como la Argentina, claramente la expectativa es crucial, y por eso está tan de moda el sistema de inflation targeting o metas de inflación, que con la comunicación busca influir en los agentes para cumplir esas metas", opinó Eduardo Fracchia, director del área académica de Economía de IAE Business School. Añadió, entre risas y para graficar la ansiedad que acompaña a una economía que tuvo períodos turbulentos, que la pregunta que más recibe en los pasillos de la escuela de negocios en la que da clases no es "¿cómo estás?", sino "¿cómo venimos?" Luego, recordó el pensamiento del economista Juan Llach, que afirma que a la Argentina le falta un acuerdo económico-social entre los distintos actores para bajar la inflación.

El economista Ramiro Castiñeira, de la consultora Econométrica, apuntó un ámbito más donde las expectativas jugarán un papel protagónico en 2017: las inversiones. Afirmó que los mercados aún esperan que la "sociedad defina claramente qué modelo de organización económica quiere", y que eso se confirmará en las elecciones legislativas. "Las expectativas no son peligrosas, las que son peligrosas son las decisiones que se toman en cada gobierno -reflexionó-. Lo que espera la gente está en función de eso."

Alfredo Fagalde, director general de Manpower Argentina, opinó sobre las perspectivas en el mercado de trabajo. La consultora realiza trimestralmente la Encuesta de Expectativas de Empleo, que indaga qué harán con su plantilla 60 empresas líderes de diferentes sectores. Según el directivo, las curvas son muy similares a las cifras del Indec, por lo que el estudio permite elaborar tendencias para proyectar "tanto para el empleador como para el empleado" cuáles van a ser los sectores que tomarán o desvincularán personal. "El mercado de trabajo no es sensible a las expectativas sino a las realidades", concluyó.

Los estudios conductuales continuarán con fuerza en el ámbito académico. Y, si según los psicólogos las expectativas en cualquier relación personal determinan en muchos casos si se hunde o si sale a flote, en el noviazgo inestable de los argentinos con la economía continuarán jugando un rol similar.