En los medios

La Gaceta de Tucumán
18/09/16

"La reputación de un país no cambia de un día para el otro"

Licenciado en Economía por la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), es doctor en Economía por la Universidad de Chicago. Fue rector de la Universidad Torcuato Di Tella, de la que hoy también es miembro del Departamento de Economía. Se desempeña como economista senior en la Reserva Federal de Minneapolis (Estados Unidos).

Por Juan Pablo Nicolini

¿Qué puede aportar la economía para dejar de pensar en el pasado y vislumbrar un futuro? Ese es uno de los desafíos del Bicentenario y forma parte del Coloquio “Perspectivas en Crecimiento y Desarrollo Económico” que se realizará el próximo miércoles en el teatro “Rosita Ávila” ubicado en el Hilton Garden Inn de Tucumán. Y la apuesta no es sencilla, pero tampoco imposible. Por esa razón, un grupo de argentinos que transmiten su conocimiento por el mundo ha decidido volcarlos a través del coloquio, organizado por el Ente Provincial del Bicentenario Tucumán 2016, y cuyo coordinador académico es Juan Pablo Nicolini, un tucumano que actualmente es economista senior en el Banco de la Reserva Federal de Minneapolis (EEUU) y docente en la Universidad Torcuato Di Tella. En una charla telefónica con LA GACETA, Nicolini explica que hay una necesidad de ese equipo de académicos de pensar en políticas económicas de largo plazo que le permitan a la Argentina, desde Tucumán, armar una agenda de acciones. 

-¿Por dónde se empieza a estructura esa agenda?

-Creo que hay dos o tres aspectos vinculados con la coyuntura para saber, como punto de partida, qué es lo que sucederá de aquí a dos años. Uno es el déficit fiscal; el otro, la inflación. Uno es más político que el otro porque hay que resolver qué hacer con los recortes y con los impuestos. Y eso siempre cuesta, pero no es imposible. Hay mucho subsidio volcado a la clase media y alta; por lo tanto, los recortes no deberían pasar ni por las escuelas ni por los hospitales, tampoco para la gente que la está pasando mal. Sí se puede apostar a una pequeña combinación entre recorte del ciertos gastos y un poco (suba) de impuestos, algo así con más Ganancias para que toque más a los de altos ingresos. En suma, no es un problema que, técnicamente, resulte difícil; pero políticamente hay que saber llevarlo. 

-¿Un saneamiento de esa naturaleza permitiría conseguir el financiamiento deseado?

-Hay financiamiento internacional disponible, a tasas carísimas del 8% para la Argentina, si se toma en cuenta que para el resto del mundo llega al 2%. No es necesario que el saneamiento o ajuste fiscal sea muy grande. Puede ser corregido a dos o tres años, vía financiamiento externo, para la transición. No generará inconvenientes técnicos profundos, en la medida que eso se realice con el fin de resolver el tema de la inflación. Creo que a la gente que hoy conduce el Banco Central de la República Argentina (BCRA) le recontra sobra capacidad para hacerlo. Es necesario cortar la necesidad de financiar al Estado por esa vía. Cuando eso se consiga, y creo que puede ser posible porque sobra habilidad de los funcionarios y técnicos, creo que se puede pensar en una Argentina con una tasa de inflación al 5% en tres años. Insisto, es fundamental bajar el déficit y tener un plan gradual de reducción inflacionaria, de tal manera que permita tener un Banco Central como el de Brasil, un país que, pese a tener un lío político espantoso, tiene una tasa del 10%. Ojalá nosotros la tuviéramos. Y si ese no es el ejemplo, podemos mirar también lo que hace Perú, Chile, México o Uruguay, que emplean políticas razonables, que no generan déficit fiscal para financiarse. Una vez resuelto eso, aclara el panorama, el clima para los negocios. 

-En cierta medida, las expectativas del Foro de Inversión y Negocios que se hizo en la Argentina era pensando en una aparición más visible de las inversiones para crecer...

-Hay que hacer lo que se está haciendo y esperar. Limpiar lo necesario para que se reduzca la burocracia, con reglas claras y sencillas, y generar esa sensación de que hay coordinación con la oposición política al Gobierno. ¿Por qué esto último? Más allá de quien gane las elecciones en el próximo turno electoral presidencial, los inversores necesitan tener un panorama de continuidad de políticas económicas y no, por ejemplo que, en el caso de las importaciones se autorice una por una porque eso entorpece el clima de negocios, como lo vimos en los últimos cuatro o seis años. 

-En este momento, ¿la Argentina es un territorio donde se puede invertir?

-Yo creo que sí, pero hay que ser conscientes de que pasaron muchas cosas raras durante varios años. Entonces, los inversores que van a venir a hacer negocios al país y, a lo mejor, quieren hacer renta en seis años, comienzan a volcar capitales con negocios chicos. En consecuencia, es difícil predecir la velocidad exacta para determinar la llegada de capitales. Y en esto es necesario establecer la conducta de los líderes políticos de la oposición respecto de lo que vino siendo la visión sobre el mundo que tenía la gestión anterior. Hay que establecer políticas de Estado que generen tranquilidad entre los inversores, más allá de los resultados electorales, como se observa en Chile que, pese al cambio de signo político en el Gobierno, sus políticas se mantienen. Así, los vaivenes políticos les preocupan relativamente poco a los inversores. No valen los vendavales de cambios.

-¿Cómo nos observan desde afuera del país?

-El panorama ha cambiado mucho desde el momento en que el nuevo gobierno comenzó su gira por el mundo para intentar demostrar que hay una situación completamente distinta de la que se profundizó en 2005 o 2007. El manejo político de entonces fue un poco difícil de entender para los actores internacionales. Y la percepción que hoy hay es que la cosa, claramente, está cambiando. La siguiente pregunta que se hace el mundo es: ¿por cuánto tiempo llegará el cambio? Sólo cuando se responsa ese interrogante se sabrá cuan sustentable es el cambio de visión sobre la Argentina. 

-Los CEO que vinieron a participar del Foro de Inversión han reclamado reglas claras...

-Por eso involucro a la clase política con chances de ocupar el Poder Ejecutivo para que establezcan reglas básicas y que generen políticas estables para que el mundo pueda entender hacia dónde va la Argentina. En el pasado reciente, hemos tenido conductas esquizofrénicas con el mercado de capitales internacionales. La Argentina se mostró como un país que nunca más iba a pedir plata. Es una postura respetable y tiene sus méritos. Pero si ahora decide pedirla no pude modificar las reglas del mercado. O participa o no lo hace. No se puede decir que está bien cuando recibe la plata y que está todo mal en el mercado cuando tenga que pagar. Esa esquizofrenia argentina generó incertidumbre. Lamentablemente, seguimos siendo un país en el que el mundo no confía. Y le dimos razones.

-¿Qué hay que hacer para que vuelvan a confiar?

-La lluvia de inversiones son clave, pero hoy veo una garúa. La reputación de un país no cambia de un día para otro. Naturalmente, hay optimismo y expectativa por el rumbo que pueda adoptar, en materia económica, la Argentina. Pero no podemos perder de vista que los cambios recién están empezando.

COLOQUIO 

Un premio Nobel, en Tucumán

“Perspectivas en crecimiento y desarrollo económico”. Así se denomina el coloquio que se realizará el próximo 21 de este mes en el hotel Hilton Garden (Miguel Lillo al 300, en la capital provincial) y que contará con la conferencia central del Premio Nobel de Economía, Robert Lucas. La entrada es libre y gratuita y el Coloquio forma parte de las actividades por el Bicentenario de la Independencia.

EXPERTOS

Nacionales e internacionales

El Coloquio reunirá a especialistas nacionales e internacionales, quienes expondrán sobre el crecimiento y el desarrollo económico, y la relación e interacción con la realidad, es decir, con la salud, las políticas sociales, seguridad y educación, entre otras áreas. En la jornada se presentarán Timothy Kehoe (Universidad de Minnesota), Rafael Di Tella (Universidad de Harvard), Silvana Tenreyro (Escuela de Economía de Londres) y Juan Pablo Nicolini (Reserva Federal de Minneapolis), entre otros.