Exhibición de fin de año. Fotografía: Ivan Breyter.


Di Tella Arquitectura


La Arquitectura es una forma de conocimiento. Aunque puede sonar obvia esta afirmación desde un ámbito académico, argumentar lo contrario implicaría creer que nada de este esfuerzo colectivo tiene sentido… Aun así, por más redundante que parezca, de vez en cuando es saludable decirlo en voz alta.

Esta afirmación nos permite entender que no estamos solos frente al mundo. Que contamos con un saber disciplinar destilado durante miles de años al servicio de nuestro presente. Bajo esta perspectiva, estudiar Arquitectura se asemeja a viajar en el tiempo con una hoja de ruta ideada a nuestra medida. Implica aproximarse a una constelación latente y expansiva, repleta de casos y técnicas que transportan consigo las conquistas y las agendas pendientes de las generaciones que nos anteceden.

El enorme volumen del cuerpo disciplinar hace que gran parte de nuestro trabajo como profesores se encuentre relacionado con organizar su contenido, con traerlo hasta nuestro ámbito, hasta nuestro tiempo, para luego brindarlo con la mayor objetividad posible a nuestros estudiantes. Pero la tarea no termina ahí. La parte más delicada de esta actividad académica consiste en poner a prueba el conocimiento heredado, en verificar su pertinencia, su capacidad operativa en el aquí y ahora. Como Escuela debemos ser conscientes de que las variables que atraviesan el día a día tienen el poder de erosionar todo lo que previamente estructuramos, obligándonos así a actualizar nuestros métodos y objetivos.

Este desfasaje entre conocimiento heredado y contingencia vuelve relevante el perfil de universidades enfocadas en la investigación como la Di Tella. Asumir que cada proyecto supone una puesta a punto de lo aprendido nos permite reforzar nuestra conciencia histórica mientras nos mantenemos atentos a las variables de nuestro entorno. Este ensanchamiento de campo nos invita a ser críticos y propositivos de manera simultánea. Nos estimula a mirar hacia atrás y hacia adelante con mayor velocidad y ligereza, para finalmente instalarnos en un presente sin nostalgia y sin fascinación por la novedad.

Estudiar en la Di Tella supone expandir exponencialmente el compromiso de construir Arquitectura estableciendo un contrato a largo plazo con el tiempo. Supone forjar una relación fructífera con nuestro pasado para así lograr instalarnos en un presente informado, un presente dotado de espesor cultural, pero a la vez sensible a su propia contingencia. Supone construir una posición y delinear una actitud que nos permita imaginar un futuro deseable. Para, luego, centrar todos nuestros esfuerzos en acuñar el conocimiento que nos permita llevarlo adelante.


Marcelo Faiden
Decano de la Escuela de Arquitectura y Estudios Urbanos.