Miguel Kiguel: "Si se llega a un 5% de inflación la gente va a sentir que se puede vivir"
El profesor de la Maestría en Finanzas fue entrevistado en Modo Fontevecchia sobre el rumbo de la economía argentina.
Miguel Kiguel | Captura de Youtube
Miguel Kiguel, ex director ejecutivo de la consultora Econviews, sostuvo que hay un cambio de paradigma económico en la sociedad argentina. "Ahora hay un péndulo que lleva a que la población quiera un sector público mucho más chico", expresó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).
Muchos economistas ortodoxos critican o advierten que la política económica de Milei va a llegar a un punto de inconsistencia fundamentalmente. Por caso se ha criticado a Cavallo, quien sostiene que la inflación se va a cristalizar entre el 5% y el 6%, lo que finalmente sería un fracaso del plan antiinflacionario, porque sería más o menos la inflación que tuvo hasta el último año Alberto Fernández. ¿Cuál es tu propia visión respecto a estas críticas que se le hacen no solamente a Cavallo sino también a Melconian?¿Y cuáles son las tuyas propias sobre la marcha de la economía del Gobierno?
Creo que el programa económico actual, liderado por el gobierno de Milei en colaboración con Luis Caputo y Santiago Bausili, tiene como objetivo principal la reorganización de la economía nacional. Mi percepción es que este esfuerzo no se centra exclusivamente en combatir la inflación, como ocurrió durante la administración de Macri, cuya promesa de reducir la inflación rápidamente no se cumplió y, en cambio, la inflación aumentó durante su mandato. En lugar de ello, el enfoque actual parece estar primero en ordenar la economía en términos fiscales.
Se ha observado un progreso en esta área, aunque con ciertas preocupaciones sobre la sostenibilidad de algunos ajustes. Por ejemplo, se han planteado cuestionamientos sobre la viabilidad a largo plazo de ciertas medidas, como la contención de gastos en áreas como la atención de la salud y la inversión pública. Es indudable que un país necesita inversiones para su desarrollo sostenible, aunque se reconoce la necesidad de ajustes temporales.
Otro aspecto crucial del programa actual es la corrección de las distorsiones en los precios relativos heredados del gobierno anterior. Este incluía tarifas energéticas subsidiadas y un tipo de cambio desalineado, lo que generaba un gran déficit fiscal y dejaba espacio para sospechas de corrupción con la asignación discrecional de dólares.
La devaluación inicial provocó un aumento transitorio de la inflación al aumentar los precios de los productos y las tarifas. Sin embargo, considero que este fenómeno fue temporal, nunca estuvimos al borde de la hiperinflación. Además, creo que, a largo plazo, la inflación tenderá a disminuir. De hecho, la hiperinflación fue solo un relato que le sirvió a este gobierno.
En cuanto a la inflación, aunque ha descendido desde sus picos más altos, aún no se ha implementado un programa antiinflacionario en serio. Esto se debe a la complejidad de abordar múltiples frentes simultáneamente. Sin embargo, tengo la impresión de que la inflación eventualmente encontrará un punto de estabilización, probablemente entre el 5% y el 7%, como sugieren muchos colegas y según lo indica la experiencia internacional.
Desde mi perspectiva, romper con la inercia inflacionaria es muy difícil, pero el actual programa económico parece estar dando resultados hasta el momento. Llegar a un 5% o 6% de inflación sería un alivio en comparación con las tasas anteriores, aún estando lejos de alcanzar un nivel óptimo. Mi experiencia y análisis histórico sugieren que este proceso requerirá tiempo y un enfoque estratégico específico para lograr resultados sostenibles.
¿La guerra contra la inflación como prioridad?
Probablemente, desde el punto de vista de Milei, haber ordenado los precios relativos, aunque la inflación se mantenga en 5% mensual (como lo tuvo Martín Guzmán en su momento), pueda ser un éxito. Pero da la sensación de que para ganar las elecciones de 2025 o mejorar la cantidad de legisladores, LLA debería aplicar algo semejante a lo que fue el Plan Austral o la convertibilidad. La baja drástica de la inflación se torna necesaria porque 5% es bajo frente al 12% que tuvo el último mes el Gobierno anterior, pero comparado con el mismo mes del año pasado es lo mismo. O sea, no creo que sea suficiente como argumento para un triunfo electoral. ¿Coincide?
La verdad no sé, eso se lo dejo a los politólogos, yo percibo que después del tiempo que vivimos con tanta inflación hasta ahora, si se llega un 5% de inflación la gente va a sentir que se puede vivir. Por ejemplo, en la época de los Kirchner la gente no se preocupaba tanto por la inflación sino por el empleo, y yo creo que en la Argentina el doble objetivo que tiene cualquier gobierno es ese, inflación y empleo.
El año que viene el tema va a ser mejorar el salario real y el nivel de empleo, porque hoy la gente se está bancando una situación muy difícil en términos de poder adquisitivo, a partir de que piensa que hay que normalizar la economía y que hay que hacer algo diferente. De alguna forma, le dan el beneficio de la duda a Milei.
Si yo bajo la inflación al 3% y la economía termina con 12% de desempleo, no sé qué es lo que va a priorizar la gente. La experiencia me dice que a Kirchner, sobre todo en la primera parte de su gestión, le fue bien porque la gente vio que había consumo y empleo y que no priorizó tanto la inflación. Creo que algo parecido va a pasar ahora.
Ese dilema lo va a tener que encontrar el Gobierno en algún momento antes de la elección, el win-win sería una especie de estabilización rápida y reactivante. Pero eso es un plan de shock que hoy no está, hoy es un programa gradualista. No es un programa puro en el sentido de que todavía hay un cepo y que, de alguna forma, le está dando al Gobierno la sensación de que todo anda mejor de lo que anda. O sea, nosotros sabemos que las reservas están subiendo, que el dólar está estable, pero todo eso está con muchos controles, hay que ver cómo funciona esto sin ellos.
El dilema del cepo cambiario
En ese sentido, Marina Dal Poggetto sostuvo que este modelo económico es “cepodependiente”. ¿Es así?
No sabemos qué pasará si mañana se saca el cepo. Hoy sabemos que está tranquilo, pero no sabemos cuál va a ser la tasa de interés. La parte monetaria hoy en día es una situación con el cepo y otra muy distinta sin el cepo.
Hoy vemos que la economía con el cepo es una economía con tasa de interés muy baja y se gana algo de reservas. Cuando Macri sacó el cepo, la tasa de interés y el tipo de cambio subieron, no era lo mismo que en la época del cepo.
Algunos especialistas sostenían que Macri no tendría que haber sacado el cepo el primer día, sino seis meses después, que era la promesa que él tenía y que hubiera tenido consecuencias menores. ¿Sos razonablemente optimista entonces?
Vamos a estar mejor de lo que estábamos y percibo que la sociedad quiere algo distinto, lo cual me parece importante. Es decir, la sociedad, después de dos décadas donde votó por la convertibilidad varias veces y por un modelo específico, ahora votó por otras cosas en líneas generales.
Ahora hay un péndulo que lleva a que la población quiera una economía con un sector público mucho más chico, que realmente premie el esfuerzo que hasta ahora no se premiaba, sino que se prefería un Estado más benefactor. Se está moviendo en esa dirección, y obviamente que la gente no quiere más inflación y quiere trabajo. A mí me parece que eso es positivo, y el Presidente es una persona que a lo mejor leyó eso mejor que otros.
Milei tiene una personalidad compleja, todos lo sabemos, pero yo creo que lo que a mí me da esperanza es el hecho de que hay un cambio, no tanto en los políticos, sino en la gente.
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